Coup de roulis en París

Escena de Coup de roulis de André Messager en el Théâtre de L’Athénée de París © Renaud Delage

Marzo 14, 2023. Situado a dos pasos de la majestuosa Opéra Garnier, el Théâtre de L’Athénée-Louis Jouvet es una joya de la Belle Epoque, cuando París continuaba su metamorfosis para convertirse en la Ciudad Luz que conocemos y nos fascina. 

Este teatro inaugurado en 1893 es una de las salas más bellas del barrio de la Ópera de la capital francesa. Situado en una cerrada frente al antiguo Théâtre des Capucines (ahora Museo del perfume) y casi al lado del Théâtre Edouard VII que fue dirigido por el mítico Sacha Guitry, L’Athénée es desde los años noventa la sala de la opereta y descubridora de talentos diversos. Desde que en 1934 el gran actor francés Louis Jouvet lo dirigiera, fue el centro de una cierta manera de presentar el arte dramático. Jouvet murió en 1951 en su oficina situada en el segundo piso del Athénée. Esta sala repleta de historia y protagonista de triunfos y desgracias es en nuestro siglo el sitio de descubrimientos increíbles. El repertorio de la opereta y de las expresiones contemporáneas han echado el ancla en su escenario y su sala de dorados esmerilados rococó.

Desde 2012, la compañía Les Frivolités Parisiennes ha trabajado para difundir los tesoros olvidados de la ópera cómica y la opereta francesa. Fundada por dos músicos, Matthieu Franot y Benjamin El Arbi, este ensamble ha desarrollado un proyecto artístico innovador y ambicioso. A 11 años de su fundación, Les Frivolités Parisiennes son una de las agrupaciones más importantes de Francia. Al reunir sus fuerzas musicales con el especialista del género lírico Christophe Mirambeau, “Les Frivos” está redescubriendo un siglo entero de música. 

Esta noche nos presentaron uno de sus mejores espectáculos. Después de los suntuosos Yes! de Maurice Yvain y Normandie de Paul Misraki (puestas en escena de Mirambeau), este Coup de roulis de André Messager tiene todos los ingredientes del éxito rotundo. Coup de roulis (Vuelco) es la última obra de André Messager (1853 – 1929). Este compositor es muy poco conocido fuera de Europa y tiende a ceder su lugar a otros como Jules Massenet, Maurice Ravel o Claude Debussy. Este último le dedicó Pelléas et Mélisande, testimonio de la admiración de sus contemporáneos por su talento de compositor y director de orquesta. Messager, en su larga carrera, supo adaptar su estilo conforme a las revoluciones musicales que atravesó su existencia. Sin embargo, en 1928, con Coup de roulis y la asociación con el libretista estrella Albert Willemetz, Messager demostró que su pluma conservaba el estilo elegante y audaz del compositor de Fortunio o L’amour masqué.

Coup de roulis ocurre en un acorazado de la marina francesa, el Montesquieu. El nombre de la opereta se refiere a los vuelcos del amor que sacuden a la férrea nave gala y sus protagonistas, constituida de un elenco de marinos presas del amor, un diputado incompetente y tendencioso, su hija la indomable Béatrice y la diva egipcia Sola Myrrhis. Toda la tripulación se pierde en el océano de pasiones y en la travesía llena de peripecias humorísticas. 

La puesta en escena es una maravilla. Sol Espeche adaptó el argumento con los códigos de las telenovelas estadounidenses. Con momentos dignos de The Young and the Restless y que también nos parecen muy similares a esas telenovelas mexicanas de los años 80 y 90 con conflictos imposibles y desenlaces espectaculares. El libreto pícaro y virtuoso de Willemetz se prestó sin dificultad a tal adaptación. Espeche respetó la obra y la volvió accesible sin ninguna vulgaridad. Por el contrario, logró sublimar esta obra con dinamismo y eficacia. Sol Espeche es una directora de escena brillante, una de las mejores del mundo lírico actual. En su puesta en escena reemplazó el intermedio por una serie de “comerciales” extremadamente divertidos. 

Los protagonistas, ataviados con un vestuario estrafalario y retro, se desenvolvieron con mucho talento entre los piélagos falsamente pacíficos de la partitura de Messager. Todo el elenco merece sin lugar a dudas el aplauso. Sin embargo, la Béatrice de Clarisse Dalles estuvo extraordinaria, con una amplitud vocal impresionante y un fraseo elegante. Interpretando a su padre, el diputado Puy Pradal, Jean-Baptiste Dumora mostró una hermosa voz de barítono, de bellisimos matices aterciopelados. Christophe Gay encarnó al joven oficial Kermao con sutileza y elegancia, aunque a veces lo cubrió la orquesta. Su rival, el comandante Gerville, fue un Philippe Brocard apasionado y refinado, sobre todo en su aria del “cuarentón” del acto segundo. Y no podia faltar la gran diva Sola Myrrhis, interpretada por la simpática Irina De Baghy. Con una voz impresionante, utilizó su registro muy hábilmente con un timbre sonoro muy agradable. 

La orquesta de Les Frivolités Parisiennes, perfectamente bien dirigida por la excelente maestra Alexandra Cravero, nos llevó por los mares del gran Messager sin ningún naufragio.

Compartir: