¡Viva Violeta! Homenajes a la soprano Violeta Dávalos

Belem Rodríguez en el CentrÓpera Enrique Jaso

El pasado 18 de febrero de 2021 murió la soprano Violeta Dávalos Lara, una de las cantantes mexicanas con mayor actividad durante las últimas tres décadas en el quehacer lírico nacional. En este periodo, pocas voces participaron con mayor frecuencia en los escenarios musicales de nuestro país como la de esta intérprete, cuyo variado repertorio abarcó ópera (italiana, francesa, mexicana), opereta, zarzuela, música sinfónico-vocal y canción mexicana.

Violeta Dávalos falleció a los 51 años de edad, en medio de la pandemia provocada por el coronavirus, pero no por causa directa de Covid-19, sino como consecuencia de una peritonitis no tratada, justo por temor de acudir a recibir atención médica y contagiarse de SARS CoV-2 en algún hospital. La mató el miedo, como a tantos personajes que abordara en escena.

Su desaparición física, desde luego, generó luto y tristeza en el ambiente lírico y musical de México, pero al mismo tiempo suscitó también momentos de reflexión y reconocimiento a una de sus exponentes más destacadas. A partir de esa pérdida comenzaron a realizarse diversos homenajes —en esencia virtuales o radiofónicos— en los que colegas cantantes, directores de orquesta, de escena, vestuaristas, críticos, musicólogos y en general amigos de la soprano han repasado sus múltiples valores artísticos y su legado.

Conversatorio de la Ópera de Bellas Artes, con Enrique Singer, Sara Salomón, Enrique Barrios, Noé Colín, Grace Echauri, Alonso Escalante y Jesús Suaste

Entre los conversatorios y actividades en streaming que han recordado a esta cantante originaria de la Ciudad de México e integrante del grupo Solistas Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes, destacan dos: el rendido por el CentrÓpera Enrique Jaso dirigido por el maestro Miguel Hernández Bautista; y el presentado por la Ópera de Bellas Artes, cuyo director artístico, Alonso Escalante Mendiola, no solo mantuvo una larga y estrecha relación profesional con Violeta Dávalos, sino que también en el plano personal fue una persona allegada a la intérprete a lo largo de los años.

En el primer caso, el sábado 20 de marzo, el CentrÓpera Enrique Jaso dedicó su concierto #32, en el marco del Festival de PrePrimavera María Grever, a la memoria de Violeta Dávalos y del tenor Hugo Colín Sandín, fallecido en diciembre de 2020 —él sí— por complicaciones directas con el Covid-19. 

Lo significativo de este homenaje radicó en que ambos cantantes recibieron su formación profesional de parte del maestro Enrique Jaso Mendoza, quien en paralelo a su labor docente creó una suerte de comunidad o familia lírica en la que sus integrantes se mantenían unidos y en constante comunicación artística. Por las aulas de este ya legendario maestro han pasado decenas de voces mexicanas que habrían de desarrollar importantes carreras operísticas en México e incluso internacionalmente.

El sucesor natural del profesor Jaso, luego de su muerte, ha sido durante ya cerca de una década uno de sus discípulos más avanzados: Miguel Hernández, quien encabezó este tributo a Dávalos y Colín al presentar, en las instalaciones del CentrÓpera Enrique Jaso, en Azcapotzalco, justo a un puñado de jóvenes cantantes que interpretaron un programa integrado por canciones de María Grever, acompañados al piano por Eduardo Santiago.

Violeta Dávalos, según ha relatado Miguel Hernández, siempre se mantuvo al pendiente del surgimiento y desarrollo de nuevas voces al interior de ese linaje “jasista”. Por ello resultó significativo la presentación de los jóvenes Lupe Aguirre, Mariel Atta, Juan Javier Bonilla, Regina Castillo, Roberto Cerrillo, Estefanía Cordero, Darío Córdova, Víctor Corona, Jonathan Corral, Tania Dagnar, María Elena Escobar, Jorge González, Grace Guzmán, Tania Hernández, Rodrigo Landeros, Hortensia Rodríguez, Luis Ruiz, Carlos Sánchez, Lupita Serna, Talia Vintage, Ana Windfield, Priscila Zabaleta y Ana Cristina Zambrano, cantantes que abordaron una veintena de canciones más y menos conocidas de entre las más de 800 piezas que compusiera la guanajuatense María Joaquina de la Portilla Torres, popularmente conocida como María Grever. 

