Carmen en Verona

Gabriele Sagona (Zuniga) y Clémentine Margaine (Carmen) en Verona © FotoEnnevi

Junio 17, 2022. Colosal fue el festejo al director Franco Zeffirelli, y esta Carmen inaugural del Festival de la Arena de Verona 2022 fue colosal porque, más allá de los resultados buscados por los puristas y «conocedores», para la Fondazione Veronese, esto es lo que más importa. No hay duda de que la recepción de la superproducción por parte del público que llenó el anfiteatro fue incluso triunfal. ¡Una verdadera algarabía! 

No hay nada como una puesta en escena «zeffireliana» con decenas y decenas de extras para engrosar el ya extenso coro de la Arena, con caballos en escena, montados por sus jinetes o tirando de carretas, mulas en tránsito y dos decenas de bailarines a los lados, cuando no se situaban en el centro del escenario, con coreografías en las que mandaba el flamenco, desatando aplausos entusiastas. 

Fue un espectáculo para ver, quizás criticar, incluso ridiculizar, pero ¡había que verlo! La protagonista, Clémentine Margaine, debutó en la Arena, como también Luca Micheletti en el papel de Escamillo; y en una velada de gracia se sumaron el tenor estadounidense Brian Jagde (Don José) y una espléndida soprano mexicana Karen Gardeazabal en el papel de Micaëla.

Para completar el elenco, entre una multitud de jóvenes intérpretes destacaron el barítono Gabriele Sagona (Zuniga) como también Daniela Cappiello (Frasquita), Sofia Koberidze (Mercédès), Nicolò Ceriani (Dancairo) y los veteranos Carlo Bosi (Remendado) y Biagio Pizzuti (Moralès). En el podio estuvo el maestro Marco Armiliato, director musical del Festival. 

Karen Gardeazabal como Micaëla en Carmen en la Arena de Verona © EnneviFoto

La puesta en escena combinó por primera vez en un escenario las mejores intuiciones escénicas de Zeffirelli desde 1995 hasta el 2009, integrándolas con nuevos elementos escenográficos nunca antes realizados, pero recuperados de los bocetos originales, con hermosos y llamativos vestuarios de Anna Anni. A las masas orquestal y, Coro (preparado por Ulisse Trabaccin) y los técnicos de la Fondazione Arena, se agregaron las voces blancas de A.Li.Ve., dirigidas por Paolo Facincani; y siempre en escena, o casi, los bailables con coreografías originales de El Camborio retomadas por Lucía Real y la Compañía de Danza Española «Antonio Gades» (bajo la coordinación de Gaetano Petrosino), con luces de Paolo Mazzon que estuvieron, como siempre, perfectas. 

El aire festivo de la velada (no sólo durante las escenas conjuntas del torero o la habanera, sino también en la platea y en las escalinatas) tuvo un momento de recuerdos cuando un particular anuncio fue comunicado directamente desde el escenario, antes del inicio de la función, por la soprano y superintendente Cecilia Gasdia (recibida con un largo y afectuoso aplauso) que suscitó un respetuoso silencio: «Este año se cumple el centenario del nacimiento de dos grandes artistas, ambos protagonistas en varias ocasiones en este escenario: la soprano Renata Tebaldi y el barítono Ettore Bastianini«. Hubo aplausos del público antes y después de la reproducción del audio de las dos «voces» en sus respectivas grabaciones de época de ‘Numi pietà’ (Aida con Tebaldi) y ‘Ah! l’amor, l’amore ond’ardo’ (Il trovatore con Bastianini). 

Después, la batuta precisa y cuidadosa de Marco Armiliato inició el evento inaugural del 99º Festival de la Arena de Verona con la apasionante obertura de Carmen. Hubo buenos intérpretes, bastante completos, con una paloma doble para Gardeazabal y un doble tache para la aquí debutante en el papel (Margaine). Excelente estuvo también el tenor Jagde y en pleno phisique-du-role el debutante Micheletti. Armiliato, como se ya mencionado, dirigió con cuidado y habilidad, llegando incluso a ser sublime en la concertación del quinteto del segundo acto ‘Nous avons en tête une affaire’.

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