Diana Damrau: Tudor Queens
[cmsmasters_row][cmsmasters_column data_width=»1/1″][cmsmasters_text]
Tudor Queens Diana Damrau (soprano)
Coro e Orchestra dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia;
Antonio Pappano
ERATO CD
Para su más reciente grabación, la soprano alemana Diana Damrau ha elegido como tema las óperas de Donizetti que tratan sobre las “Reinas Tudor”: Anna Bolena, Maria Stuarda y Roberto Devereux. Pocas sopranos han abordado los tres roles principales femeninos de estas óperas (Elisabetta I en el caso de Devereux) en sus carreras, dada la dificultad vocal de cada uno de los roles principales, y el hecho de que cada uno de ellos fue escrito para diferentes cantantes, a saber: Giuditta Pasta, Maria Malibran y Giuseppina Ronzi de Begnis. A las tres reinas se les pide una técnica impecable, un fraseo exquisito y conocimiento del estilo belcantista, pero hay diferencias marcadas entre los papeles de Anna, Maria y Elisabetta.
Anna Bolena es para una voz lírico pura, con peso en el registro central y condición vocal de hierro para poder cantar un papel tan largo (es el más extenso de los tres). Además, tiene que llegar fresca al aria final, que es todo un tour-de-force. En lo vocal, Maria Stuarda es un rol más central. En lo interpretativo, requiere de más emotividad y no necesita tanto virtuosismo. Por ello también hay ocasiones en que algunas mezzosopranos cantan este papel (transponiéndolo de forma casi imperceptible). El papel de Elisabetta I en Roberto Devereux es el más demandante técnicamente hablando; digamos que el tipo de voz que se requiere es de dramático coloratura. El rol es menos extenso que Anna o Maria, pero es extremadamente difícil vocalmente, con coloraturas, strettas, arias y cabalettas que le exigen a la cantante una fuerza dramática casi inhumana.
Pocas sopranos han podido o querido cantar a las tres reinas Tudor en escena, pero entre ellas están Leyla Gencer, Mariella Devia, Beverly Sills, Montserrat Caballé, Lucia Aliberti, Dimitra Theodossiu, Edita Gruberova y Sondra Radvanovsky, quienes han conquistado la hazaña.
Diana Damrau ha cantado el papel de Maria Stuarda en la Ópera de Zúrich dos veces, con gran éxito. En este disco, eligió las tres escenas finales de cada ópera, en donde las tres heroínas, respectivamente, terminan su vida. Con una mezcla entre desesperación, enojo, resignación y locura, las tres reinas enfrentan su final con movimientos de gran lucimiento vocal. Teniendo la ventaja de contar con algunos jóvenes cantantes del Programa de Jóvenes Artistas del Teatro de la Ópera de Roma en los roles principales y secundarios de cada una de las escenas, Damrau y el director de orquesta Antonio Pappano decidieron grabar las escenas finales completas, incluyendo los coros que preceden a las arias. Esto ayuda a dar la atmósfera completa a cada una, siendo las escenas finales más que solo las arias con sus respectivas cabalettas.
Comienza el disco con la escena 11 del Acto III de Anna Bolena, con el coro ‘Chi può vederla’, seguido por el recitativo ‘Piangete voi…’ y el aria ‘Al dolce guidami’. En vez de acabar el aria y pasar directo a la cabaletta ‘Coppia iniqua’, se incluye toda la escena intermedia en donde Anna, Smeton, Rochefort y Percy son llevados por Harvey al cadalso. El Coro dell’Accademia di Santa Cecilia se luce en esta última escena, introduciendo la atmósfera de lo que serán los últimos momentos de la vida de Anna Bolena. Damrau hace uso de su gran manejo de la teatralidad del texto y lleva la emoción in crescendo. La introspección de su lectura hace brillar la música de Donizetti, pues la soprano alemana cuida que su voz ilustre la fragilidad pero también la fuerza de Anna. Damrau se escucha joven, y hace del momento algo íntimo y no una escena de lucimiento. Quienes hemos seguido su carrera desde los inicios notamos su toque personal en la manera de cantar la plegaria ‘Cielo, a miei lunghi spasimi’, donde luce su impecable técnica, línea de canto bien cuidada y, a la vez, expresiva.
