Offenbach: Les Contes d’Hoffmann—Kent Nagano

Benjamin Bernheim, Olga Peretyatko, Luca Pisaroni, Angela Brower, et al.
Chor der Hamburgischen Staatsoper,
Hamburg State Philharmonic Orchestra; Kent Nagano
EuroArts DVD y Bluray

Jacques Offenbach murió el 5 de octubre 1880 sin terminar su ópera Les contes d’Hoffmann. Solo vio los ensayos, pero dejó una gran incógnita sobre cómo debía concluir la obra. Varias versiones de la partitura, con fragmentos que escribió él aparte u otras personas, se han ido ensamblando desde entonces para crear distintas visiones de la trama.

A petición de August-Jacques Offenbach, su hijo, el compositor Ernest Guiraud se encargó de completar y armar la versión completa que se estrenó. Esa edición constaba de diálogos y se conoce como la primera edición Choudens, que era más cercana también a la que el empresario León Carvalho armó para el estreno de la ópera. Jules Barbier, uno de los dos libretistas de la obra, también colaboró en el ensamblaje de las partes para el estreno. Michel Carré, el otro libretista, había muerto en 1872.

Así pues, esta opéra fantastique fue estrenada en la Opéra Comique el 10 de febrero de 1881. El acto de Giulietta fue eliminado para la ocasión y mucha de la música compuesta para éste se incluyó en el final (que conocemos ahora como el Epílogo). Offenbach había compuesto varias arias opcionales para sus personajes y esto originó que algunas de ellas fueran incluidas, recortadas o eliminadas de las subsecuentes funciones de Hoffmann, dependiendo de la edición o los cantantes que se empleaban. ¿Por qué es necesario saber esto al reseñar un video sobre esta ópera?

Es muy cierto que, aún hoy en día, con tantas reconstrucciones que se han hecho de la partitura de Offenbach, no podemos decir a ciencia cierta que tal o cual edición es “la definitiva”. Además de la Choudens, tenemos la que hizo Michael Kaye, complementada con material de Jean-Christoph Keck. Es esta última la que se presenta en la más reciente versión en video de Les contes d’Hoffmann, grabada en la Ópera de Hamburgo en 2021. 

Cabe destacar la participación en el pódium del director norteamericano Kent Nagano, quien ha sido partidario de escenificar Hoffmann en la versión más completa posible. Nagano dirigió una versión recortada de la obra llamada Des contes d’Hoffmann y luego grabó una versión de casi cuatro horas, con la edición y material curados por Michael Kaye, en la marca ERATO con el tenor Roberto Alagna en el papel principal. Basada en esa misma edición, con algunos cambios (otra vez), se presenta ahora esta interesante versión con el tenor, también francófono, Benjamin Bernheim, en el papel de Hoffmann.

Como sucedió en el estreno de 1881, los papeles de los cuatro villanos son encarnados por el mismo cantante: en este caso, el bajo-baritono Luca Pisaroni. Las cuatro amadas de Hoffmann (Olympia, Antonia, Giulietta y Stella) son interpretadas, como en su versión original, por una sola soprano: Olga Peretyatko. Menciono a Stella porque, en algunas versiones anteriores, el rol solo lo actuaba una actriz o una bailarina que no hablaba ni cantaba. En esta edición, canta una pequeña aria que se convierte luego en el concertante final. 

Si hablar de las diferentes versiones que existen de Hoffmann tomaría páginas y páginas, comentar sobre la gran gama de interpretaciones escénicas que se pueden hacer de esta ópera nos tomaría innumerables ensayos. Desde puestas completamente tradicionales como la ya mítica de John Schlesinger para la Royal Opera House en la década de 1980, hasta producciones escandalosas y extremas como las de Stefan Herheim para el Bregenzer Festspiele, Olivier Py para el Grand Théâtre de Génève y Christoph Marthaler para el Teatro Real de Madrid, Hoffmann es un reto para cualquier director de escena. 

