
Semele en Atlanta

Lauren Snouffer (Semele) y Josh Lovell (Jupiter) en la Ópera de Atlanta
Junio 15, 2025. El compositor Georg Friedrich Händel, nacido en Alemania en 1685 y naturalizado británico en 1727, mostró un lado único del Barroco, producto de la época. Semele es un oratorio profano de la época y no fue del agrado del público por su exagerado tema sexual.
Fue puesto en escena durante la vida del compositor seis veces y después olvidado. Más tarde, al cambiar las costumbres con el tiempo, se convertiría en una obra popular. Siendo barroco, no requiere grandes escenarios. Los cantos son muy repetitivos y necesita voces elásticas, aunque no de gran tamaño. Una orquesta de medianas proporciones compuesta en su mayoría por instrumentos de viento nos recuerda constantemente a su obra maestra: El Mesías.
La concertadora Christine Brandes aportó su experiencia y buen conocimiento del estilo musical. El estreno de Semele fue el 10 de febrero de 1744 en el Teatro Covent Garden de Londres, como parte de una serie de conciertos presentados durante la Cuaresma. Debido a su contexto profano, no fue del agrado del público.
El hecho de usar el inglés en su trama molestó a los asiduos amantes de la ópera italiana. Más tarde, en diciembre de 1744, Händel presentó una versión corregida, cortando cuatro secciones de diálogo de fuerte contenido sexual y agregando arias en italiano, para complacer al auditorio de este género.
El compositor decidió presentar Semele como oratorio secular basado en una decisión comercial, lo cual enfureció a sus rivales, al producir una ópera sin los costos de escenario y vestuario, pero la producción no dio buen resultado y produjo mucha controversia entre el público londinense, quien no la aprobó.
Tomer Zvulun, director general de la Ópera de Atlanta, optó por mostrar una versión libre y moderna de este espectáculo. El resultado final dejó distintas emociones en los concurrentes, donde no se definía bien si era ópera, una sátira o una parodia. Con gran libertad en el vestuario y la continua aparición de bailarines, semejantes a libélulas, ocuparon gran parte del escenario.
Rolando Salazar, director del coro y buen conocedor de las voces líricas, brindó un grupo polifónico con excelente sonido, pero a veces opacando a los protagonistas. Demasiados coristas en escena tuvieron que bajar al foso de la orquesta para dar espacio a los protagonistas. Muy buenos cantantes: en su mayoría, los solistas eran jóvenes y dedicados al barroco. Voces ágiles y de mediano volumen, que no ofrecieron mayor interpretación fuera de unas buenas cuerdas vocales en plena flexibilidad y quizás desarrollo.
La soprano Lauren Snouffer es una joven versátil que supo interpretar fielmente a su personaje Semele, especialmente en las escenas candentes, muy de moda en el mundo actual. El tenor Josh Lovell mostró su facilidad en el estilo barroco con voz ligera y buena apariencia, en el papel de Jupiter y Apollo, aunque con poca expresión corporal, con movimientos mecánicos y carente de alegría. Se especializa en el barroco y obras modernas del siglo XX.
La mezzosoprano Catherine Martin en los papeles de Ino y Juno demostró una enérgica voz en sus personajes, aunque todavía no se ha consagrado en su arte. Ha hecho reemplazos importantes en grandes casas de ópera y se le ve un futuro brillante en la ópera. El bajo William Guanbo Su, que cantó los roles de Cadmus y Somnus, mostró una bella voz y profesionalismo.
Otra buena voz lírica, la de la soprano Elisa Sunshine, quien interpretó el rol de Iris, podría asumir papeles más importantes. Tiene una voz redonda y de buen color que se apreciaría mejor en interpretaciones más dramáticas. Buen porte e interpretación. Nils Wanderer, contratenor con graves de barítono encarnó a Athamas y mostró un personaje un poco frío, dando la impresión de que estuviese más concentrado en lo que tenía que hacer, que en darle vida a su papel.
En general, una velada sin pena ni gloria que marcó el final de la temporada de ópera 2024-2025 de la Ópera de Atlanta.