Entrevista con Silvia Tro Santafé

Silvia Tro Santafé: «Más tiempo uno canta bel canto, más fresca llega la voz a mediana edad para afrontar a Verdi, Puccini, Massenet e incluso Wagner»

 

La mezzosoprano valenciana Silvia Tro Santafé cantará por primera vez en nuestro país como parte de la temporada 2025 de la Orquesta Sinfónica de Minería. La intérprete española será la solista en la Tercera Sinfonía de Mahler en el Programa 5 que se llevará a cabo los días 2 y 3 de agosto. 

 

Para los melómanos mexicanos es una gran oportunidad para escuchar en vivo a esta cantante, conocida por su brillante timbre de mezzosoprano, sus agudos impecables, su técnica depurada, su fraseo exquisito y su versatilidad estilística. Renombrada intérprete del repertorio belcantista, Tro Santafé ha cantado roles en óperas de Händel, Mozart, Rossini, Bellini, Donizetti, Massenet y Verdi, entre muchos otros más.

Ganadora del premio “Mejor Cantante (categoría femenina)” en la VII edición de los Premios Ópera XXI, ha cantado en los más distinguidos y famosos teatros de mundo, en ciudades como Ámsterdam, Barcelona, Berlín, Bilbao, Bolonia, Bruselas, Dresde, Génova, Ginebra, Hamburgo, Madrid, Marsella, Milán, Moscú, Nápoles, Palermo, París, Toulouse, Valencia, Viena, Washington y Zúrich; así como en los festivales de Baden-Baden, Las Palmas, Perelada, Rossini de Pésaro, Salzburgo y Santa Fe.

Podemos disfrutar su voz en grabaciones de óperas completas como Aureliano in Palmira de Rossini, Griselda de Scarlatti, Lucrezia Borgia de Donizetti y Serse de Händel, además de un recital de arias de ópera llamado “Spanish Heroines”, en donde canta arias de personajes femeninos en óperas que se llevan a cabo en España, y otro intitulado “Rossini Mezzo”, donde interpreta a las heroínas (y héroes) rossinianos. 

Ha grabado también un álbum de canciones españolas “A Spanish Song Recital” al lado del pianista Julian Reynolds. En video podemos escuchar su impecable Cecilio en Lucio Silla de Mozart, su espléndida Dulcinea en Don Quichotte de Massenet, al lado de José Van Dam en una función de la Ópera de La Monnaie en Bélgica, y ver su impecable Sarah, Duquesa de Nottingham, en una impresionante producción de Roberto Devereux de Donizetti en el Teatro Real de Madrid.

Antes de su llegada a México tuvimos la oportunidad de entrevistarla para que, de viva voz, le platicase al público mexicano sobre varios aspectos de su carrera.

 

Charlotte en Werther de Jules Massenet, con Aquiles Machado en el Teatro Pérez Galdós en Las Palmas © Nacho Gonzalez

 

 

¿Cómo inicia su amor por el canto? ¿Viene de una familia con antecedentes en la música? 

Mi amor por el canto viene desde muy joven. Mi madre y abuelo materno me compraron una colección de discos de ópera y música clásica y los escuchaba en bucle. A los siete años me inscribieron en un coro infantil donde empecé a cantar y a los 12 años empecé a estudiar canto en el Conservatorio Superior Joaquín Rodrigo de Valencia. No vengo de una familia con antecedentes musicales, pero sí de una con una gran pasión por la música clásica.

 

Usted estudió en Juilliard, en la Accademia Chiagana con Carlo Bergonzi y tomó clases con Magda Olivero. ¿Qué recuerda de esos años de estudio? 

Lo fascinada que estaba con cada cosa que me recomendaban y lo que todavía me quedaba por aprender. Todo era nuevo. Con Magda Olivero gané una beca para estudiar un mes con ella en Milán y con Bergonzi estudié dos veranos seguidos durante un mes cada uno. De él aprendí a apoyar la voz. Me acuerdo, como si fuera ayer, que me dijo: “La voz la tiene; solo le falta apoyar”. En Juilliard aprendí lo que se espera de un cantante lírico para triunfar en esta profesión. 

 

Rossini es un compositor que ha sido muy importante durante su carrera y fue con una de sus óperas que hizo su debut profesional en 1992 en el Rossini Opera Festival. ¿Cuáles consideraría que son los roles rossinianos que más ha disfrutado interpretar? 

Rosina de Il barbiere di Siviglia, Isabella en L’Italiana in Algeri y Malcolm en La donna del lago son seguramente los roles que más he disfrutado. También canté mucho Angelina de La Cenerentola pero la disfruté menos.

