Luisa Mordel: “Vivir de verdad situaciones imaginarias”

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Luisa Mordel: “Ahora es mi momento para el bel canto y Mozart”

La soprano regiomontana Luisa Mordel debutó el pasado 8 de febrero en el Auditorio San Pedro, con el rol de Marguerite, en una función de Faust de Charles Gounod presentada por el México Ópera Studio (MOS) en colaboración con la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, en Nuevo León.

Esta joven cantante, próxima a cumplir los 26 años de edad, es uno de los talentos líricos mexicanos a seguir en el corto y mediano plazo, toda vez que su destacada presencia en opera studios (EOBA, MOS), concursos (Sinaloa, San Miguel de Allende) y algunos escenarios nacionales que de a poco se le van abriendo han servido como la plataforma necesaria para comenzar una carrera operística con expectativas alentadoras. 

En la más reciente edición del Concurso de la Ópera de San Miguel (OSM), Luisa Mordel ganó el Premio Steans Music Institute, que consiste en una beca de tres semanas en el Ravinia Center, la residencia de verano de la Chicago Symphony Orchestra. Incluye viáticos, clases con coaches de ópera, participación en recitales y clases magistrales durante el festival de ópera más antiguo de Norteamérica. Además, ganó el Premio Edgar Mason Kneedler, por interpretación y estilo sobresalientes, y una de las Becas de estímulo.

Sobre su participación en el Faust de Gounod, el crítico Gabriel Rangel Pineda escribió en el diario El Norte: “Vocalmente, la noche fue de Luisa Mordel, como Margarita. Con buena proyección, su voz es capaz de transmitir emociones con un bello timbre”. Por su parte, en su perfil de red social, el Presidente del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, Ricardo Marcos, también elogió a la soprano: “La Marguerite de Luisa Mordel fue sobresaliente; voz bella usada con gran musicalidad, actriz comprometida, francés de bastante buena factura y dicción inteligible. Una Margarita que no le pide nada a otras cantantes más experimentadas que lo han abordado”.

“Margarita me ha dejado una gran enseñanza, ya que para cantarlo tuve que superarme a mí misma, en todos los aspectos, cada día que lo preparé”, expresa Ana Luisa Morelos Delgado —quien utiliza el Luisa Mordel como nombre artístico—, en esta entrevista exclusiva para los lectores de Pro Ópera. “No fue nada fácil, pero es un rol que me hizo enamorarme aún más de esta profesión”.

Un papel nada sencillo y menos aún para realizar un debut. ¿Puedes hablarme sobre este personaje y cómo lo preparaste?
Margarita es un papel muy demandante. Su arco dramático es muy fuerte; es una adolescente de 14 años que es tentada y manipulada por Fausto con la ayuda de Mefistófeles. Después de haber caído enamorada en los brazos de Fausto y consumar su amor, Margarita tiene un hijo y le quita la vida. Vive la muerte de su madre, hermana y hermano. Después de ser rechazada socialmente por sus actos, termina presa, demente, y después muere.

Musicalmente sabía que iba a requerir tiempo, que necesitaba sentir la música y la palabra en el cuerpo. Fue un trabajo arduo con mi maestro Alejandro Miyaki. Psicológica y escénicamente tuve al mejor maestro guía, Rennier Piñero, quien me dio la llave maestra con una frase: “Hacer teatro es vivir de verdad circunstancias imaginarias”. Y fue así como emprendí este viaje para darle vida a Margarita.

“El aria de las joyas” de Marguerite

Este montaje ha sido presentado por el México Opera Studio en colaboración con la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey. ¿Puedes contarme sobre tu estancia en este centro de perfeccionamiento operístico que inició sus operaciones en septiembre de 2019? ¿En qué forma dirías que su programa complementa tu desarrollo vocal y artístico?
Desde el primer día y hasta hoy, me siento sumamente agradecida de ser becaria del México Opera Studio. Desde las ocho de la mañana estamos en clases, ya sea de teatro, alemán, coaching musical o teatral; hay un gran nivel de exigencia y de disciplina, pero esto así es porque un artista es un atleta de alto rendimiento. Mis maestros se han enfocado en sumar todo el tiempo; son personas entregadas y comprometidas con el arte.

Precisamente en ese mes de septiembre del año pasado participaste en una producción del Conarte dirigida al público infantil: Hänsel und Gretel de Engelbert Humperdinck en el Teatro del Centro de las Artes. ¿Qué puedes comentarme de aquella presentación y de esa otra faceta en la que también fomentas el gusto y la difusión operística entre nuevas generaciones de público.
Hänsel und Gretel fue una gran experiencia. Me divertí como lo exigía Gretel ¡y fui niña otra vez! Hacer ópera para niños es lo máximo porque les gusta mucho, participan e interactúan; ellos están contigo todo el tiempo. Considero que es de suma importancia tener acercamiento a las artes desde pequeños, por ello agradezco a Conarte y a Mónica Garza por este maravilloso proyecto.

A todo esto, ¿cómo describirías el ambiente lírico actual en Nuevo León, estado del que eres originaria? ¿Cómo influyó ese contexto para decidirte a estudiar canto y a convertirte en una intérprete que ahora se presenta en diversos escenarios de esa entidad?
Ópera de Nuevo León hace una o dos producciones al año y me gustaría mucho tener una oportunidad en alguna de ellas en un futuro cercano. La primera vez que vi una ópera en Monterrey fue La Cenerentola; el elenco era de lujo: Javier Camarena, Margarita Gritskova, Josué Cerón e Yvonne Garza. No dejaba de pensar durante toda la obra que yo quería habitar ese mundo de música, que quería hacer este arte.

