Cervantino 48: Telones digitales
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Con transmisiones a través de redes sociales o de la televisión cultural, con programas de mano descargables y espectáculos que en esencia imponen distancia entre sus pocos participantes, cubrebocas y escenarios alternativos, virtuales, incluso caseros, inició la 48 edición del Festival Internacional Cervantino, celebrada en este anómalo 2020 del 14 al 18 de octubre en un formato online, ante las restricciones sanitarias que lo hicieron inviable de manera presencial, en su formato típico que cada año se extiende por más de tres semanas en la colonial ciudad de Guanajuato.
La pandemia de covid-19 y las respectivas medidas adoptadas por las autoridades federales, estatales y locales —a las que se ciñeron las instituciones culturales para evitar contagios y propagación en la llamada Fiesta del Espíritu— han marcado los tiempos y las formas de la vida artística en México.
Ante una cancelación total que hiciera aún más crítica la situación para muchos, productores, creativos y, desde luego, artistas nacionales y extranjeros programados para el Cervantino 48, se optó por la presentación de espectáculos con telones digitales, para verse a través de las pantallas, lo que si bien es una manera de continuar con el espectáculo no deja de impactar todo lo que significa la realización anual del Cervantino: la derrama económica del turismo in situ (la industria del transporte, el hospedaje, los establecimientos de alimentos y bebidas, la demanda de servicios de taxi, artesanías, visitas de los atractivos de sitio).
Y claro; el ambiente, entre festivo y cultural.
Piedra
Quien ha recorrido la calles empedradas de Guanajuato, sus pintorescos callejones atiborrados de gente; quien ha presenciado la ruidosa juerga de los asistentes que se incrementa conforme cae la tarde y se adentra en la noche; quien ha esperado mesa en algún local para coronar el fin de una jornada calurosa; quien se traslada con velocidad frenética de un recinto a otro para disfrutar del mayor número de espectáculos posibles; quien apenas si logra escuchar o ser escuchado ante el bullicio en la Plaza de la Paz o el Jardín Principal, ante los mariachis, estudiantinas y otros artistas callejeros; quien ha sido, de una u otra forma, impactado por el arte en el marco del Festival Internacional Cervantino, por su colorido provincial, por su arquitectura novohispana; todos ellos, no pueden sino digitar algunas teclas en su dispositivo preferido y seguir la programación del #FIC48 a través de la pantalla, y percibir al mismo tiempo la fractura de aquello que era habitual y cotidiano.
Espectáculos y actividades breves (música, danza, teatro, ópera, artes visuales, transdisciplina, academia), cuyo contenido depende de su arte tanto como de haber sido grabado con una cámara con buena resolución, de incorporar a un escenario improvisado un poco de composición y luz, de dominar los retos de la edición audiovisual; incluso de contar con buena señal de internet al momento de ser transmitidos o recibidos por el público: eso ha sido el Cervantino 48, con una pandemia de coronavirus como gran piedra en el camino, con una programación politemática que de pronto se inclina al acto de permanencia en casa o al 250 aniversario de Ludwig van Beethoven.
Participaronn algunas orquestas como la Filarmónica del Desierto, Coahuila de Zaragoza o la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato. Algunos conjuntos de cámara, música popular mexicana, trova, jazz, fado. La Bruja de Texcoco con su musical y bien timbrada voz.
Flexibilidad
En materia operística se programaron dos actividades: Tras Candilejas – Capítulo 1: El barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini (versión digital de la adaptación con títeres, para niños, de la ópera) a cargo de Escenia Ensamble, compañía que dirige Ragnar Conde; y Don Perlimplín o El triunfo del amor y la imaginación de Bruno Maderna con el Ensamble CEPROMUSIC bajo la batuta del maestro José Luis Castillo, con la colaboración de la Compañía Nacional de Teatro.
La Compañía Nacional de Ópera desperdició la oportunidad de participar con una tercera actividad lírica, que en rigor era la principal: Ascanio in Alba, ópera en dos actos de Wolfgang Amadeus Mozart. La institución que dirige Alonso Escalante Mendiola planeó este título antes de la pandemia para concretarlo en el marco del Cervantino, tal como lo reafirmó el funcionario ya entrada la segunda mitad de 2020.
