Pagliacci (Leoncavallo) / Cavalleria Rusticana (Mascagni)
Pagliacci (Leoncavallo) / Cavalleria Rusticana (Mascagni)
Brandon Jovanovich (Canio), Ailyn Pérez (Nedda), Roman Burdenko (Tonio/Alfio),
Mattia Olivieri (Silvio), Marco Ciaponi (Beppe)
Anita Rachvelishvili (Santuzza), Brian Jadge (Turiddu), Rihab Chaieb (Lola), Elena Zilio (Mamma Lucia).
Netherlands Philharmonic Orchestra
Chorus of Dutch National Opera; Lorenzo Viotti
NAXOS Bluray
Uno de los más prolíficos directores de escena de la actualidad es, sin duda alguna, el regista canadiense Robert Carsen. Durante su carrera nos ha brindado grandes propuestas escénicas innovadoras y frescas que ahora son icónicas. Recientemente, Carsen ha creado una muy interesante producción para la Ópera Nacional Holandesa de dos obras muy populares dentro del repertorio lírico: Pagliacci de Ruggero Leoncavallo y Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni. El joven director de orquesta Lorenzo Viotti (hijo del afamado director Marcello Viotti) es el encargado de dirigir las fuerzas musicales de la Filarmónica de los Países Bajos y el coro de la Ópera Nacional Holandesa.
A diferencia de otras presentaciones de este binomio operístico en donde se escenifica primero la ópera de Mascagni para que sea la de Leoncavallo la que cierre la velada, Carsen optó por que se hiciera primero Pagliacci ya que, para su concepto escénico, era importante utilizar el famoso “Prólogo” que canta el actor que hace de Tonio (no el personaje en sí) y así introducir ambas óperas como “teatro dentro del teatro”.
Tráiler de Pag/Cav con la Ópera Nacional Holandesa
El coro es el protagonista principal en ambas óperas. Carsen lo coloca en el público, rompiendo la “cuarta pared”, entrando y saliendo de escena por las butacas y presenciando, tanto como público y como personajes del pueblo de la trama, lo que acontece con los personajes principales. Ambas óperas se llevan a cabo en un teatro, no en un pueblito o en una villa.
Pagliacci es, de las dos ópera, la mejor lograda en lo escénico, pues los personajes actúan en escena lo que en realidad les ocurre en la vida diaria. Solo que en esta puesta hay una tercera perspectiva: la de los actores que interpretan a los personajes, que interpretan a su vez a las figuras de la comedia del arte ante el público.
El tenor Brandon Jovanovich es Canio. Su voz es todavía demasiado lírica para afrontar las partes más dramáticas del rol y, aunque lo canta con muchísima pasión y una gran calidad histriónica, en varias partes de la ópera se escucha al límite de sus capacidades. Sacrifica la belleza vocal por la actuación intensa y creíble, haciendo un Canio desgarrador. Su ‘Vesti la giubba’ es muy sólido a nivel actoral y lleva muy bien el crescendo de las emociones de Canio, pero en el clímax del aria su voz se apaga.
La soprano Ailyn Pérez es Nedda. Con voz lírica, un cálido registro central y agudos redondos y bien timbrados, la soprano méxico-americana imprime picardía, vida y coquetería a su rol. Muestra también su lado rebelde, de mujer moderna (recordemos que esta puesta se lleva a cabo en el siglo XX y no en un pueblo de finales del siglo XIX). Interpreta con línea de canto su aria ‘Stridono lassù’, y uno de los momentos más bellos es su ardiente dueto con Silvio ‘Decidi il mio destin’. Su voz ha ganado peso en el registro central, lo cual le ayuda para afrontar sin problema toda la escena final con Canio en ‘No, Pagliaccio non son!’. Mattia Olivieri es un muy buen Silvio, de atractiva presencia escénica, que canta con elegancia. Marco Ciaponi interpreta a Beppe con un timbre agradable.
El barítono Roman Burdenko es el único cantante que aparece en ambas óperas; en Pagliacci interpreta a Tonio (o más bien, al actor que hace de Tonio, quien a su vez —dentro de la ficción— hace de Taddeo), componiendo un desdoblamiento actoral muy completo, lleno de matices. Su timbre es robusto e imponente, y es capaz de matizar y crear frases hermosas, sobre todo en el “Prólogo”. Tiene buena vis cómica cuando actúa como Taddeo.
Carsen une las dos óperas, no como lo han hecho otros, al proponer que ambas obras suceden en el mismo pueblo pero en épocas distintas, sino haciendo que el elenco de Pagliacci aparezca al principio de Cavalleria Rusticana, recibiendo los aplausos de la función para luego salirse de sus personajes, abrazarse, desmaquillarse frente al público y salir para dar paso al elenco de la ópera de Mascagni, que entra a escena para ensayar dicha obra.
Digamos que Pagliacci se lleva a cabo frente al público y tras bambalinas, y Cavalleria ocurre durante los ensayos de la ópera. La premisa de Carsen en esta obra es sencilla: la trama refleja lo que está sucediendo emocionalmente con el elenco. El tenor que canta a Turiddu andaba con la mezzo (Santuzza) y ahora la ha cambiado por la otra mezzo (Lola), que está casada con el barítono (Alfio), y Mamma Lucia es la mamá del tenor y la encargada de la organización de los ensayos.
La excelente mezzosoprano Anita Rachvelishvili interpreta a Santuzza con una voz redonda, rica en armónicos, y con una técnica vocal depurada e impecable. Canta un intenso ‘Voi lo sapete, o mamma’ y es capaz de llevar al límite a su voz sin nunca perder la belleza de la emisión. Uno de los mejores momentos de la función es su apasionado dueto ‘Tu qui, Santuzza?’ con el viril Turiddu del tenor Brian Jadge. Sus voces se acoplan muy bien e histriónicamente se complementan. Ambos cantantes tienen las voces ideales para estos roles y Jadge hace gala de su robusto tenor durante el mencionado dueto y en su magnífica interpretación de ‘Mamma, quel vino è generoso’. Burdenko es un Alfio de lujo que interpreta su aria ‘Il cavallo scalpita’ con buen gusto. La mezzosoprano Rihab Chaieb es una Lola de hermosa presencia y voz lírica y aterciopelada. La mezzosoprano veterana Elena Zilio es una Mamma Lucia de fuerte carácter y voz frágil.
Himno de Pascua de Cavalleria rusticana
La dirección orquestal de Viotti resalta las bellas melodías de ambas óperas y sigue muy bien a los cantantes, aunque hay veces en que sus tempi son un poco lentos. Minuciosidades aparte, la dirección de Viotti es muy teatral y resalta la intensidad del drama, lo que suma a la puesta en escena de Carsen. Mención honorífica merece el coro de la Ópera Nacional Holandesa por su excelente participación, tanto vocal como histriónica. El punto flojo de la puesta de Cavalleria fue que toda la intensidad de la historia se diluye al transcurrir en una sala de ensayos donde se pierde la esencia de la obra (aunque se presente como un ensayo de la misma).