Unholy Wars en Filadelfia

Escena de Unholy Wars en Filadelfia

Septiembre 30, 2023. Dentro del ecléctico Festival O23 subió a escena Unholy Wars (Guerras impías), espectáculo creado por el tenor libanés-americano Karim Sulayman, quien reunió y entrelazó piezas musicales occidentales de los siglos XVI y XVII con música contemporánea de la compositora armenio-americana Mary Kouyoumdjian, ofreciendo un espectáculo que, bajo una mirada árabe-americana, buscó desandar el camino de lo que considera la demonización del mundo árabe por parte de la música occidental.

Si bien la propuesta incluyó música de Giulio Caccini (1551-1618), Francesca Caccini (1587-1640), Nicolaus à Kempis (1600-1676), Segismondo d’India (1582-1629), Salamone Rossi (1570-1630) y Georg Friedrich Händel (1685-1759), la columna vertebral de la representación fue la pieza “protoperística” Il combattimento di Tancredi e Clorinda del compositor italiano Claudio Monteverdi (1567-1643), cuya temática le vino como anillo al dedo a los propósitos de Sulayman. 

Con libreto de Torquato Tasso, tomado del poema épico La Gerusalemme liberata, Il combattimento… narra, en medio de la primera cruzada, la historia del soldado cristiano Tancredi, enamorado de Clorinda, mujer musulmana quien ha ido a la batalla disfrazada de hombre. Luchando entre sí, Tancredi hiere a Clorinda quien, antes de morir, le revela su identidad, lo perdona y le pide que la bautice como cristiana. 

La bailarina Coral Dolphin y el tenor Karim Sulayman, creador e intérprete de Unholy Wars

El reparto vocal fue más adecuado que rutilante. El tenor Sulayman —creador e intérprete— ofreció un canto correcto, intencionado y no mucho más; la soprano Raha Mirzadegan dejó una grata impresión, luciendo una voz cultivada, impecablemente afinada y muy musical; y el bajo-barítono John Taylor Ward cumplió con creces su cometido con una voz ligera, flexible y bien timbrada. Interesante aporte expresivo de la bailarina Coral Dolphin. 

Al frente del excelente conjunto musical de instrumentos originales, la violista Julie Andrijeski condujo con gran dominio estilístico y coordinó magistralmente la labor del foso y la escena. Estéticamente impecable, el director de escena americano Kevin Newbury fue un pilar fundamental en el éxito de la presentación y eso, gracias a su intimista puesta en escena de pocos elementos (algunas sillas, una cuerda, cubos con agua y tierra simulando fronteras), y a sus dinámicas marcaciones de los solistas vocales. Es justicia destacar el importante aporte del artista visual sirio Kevork Mourak con sus cuidadas proyecciones animadas de temática de Medio Oriente.

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