Semanas Musicales Gustav Mahler en Dobbiaco

Marlen Bieber cantó la Sinfonía 2 de Gustav Mahler con la Junge Philarmonie Wien bajo la dirección de Michael Lessky en Dobbiaco © Max Verdoes

 

Julio 12 y 13, 2025. La cuadragésima quinta edición de las Semanas de Música Gustav Mahler continuó el éxito de su programa en Dobbiaco (Toblach en alemán), un reconocido destino turístico del Tirol del Sur, donde el compositor bohemio pasó sus vacaciones entre 1908 y 1910 y compuso sus últimas obras orquestales: Das Lied von der Erde, las Sinfonías 9 y 10 (esta última inconclusa). 

Los eventos programados para la segunda quincena de julio, con un apéndice a principios de agosto, buscaron explorar la vida y la obra de Mahler, con una perspectiva del círculo de compositores estrechamente vinculados a él en estilo y lenguaje. Como es habitual, el programa ofreció una variedad de propuestas, lo que subrayó la amplitud de horizontes artísticos del festival: desde conciertos sinfónicos hasta música de cámara, con presentaciones y talleres de música para niños, que culminaron con un simposio internacional de tres días sobre el tema “Mahler y el humor”. 

El fin de semana inaugural comenzó el 12 de julio con una velada dedicada íntegramente a la Sinfonía 3 en Re menor, para contralto, coro femenino, coro infantil y orquesta, es una obra monumental concebida entre 1893 y 1896, profundamente vinculada a la precedente e igualmente grandiosa Sinfonía 2. Su estructura describe todas las etapas de desarrollo, abarcando la naturaleza, los animales y la humanidad, hasta llegar a lo supremo: una suerte de gran visión sobre los orígenes del mundo. 

Los seis movimientos se dividen en dos partes: la primera consiste en el imponente primer movimiento, que por sí solo abarca la duración de una sinfonía clásica; la segunda abarca los movimientos restantes de la composición. La extraordinaria naturaleza de la obra reside no solo en su tamaño, completamente inédito, sino también en su imponente instrumentación y el uso de la voz: participan una contralto solista, un coro femenino y un coro infantil. 

La interpretación en Dobbiaco de este Everest musical estuvo a cargo de Michael Lessky, director de la Junge Philharmonie Wien, fundada por él mismo en 1997 con el objetivo de promover el talento juvenil austriaco. La armonía entre el director y el conjunto fue evidente, fruto de su larga colaboración; sin embargo, cabe mencionar que la interpretación presentó algunas debilidades: Lessky pareció perder de vista, en ocasiones, las innumerables revelaciones que ofrece la partitura y, a pesar de sus méritos, su lectura en general reveló cierto desequilibrio y cierta monotonía expresiva. 

Por su parte, el conjunto austriaco dedicó un gran esfuerzo a su interpretación de Mahler, pero no estuvo exento de imprecisiones, especialmente en la sección de metales, a pesar de demostrar una extensa experiencia previa y una constante dedicación. La contribución de los Wiltener Sängerknaben, jóvenes formados por Johannes Stecher, fue encomiable por su precisión, consistencia y preparación. La interpretación de la sección femenina de la Chorakademie Wiener Staatsoper, dirigida por Mario Steller, fue igualmente exhaustiva y cohesionada. 

La mezzosoprano Marlen Bieber, en el cuarto y quinto movimientos, hizo gala de un instrumento versátil, capaz de captar las sutilezas de los textos de Mahler, siempre atenta al fraseo y con el apoyo de una sólida técnica. La velada concluyó con una aclamación entusiasta del público, que recibió con entusiasmo a todos los intérpretes de la partitura de Mahler.

 

El ensamble instrumental Divinerinnen interpretó un concierto dedicado a la “Schrammelmusik”, o música folclórica vienesa

 

El segundo concierto del programa, el 13 de julio, estuvo dedicado a la llamada “Schrammelmusik”, o música folclórica vienesa. Este género floreció poco antes de mediados del siglo XIX y posteriormente fue canonizado por los hermanos Schrammel, de quienes tomó su nombre. Esta música se disfrutaba especialmente en tabernas de las afueras de la ciudad, así como en posadas y cafés. No estaba destinada al baile, sino principalmente al oído. Inicialmente, el repertorio era exclusivamente instrumental, pero con el tiempo se introdujeron las voces. 

El género se extendió en el siglo XX, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, gracias a grupos formados por la fusión de miembros de orquestas sinfónicas e intérpretes más familiarizados con la música folclórica. Este es el caso del grupo que se reunió en Dobbiaco para rendir homenaje a la música popular entre los vieneses en la época de Mahler. El conjunto Divinerinnen, comprometido con la promoción de este género inusual desde 2021, reunió a siete intérpretes de diversos orígenes artísticos y musicales, destacando la práctica consolidada de fusionar ingeniosamente la música de baile suburbana con la música interpretada en escenarios urbanos. 

El grupo está compuesto por Theresa Aranya Aigner, violín y voz; Julia Brunner, violín; Erna Ströbitzer, contrabajo Schrammel y voz; Pia Madlener, acordeón diatónico de botones; Andrea Götsch, clarinetes; Selina Pilz, viola; y Anna Aigner, violonchelo. El programa presentado en Dobbiaco se centró en rarezas más o menos desconocidas y composiciones modernas: 16 piezas, seguidas de los inevitables bises, que resaltaron las características distintivas del repertorio, como el ritmo inicialmente lento y luego más enérgico; la escucha atenta, sin influencias de la danza; las referencias al vino; y la instrumentación única. 

Si bien la música de Schrammel se consideraba originalmente para cuarteto (dos violines, armónica o clarinete y contrabajo), con el tiempo surgieron otras variaciones con una instrumentación más rica e inusual. La conexión con Mahler es evidente, evocada a través de una versión instrumental del quinto y último Rückert Lied (‘Ich bin der Welt abhanden gekommen’), un vals compuesto por Tscho Theissing, inspirado en sus temas, y música perteneciente al contexto musical mahleriano. 

Con polcas, galopes y marchas, la velada transcurrió para el deleite del público, y aunque no se pudo continuar con una velada en el cercano Alma Café debido a las malas condiciones meteorológicas, cosechó un éxito excelente y merecido.

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