 

Bellini y Donizetti también forman parte fundamental de su repertorio: ¿cree importante para los cantantes jóvenes mantener lo más posible a estos compositores en su repertorio para tener una salud vocal que los haga pasar después a repertorio más pesado?

Efectivamente. Más tiempo uno canta bel canto, más fresca llega la voz a mediana edad para afrontar a Verdi, Puccini, Massenet e incluso Wagner. 

 

Fenena en Nabucco de Giuseppe Verdi, con Anna Pirozzi (Abigaille) © Elena y Javier del Real

 

Es impresionante la variedad de compositores y estilos que ha cantado en su carrera. Ya ha empezado a incluir papeles más pesados como la Princesa de Bouillon de Adriana Lecouvreur, la Princesa Eboli en Don Carlo y Laura Adorno en La Gioconda. ¿Cuándo y por qué decidió tomar ya el paso hacia este repertorio? 

Hace ocho años que sentí que mi voz había adquirido el peso vocal adecuado para esos papeles de manera natural y —porque tenía la experiencia de cantar sul fiato que requiere el bel canto— pude afrontar esos roles del repertorio verista desde esa perspectiva técnica.

 

Cuéntenos un poco sobre los papeles de ópera francesa que ha interpretado. Vemos que ha hecho Dulcinée (Don Quichotte), Marguerite (La damnation de Faust) y Charlotte (Werther). ¿Tiene planeado algún día hacer Carmen?

Son todos diferentes, pero seguramente mi temperamento me hace disfrutar mucho de Dulcinée. Me cuesta más identificarme con Marguerite o Charlotte. Carmen siempre ha estado muy abajo en mi lista de prioridades en cuanto al repertorio; por eso la voy a debutar apenas este año. Tuve la oportunidad de debutarla en Hamburgo hace ya algunos años, pero no pensé que fuera el momento adecuado y la cancelé. Pero claro, siendo mezzosoprano, la tienes que hacer en algún momento. Y para mí ese momento ha llegado ahora.

 

Recientemente usted cantó Léonor de Guzmán en La Favorite y volvió a interpretar Elisabetta I en Maria Stuarda. ¿Fue su primera Léonor?

Léonor de Guzmán la canté en mis inicios, en la versión italiana, pero en francés es otra ópera totalmente diferente, por lo que considero que la he debutado. De hecho, pienso que se debería hacer solo en francés. Es un gran papel al que me gustaría volver en algún momento, pero se hace poco. 

Con la Elisabetta siempre encuentro algún aspecto vocal y del personaje que desarrollo. Pero seguramente diría que mi interpretación tiene más contrastes ahora que la primera vez que la canté. Veo a una mujer que impone su poder, pero también muy vulnerable y una jefa de estado que no tiene más opción que mandar a su prima al patíbulo si quiere salvar su propia vida y su reino. 

 

Elisabetta I en Maria Stuarda de Gaetano Donizetti, con Yolanda Auyanet y el Coro del Teatro Real de Madrid © Javier del Real

 

Usted ha tenido una gran carrera, cantando en los mejores teatros del mundo y con los mejores colegas del universo lírico. ¿Qué cambios ha notado en el mundo de la ópera durante todo este tiempo? 

He notado que el número de representaciones es menor y que hay cada vez más cantantes… y muy buenos también. También que hay más presencia de cantantes más allá de la Unión Europea que cuando yo empezaba. Incluso de países que uno no se imagina cómo ha llegado la ópera allí. 

 

Viene a México a cantar la Sinfonía No. 3 de Gustav Mahler con la Orquesta Sinfónica de Minería. ¿Qué tan importante es para un cantante lírico compaginar la música sinfónica (o de concierto) con funciones de óperas completas? 

Yo voy a menudo a escuchar conciertos de música sinfónica y sí, la experiencia es diferente, porque no está el aspecto escénico, pero lo fundamental —que es transmitir la emoción de la música y la palabra— sigue ahí. En los conciertos sinfónicos estoy a la misma altura que la orquesta. En la ópera la orquesta está al servicio del cantante.

 

¿Qué planes futuros nos puede compartir? 

Voy a debutar la proxima temporada la Nourrice en Ariane Et Barbe Bleu de Paul Dukas en el Teatro Real, Adriana Lecouvreur en Bilbao e I Capuleti e i Montecchi en Teatro Colón, así como el Requiem de Verdi en España y un recital con un ensamble de repertorio barroco y contemporáneo llamado Lamenti en Tenerife y el Festival de Santander.

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