En el caso de este video, la puesta en escena es muy interesante e ingeniosa, a cargo de Daniele Finzi Pasca. El concepto escénico está basado en la dualidad: en este mundo que es, a la vez, parte de una fantasía y parte de la realidad emocional y artística que está viviendo Hoffmann en el momento de narrar sus tres amores. Desde el comienzo de la ópera, hay dos Hoffmann y una doble para la Musa, que aparecerán durante los tres actos y el epílogo para mostrarnos a los personajes como espectadores de lo que se está narrando y como partícipes de las historias. 

Los espejos aparecen desde el principio: en el Prólogo hay un gran telón con espejos que divide el proscenio de la taberna (en este caso el bar) de Luther y hay un gran espejo en la barra del bar, donde se ven imágenes proyectadas de Stella. En el acto de Olympia, ella tiene a sus espaldas un espejo en la cajita de música. En el acto de Antonia, hay un espejo en su cuarto como único mueble, y en el acto de Giulietta su vestido y el traje de Schlemil están hechos de espejos rotos. Aparece también un gran espejo como techo del escenario que nos da una perspectiva aérea de lo que está ocurriendo en él. Hay que recordar la importancia que tiene para Hoffmann “perder su reflejo” en ese acto.

Finzi Pasca resalta ese mundo de fantasía y ensueño, de magia oscura y personajes míticos, llenos de simbolismos y metáforas que son parte de la obra de teatro que escribieron Barbier y Carré y del libreto que, subsecuentemente, escribieron para Offenbach.

En cuando al aspecto vocal, esta versión cuenta con un Hoffmann de lujo en la figura de Benjamin Bernheim. Siempre es un deleite escuchar esta ópera interpretada por un tenor francés, que degusta el texto y le da ese sabor tan especial a las frases y la enunciación del libreto. Su Hoffmann es lírico, evocativo y romántico, nunca se sobrepasa en cuanto a intensidad, salvo que la escena lo requiera, y enfoca su interpretación actoral a mostrar un Hoffmann de carácter más melancólico y poético. 

A diferencia de otros intérpretes que optan por iniciar la ópera mostrando ya a un hombre alcohólico, derrotado y lleno de ira, Bernheim nos va llevando poco a poco a la desesperación del personaje. Vocalmente canta una “Balada de Kleinzach” con buen gusto, mostrando un lado más lírico de la descripción de su fuga con Stella en dicha pieza. Canta con elegancia ‘Ils se son éloignés… Ah! Vivre deux!’ en el acto de Olympia, además de interpretar con gran pasión ‘O Dieu, de quelle ivresse’ en el acto de Giulietta. Sus agudos son emitidos sin esfuerzo alguno y se acopla muy bien en los duetos con el fantástico Nicklausse de la mezzosoprano Angela Brower y sobre todo en el dueto con Antonia, ‘Ah, Je le bonheur dans l’âme’. El rol es extremadamente largo pero Bernheim llega fresco en voz al epílogo.

El bajo-barítono Luca Pisaroni interpreta a los cuatro Villanos (Lindorf, Coppelius, Dr. Miracle y Dapertutto) con una calidad camaleónica, tanto en lo vocal como en lo histriónico. Ayudado por el maquillaje y los vestuarios que resaltan las características de cada uno de los seres malévolos que frustran los amores de Hoffmann, Pisaroni logra que incluso simpaticemos con ellos. De los cuatro papeles, lo escuchamos más cómodo en Coppélius y Dapertutto, ya que en ellos su registro central luce mucho más. En el acto de Giulietta canta el aria ‘Tourne, tourne, mirroir’ en vez de la conocida ‘Scintille, diamant’ (que, en realidad, fue tomada de la obertura de su ópera fanástica Le voyage dans la lune e insertada de manera apócrifa años después). Aunque su timbre no es tan oscuro como el de los villanos que aparecen en otros registros discográficos, Pisaroni se adueña de cada uno de los personajes y nos muestra las diferencias entre ellos.