Ante la falta de flexibilidad en sus planes originales, de cara a una emergencia sanitaria que ha sacudido al mundo, la Compañía Nacional de Ópera contempló la cancelación de esta obra mozartiana, tal como ha visto pasar la cancelación de otros incisos de su programación 2020: Lady Macbeth of Mtsensk de Dmitri Shostakóvich, L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti, Falstaff de Giuseppe Verdi y Ambrosio o La fábula del mal amor de José Antonio Guzmán, y Fidelio de Ludwig van Beethoven, que se había anunciado para finales de este año, y que será la primera ópera en reprogramarse en 2021, Covid mediante.
De la inactividad institucional —negada la programación de conciertos de cámara, recitales o diminutos montajes que aprovecharan el talento local, también parado, en combinación con las medidas sanitarias dictadas por las autoridades en sus tres órdenes de gobierno— la Compañía Nacional de Ópera se ha salvado por la retransmisión de títulos pasados a través de sus redes sociales, alguna pieza grabada a la distancia cibernética con los cuerpos estables, o bien la difusión de jueguitos de palabras, laberintos y otras trivialidades.
Planes B
Por lo que respecta al espectáculo Tras Candilejas – Capítulo 1: El barbero de Sevilla, programado para el domingo 18 al mediodía, puede mencionarse que es la versión en formato digital de la obra que Ragnar Conde estrenó en 2019 en el Teatro San Benito Abad, de Cuautitlán Izcalli, Estado de México, la cual es en una adaptación de la célebre ópera bufa de Rossini, con títeres (personajes del reino animal, encabezados por el ajolote TrasCandilejas), diálogos en español, y dirigida a ul público infantil, con las voces del barítono Vladimir Rueda (Fígaro), el tenor Ricardo Castrejón (Almaviva/Lindoro) y la mezzosoprano Julieta Beas (Rossina), además del Don Aguilardo Severino de Marco Talavera, el TrasCandilejas de Juan José Chacón y el Bartolo del propio Ragnar Conde, todos con el acompañamiento de Rogelio Bonilla al piano y el diseño de fondos y proyecciones de Rafael Blásquez.
Por otro lado, Perlimplín o El triunfo del amor y la imaginación, programada para el sábado 17 a las 19:00 horas, es una versión de la ópera radiofónica de Bruno Maderna, estrenada por la RAI de Milán el 12 de agosto de 1962, basada en una obra dramática de Federico García Lorca.
En esta obra “se dan cita el enredo, la farsa grotesca, el erotismo y la muerte, rituales fundamentales en la literatura lorquiana. En El triunfo del amor y de la imaginación la realidad de los personajes es siempre doble: a un Perlimplín-flauta le corresponde un narrador y, a su vez, la Belisa-actriz se desdobla en una voz de soprano. La constante duplicidad lorquiana encuentra en el espacio radiofónico un vehículo propicio de expresión contemporánea”, puede leerse en el programa de mano virtual.
Además de la dirección musical de José Luis Castillo al frente del Ensamble CEPROMUSIC, el espectáculo contó con la puesta en escena de Enrique Singer y un elenco integrado por José Carlos Rodríguez (Don Perlimplín); Diego Morábito (Don Perlimplín-flauta); Ana Ligia García (Marcolfa); Julietta Beas (Belisa); María del Mar Náder Roloba (Belisa-actriz); además de la aparición de diversos duendes interpretados por Eduardo Candás, Mireya González, Fernando Huerta Zamacona y Nara Pech.
La obra está integrada por una Obertura, una Introducción y un Prólogo, además de cuatro cuadros, el primero de ellos conformado por dos partes. “Durante los primeros años de la segunda mitad del siglo XX los estudios radiofónicos se convirtieron en espacios fértiles para la creación musical. En este ambiente, Maderna crea una ópera destinada a ser transmitida por radio y no representada. Este formato, sin público ni puesta en escena, y con efectivos instrumentales propios de la música de cámara, además de la cita histórica con el centenario de Maderna y los 75 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, fueron los detonantes para que el Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea, en colaboración con la Compañía Nacional de Teatro, presente por primera vez en México esta ópera radiofónica en una versión creada exprofeso para su transmisión en vivo, donde los recursos del video serán el lenguaje de narración visual”, consigna también el programa.
Los retos para sobrevivir en la pandemia, sin duda, han brindado oportunidad para los escenarios alternativos, para las ideas y propuestas flexibles, para los planes B, en la vida como en la cultura. Algo cambió en la realidad: la anomalía es la nueva normalidad, y así queda subrayado con este Cervantino 48 cuyos telones digitales ojalá no sean los que abran y cierren para siempre.
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