En honor a Dávalos y Colín, se interpretaron obras como ‘Lamento gitano’, ‘Por si no te vuelvo a ver’, ‘Alma mía’, ‘Cuando venga a tu lado’, ‘Júrame’, ‘Un beso’, ‘Te quiero, dijiste’, ‘Brisas’, ‘Labios rojos’, ‘Volveré’, ‘Yo no sé’ y ‘Despedida’. El concierto, transmitido a través de redes sociales, fue emotivo y conmovedor. Se llegó, de hecho, a las lágrimas, y el punto climático fue la participación de la soprano Marcela Ocampo con la mezzosoprano Belem Rodríguez, otras dos cantantes y pilares de este grupo de enseñanza lírica, quienes además expresaron su hondo pesar por la partida de Violeta, una compañera profesional y de grupo a la que apreciaban y admiraban profundamente.

Al día siguiente, el domingo 21 de marzo, el Homenaje In memoriam —también transmitido vía streaming— correspondió a la Ópera de Bellas Artes, institución en la que Violeta Dávalos se presentó de manera constante a lo largo de su carrera profesional con una diversidad notable de roles. Su director artístico, Alonso Escalante, se convirtió en el anfitrión de formato virtual híbrido que incluyó un conversatorio en vivo, combinado con la transmisión de testimoniales grabados y el audio de algunas arias significativas interpretadas por la soprano homenajeada, como ‘Ritorna vincitor’ de Aida de Giuseppe Verdi o ‘Si, mi chiamano Mimì’ de La bohème, ‘Vissi d’arte’ de Tosca o ‘Un bel dì vedremo’ de Madama Butterfly, tres de las óperas estelares del catálogo de Giacomo Puccini.

La mezzosoprano Itia Domínguez, amiga y colega de Violeta

En el conversatorio, además de Escalante, participaron el bajo Noé Colín, el director de orquesta Enrique Barrios, el director de escena Enrique Singer, la mezzosoprano Grace Echauri, el barítono Jesús Suaste y la vestuarista Sara Salomón —y, en aparición espontánea, el director de orquesta Enrique Patrón de Rueda—, quienes alternaron testimonios, anécdotas y sentires en tiempo real con las palabras grabadas de personajes como los directores de escena Daniela Parra, Mauricio García Lozano, Benjamín Cann, Luis de Tavira, Luis Miguel Lombana y Marco Antonio Silva; los directores de orquesta Christian Gohmer e Iván López-Reynoso; la maquillista Cinthia Muñoz y la vestuarista Estela Fagoaga; el divulgador musical Erick Zermeño Morales; y los cantantes José Manuel Chu, Armando Gama, Rubén Amoretti, Enrique Ángeles, Miguel Hernández e Itia Domínguez, quien además de amiga cercana y colega de escena, fue vecina de silla de Violeta Dávalos en Solistas Ensamble.

De manera general, los participantes coincidieron en las cualidades artísticas de Violeta, que partían de una voz importante y expresiva que le permitió abordar roles de lírico-dramático desde antes de los 20 años de edad. Otras de sus fortalezas como intérprete, según los testimonios, radicaban en su solidez musical, en su energía escénica, su entrega histriónica y su disciplina de estudio. 

Por supuesto, también abundaron las anécdotas, los encomios como amiga, madre y mujer: como un ser humano que siempre tenía algo qué contar dentro y fuera de los escenarios. Aunque todo ello resultó —a lo largo de casi tres horas de transmisión— una ventana de difusión sustantiva para poner en relieve la figura y el legado músico-vocal de Dávalos, por desgracia este homenaje padeció de severos problemas técnicos que impidieron al público apreciar dignamente los diversos materiales audiovisuales que se prepararon, debido a lo limitado del ancho de banda necesario para transmitir archivos de audio y, sobre todo, video en la plataforma de videochat utilizado (Zoom). El desfase entre imagen y sonido de varios segundos o, por momentos, de más de un minuto, el congelamiento de la pantalla y la dificultad para descifrar quién decía qué, provocaron un divorcio multimedia cercano a la disonancia apenas soportable en el tributo de la cantante homenajeada. 

El conversatorio se transmitió sin mayores problemas y algunos de los testimonios desfasados habrían de compartirse ulteriormente de manera separada en las redes sociales de la Ópera de Bellas Artes.

En cualquier caso, la pena ante la muerte de una cantante protagonista del quehacer operístico nacional, pero sobre todo la aportación de Violeta Dávalos en un tramo reciente de la historia musical de México, fueron motivos conductores expuestos de manera sentida y respetuosa. ¡Viva Violeta! Pero descanse en paz.

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