Olga Peretyatko tiene la titánica labor de cantar las cuatro damas (que en realidad son tres que representan a una) en esta función. Como Olympia, la soprano rusa canta la famosa aria ‘Les oiseaux dans la charmille’ con agudos seguros, staccati claros y vis cómica; sus movimientos no son tan “robóticos”, pues interpreta a la muñeca como una bailarina con movimientos más sutiles, dando a entender que Hoffmann bien pudo haberla confundido con un ser real (aún sin los lentes de Coppelius). Aparece Olympia primero metida en una cajita de música para luego cantar su canción sobre de ella. Este será un concepto interesante de la puesta de Finzi Pasca, en donde nos mostrará a las tres heroínas “atrapadas”, sea dentro de una cajita de música, como en este caso, dentro de una colección de mariposas (en el caso de Antonia) o en un círculo de donde no puede salir en un campanario (Giulietta). Las tres mujeres están “presas” y, en el momento en que Hoffmann las quiere rescatar de su “prisión”, dos mueren y la tercera huye.

Es en el acto de Antonia donde Peretyatko se luce al máximo, no solo cuando interpreta el aria ‘Elle a fui, la tourterelle’ o en su dueto con Hoffmann, sino también en el siempre intenso e impresionante trio final ‘Tu ne chanteras plus?’ con el Dr. Miracle y el espectro de su madre, interpretado por la mezzosoprano Kristina Stanek. Antonia sale vestida como mariposa, mostrando su lado frágil y vulnerable; refleja un cuerpo que está a punto de quebrarse por la enfermedad. 

El rol de Giulietta es encomendado a una soprano en esta versión; en otras grabaciones, cuando tres diferentes cantantes interpretan a cada una a las heroínas, a Giulietta la interpreta una mezzosoprano y el papel es más corto. En este caso, no solo se le asigna a Giulietta la famosa Barcarola, que cantan Peretyatko y Brower, acoplándose con gran musicalidad, sino que también canta un aria de gran dificultad llamada ‘L’amour lui dit: la belle!’. Requiere de saltos de registro complicados que Peretyatko sortea triunfante. Culmina el maratón vocal para ella cantando la breve aria de Stella en el Epílogo, que después dará inicio al concertante final. Es en esta versión, donde ella deja ir a Hoffmann, al entender que la Musa es quien ha ganado su corazón, le dice: “Te dejo para que vayas a los brazos de este nuevo amor”. Concluye la ópera con el concertante final ‘Des cendre de ton coeur’. 

El cuarto personaje importante de esta ópera es el papel dual de la Musa y Nicklausse, interpretado con una voz rica y brillante por la mezzosoprano Angela Brower. Es un rol muy largo vocalmente y, como en el caso de Bernheim, Brower no muestra cansancio vocal alguno durante la función, actuando con matices y detalles histriónicos que ilustran el doble papel que juega la Musa dentro de los tres cuentos de Hoffmann y dentro de su vida, fuera de las historias. Brower explota al máximo las arias que tiene a su cargo, cada una de diferente estilo: en el Prólogo, con su escena ‘Elle sur la scene’; en el acto de Olympia, con la pícara aria ‘Une poupée aux yeux d’émail’; y la bellísima aria, llena de lirismo, en el acto de Antonia, ‘Vois sous l’archet frémissant’. Un tour-de-force para la mezzosoprano, del cual Brower sale airosa y triunfante. Uno de los mejores Nicklausse en video, sin lugar a duda.

La dirección orquestal de Kent Nagano es vibrante y llena de colores y contrastes. Hay momentos en que sus tempi en ciertas escenas de tensión, como la riña de Lindorf y Hoffmann, o partes del Epílogo, son demasiado lentos o pesados y les restan intensidad dramática. Fuera de esos pequeños detalles, se nota que conoce la partitura perfectamente y sabe realzar las frases líricas y mágicas de la obra. 

Tráiler de Les contes de Hoffmann de Jacques Offenbach bajo la dirección de Kent Nagano

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