L’elisir d’amore en Nueva York

Javier Camarena (Nemorino) y Golda Schultz (Adina) en L’elisir d’amore en el Metropolitan Oplera de Nueva York © Marty Sohl

Diciembre 29, 2023. En una temporada donde no abundaron las grandes sorpresas, el Metropolitan Opera se apuntó un gran éxito con la reposición del popular título L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti. El principal atractivo de esta nueva propuesta de la ópera de Donizetti resultó el tenor mexicano Javier Camarena, quien ofreció una caracterización muy sólida del personaje del enamorado Nemorino. Con una voz de gran belleza, siempre controlada, de impoluta línea de canto y con un absoluto dominio del estilo belcantista, Camarena hizo un primer acto irreprochable, pero fue en el segundo donde se le escuchó más cómodo y descollante de vocalidad, y ofreció toda una batería de agudos, medias voces y refinados acentos no aptos para cardiacos. Modélica por donde se le buscó, su aria ‘Una furtiva lagrima’ fue de los momentos más celebrados y emotivos de la noche. 

Dio buena réplica y dejó una muy grata impresión la ascendente Golda Schultz, quien concibió una pizpireta Adina muy solvente en lo vocal y desenvuelta en lo escénico. Poseedora de un timbre pequeño, pero de deslumbrante calidad, la soprano sudafricana hizo gala de un canto siempre trabajado que, apoyado en un sólido bagaje técnico, una musicalidad a flor de piel y una homogénea línea de canto, hizo maravillas con cuanta nota tocó. Su aria ‘Prendi per me sei libero’, de ricas medias voces, bellísimo canto legato y unos agudos seguros y brillantes, fue otro zénit vocal de la representación. Asimismo, en cada ocasión en la que unió su canto al de Camarena, la amalgama entre ambas voces fue total y el resultado de superlativa calidad. 

Ambrogio Maestri como Dulcamara en el Met © Marty Sohl

Con una presencia escénica inmejorable de “galán” todo terreno, el carismático barítono italiano Davide le Luciano le sacó chispas a la parte del galante, presumido y seductor sargento Belcore, rol al que concibió con una voz de graves atractivos y agilidades seguras y un canto siempre expresivo y dúctil. Su aria ‘Come paride vezzosa’, desbordante de comicidad, le sirvió para meterse al público en el bolsillo y lo hizo acreedor a una buena parte de las ovaciones finales. 

En un rol que conoce y domina a la perfección y al cual supo extraerle toda su dimensión cómica, Ambrogio Maestri volvió a confirmar por qué es considerado uno los mejores Dulcamaras de la actualidad. Con una voz potente, lozana, de clara articulación e infinitos matices expresivos, el prestigioso barítono italiano sirvió su parte de manera ejemplar y se alzó con un bien merecido triunfo personal. 

La soprano Brittany Renee lució una voz fresca y bien timbrada como Giannetta, pero su insuficiente proyección hizo que tuviese problemas para superar a la orquesta y que su voz se perdiese en los cuadros de conjunto. 

Nuevamente, Donald Palumbo hizo un trabajo notable a cargo el coro de la casa. Desde el foso, el debutante director italiano Michele Gamba hizo una lectura correcta, sin descollar al frente de una orquesta que no pareció en su mejor forma. La producción, firmada por Bartlett Sher, además de resultar visualmente atractiva y teatralmente eficaz, profundiza con inteligencia sobre las diferentes clases sociales de los personajes y sus interrelaciones. Los caracteres de los personajes son fácilmente identificables: Nemorino es el campesino pobre y analfabeta del pueblo; Adina la hacendada rica y pretenciosa; Belcore el militar engreído que abusa de su poder y Dulcamara un embaucador corrupto que busca sacar partido de la población ignorante para llenar sus bolsillos. 

El vestuario simple y colorido diseñado por Catherine Zuber reforzó la idea de la división de clases planteada por el director de escena americano. Sin grandes pretensiones de espectacularidad, pero con buen gusto, la escenografía creada por Michael Yeargan cumplió a la perfección su cometido, dando buen marco al desarrollo de la acción. Una vez caído el telón, un público particularmente entusiasmado vitoreó a cada uno de los intérpretes. 

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