El desenfreno que caracteriza a la soprano alemana está aquí perfectamente controlado, como se escucha en la cabaletta ‘Coppia iniqua’, donde luce un manejo de los saltos de registros, buena resonancia en sus graves, peso en el central y sus característicos agudos, certeros cuales rayos láser.
De Maria Stuarda, Damrau ya había grabado el aria de Maria del Acto II, y ahora tocó hacer la impresionante escena final de la ópera, junto con el coro completo. Conocida como «la Gran scena e preghiera» (gran escena y plegaria), seguida por la llamada “aria del supplizio” (aria del suplicio), esta escena muestra la fuerza espiritual de Maria y la sólida resignación del personaje. Los personajes de Anna Kennedy, Cecil y Talbot aparecen junto con Maria en esta escena. De nuevo, el coro nos da el tenor de la escena con una emotiva interpretación de ‘Vedeste?… O truce aparato!’ que da paso a la entrada de Anna y luego a Maria. Damrau muestra la paz interna del personaje en este difícil momento y creemos que es, de los tres, el rol que mejor le queda. El canto sul fiato de Damrau en la plegaria ‘Deh! Tu di un’umile preghiera il suono’ es muy bello y emotivo, teniendo al coro como fondo muy bien balanceado por la experimentada batuta de Pappano. Durante ‘Ah! se un giorno da queste ritorte’, Damrau muestra la fuerza de Maria camino al cadalso, terminando la escena con un sobreagudo potente.
Culmina el disco con la escena final de Elisabetta I de Roberto Devereux: electrizante, desgarradora y todo un reto para cualquier soprano. La catarsis del personaje puede hacer que la voz de la intérprete se quiebre si no se tiene el cuidado necesario para no dejar que las emociones de la escena se desborden y afecten la calidad de desempeño vocal. De nuevo, se incluye la escena que une el aria ‘Vivi, ingrato’ con la cabaletta ‘Quel sangue versato’, donde aparecen los personajes de Cecil, Nottingham y Sara, la rival de la reina por el amor de Roberto.
La escena es, en sí, casi una escena de locura para Elisabetta, y Damrau va mostrando poco a poco cómo el personaje va llegando a este estado. Muy bien interpretada está el aria ‘Vivi, ingrato’, con un buen manejo de los altibajos emocionales de Elisabetta, de los saltos de registro, y de las modulaciones. Damrau aborda la cabaletta ‘Quel sangue versato’ con intensidad, sin descuidar su voz ni dejar que las emociones hagan que la desesperación del personaje afecten la belleza melódica del momento. Excelente, su manera de decir la frase ‘Non regno… non vivo’. Dada la intensidad que Damrau da a su interpretación, el sobreagudo final podía haberse omitido, aunque es un efecto dramático/catártico que ayuda a la escena. Lo cierto es que la soprano alemana ha puesto su sello personal en las tres reinas Tudor y esperamos que en un futuro, no muy lejano, pueda hacer en escena Anna Bolena, que vuelva a cantar Maria Stuarda y que, ya en algunos años más, haga la Elisabetta I.
El trabajo de Antonio Pappano, de la Orchestra e Coro dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia de Roma y de los jóvenes cantantes que acompañan a Damrau en esta grabación es fenomenal. No solo Pappano ayuda a la interpretación dramática y vocal de la soprano alemana, sino que también hace que las bellas melodías a cargo de la orquesta luzcan en todo momento. Sus tempi en las arias y las cabalettas son precisos y bien cuidados, sin aletargar o acelerar demasiado.
El tenor Domenico Pellicola canta los roles de Percy y Leicester con una voz idónea para el bel canto. La mezzosoprano Irida Dragoti es una Sara con voz potente, y la mezzosoprano Sara Rocchi hace muy bien los papeles de Smeton y Anna Kennedy. Excelente voz del barítono Andrii Genchuk como Talbot y Nottingham, al igual que la participación del bajo Fabrizio Beggi como Rochefort y Cecil.
Muy recomendable, este nuevo disco de Diana Damrau en donde nos presenta su interpretación, única y de gran calidad, de tres de los papeles más difíciles y, a la vez, ricos y hermosos del repertorio donizettiano.
[/cmsmasters_text][cmsmasters_text]
[/cmsmasters_text][/cmsmasters_column][/cmsmasters_row]