Parece que estas preguntas van hacia atrás en tu formación. Siendo así, ¿quisieras contarme cómo descubriste tu voz?
Empecé a cantar desde pequeña y la música que más me gustaba interpretar era la bellísima música mexicana: folklor, mariachi y bolero. Desde niña me encantaba escuchar las voces de Jorge Negrete, Pedro Infante, Libertad Lamarque, entre otros cantantes. ¡Debo confesarte, incluso, que pase toda mi infancia enamorada de Jorge Negrete! 

Luego, a los 17 años de edad, ingresé en la Facultad de Música a estudiar canto y fue ahí que escuché a alguien cantar ‘Te quiero dijiste’ de María Grever, con una voz operística. Entonces pensé: no importa cuántos años me tarde, pero yo quiero cantar música mexicana clásica. Fue por medio de Manuel M. Ponce, Jorge del Moral, Tata Nacho, Alfonso Esparza Oteo o la misma María Grever, entre otros compositores, que llegué a la ópera.

Escena de Faust de Gounod en Monterrey

Háblame sobre tu formación vocal y académica. ¿Con quiénes has trabajado tu voz y cómo han sido esos procesos?
En mis inicios, trabajé vocalmente con la maestra Graciela Suárez. Después con las sopranos Cristina Velasco y Eugenia Garza. En la actualidad, estudio con la maestra Rocío Tamez. Pienso que estoy en una etapa vocal en la que debo actuar con mucha inteligencia; ahora es mi momento para el bel canto y Mozart.

¿Cuáles son tus expectativas como cantante, qué repertorios y estilos te interesa abordar de acuerdo con las características de tu voz, y cómo planeas compaginar ese lado profesional con tu vida privada?
Quiero cantar para vivir y vivir para cantar. Deseo dedicarme a esta profesión el resto de mi vida y pretendo hacer ópera en México y también fuera del país. Mis roles favoritos son Mimì en La bohème de Puccini; Anna Bolena de Donizetti; Leïla en Les pêcheurs de perles de Bizet, Julieta en Roméo et Juliette de Gounod y Violetta en La traviata de Verdi. Además de la ópera, me gustaría abordar zarzuela.

Sé de tu gusto por la poesía y en general por la expresividad con belleza de la palabra. ¿Cómo consideras que influye esa exposición a la poesía en tu canto?
Recitar un poema diario, y en el transcurso del día analizarlo, es una de mis pasiones. La poesía oculta música entre sus sílabas. Pienso que la sensibilidad a la palabra funde el canto con la interpretación.

¿Qué puedes platicarme sobre tus destacadas participaciones en concursos de canto? El año pasado, por ejemplo, obtuviste el primer sitio en el de Sinaloa y, ahora eres finalista nuevamente en San Miguel de Allende.
El año pasado decidí comenzar a participar en las audiciones de los concursos nacionales. Honestamente, me imaginaba que por ser la primera vez que concursaba no estaría en ninguna final. Pero en San Miguel de Allende 2019 gané tres premios: el Oliver Deehan Memorial Prize; el Exceptional Integrity, Fortitude, Discipline, Tenacity, and Positive Outlook Award; y el Audience Favorite Prize.

Después me aventuré al concurso de canto en Culiacán, Sinaloa, y cumplí uno de mis más grandes sueños: cantar por primera vez con orquesta. Fui muy afortunada de hacerlo bajo la dirección del gran maestro Enrique Patrón de Rueda, además de que gané el Primer Lugar, el Premio de Bellas Artes, el Premio Fernando Lozano-Filarmónica 5 de Mayo y el Premio Sonfonic.

¿Qué tan formativos resultan este tipo de concursos para una joven cantante como tú, y cuál es la proyección que deriva de ellos?
Para mí, más que el estímulo económico que me dieron por haber participado, los concursos me hicieron ganar confianza y seguridad en mí misma. No estaba cantando en el cubículo donde estudio diariamente, sino que estuve expuesta. Uno debe saber lidiar con uno mismo y solo ahí, en el escenario, es donde se logra.

En el Concurso XII de la OSM, Luisa cantó ‘Depuis le jour’ de Louise de Charpentier, y ‘Havvi un Dio che in sua clemenza’ de Maria di Rohan de Donizetti

¿Puedes hablarme de tu estancia en el Estudio de la Ópera de Bellas Artes durante 2018? Además de la formación en las aulas, de tu crecimiento personal al estar lejos de casa, también tuviste diversas presentaciones en el país como parte del EOBA. Cuéntame de esa etapa en tu vida…
El Estudio de Ópera de Bellas Artes fue una experiencia en la que viví todas las gamas de colores, y en todos ellos la soledad fue mi mejor amiga. Me enamoré de la Ciudad de México y del Palacio de Bellas Artes. Ese año cumplí el sueño de conocer este increíble recinto y ver la temporada completa de ópera 2018. 

Me sentía muy joven para estar ahí; el nivel de mis compañeros en todos los aspectos era alto, pero al final entendí que debía enfocarme en el presente y únicamente en mi proceso. A pesar de que no me dieron oportunidad de cantar en alguna producción, aprendí mucho de mis compañeros, y la maestra Louise Phelan, en especial, me dejó una gran enseñanza en Técnica Alexander.

¿Cuáles serían las condiciones ideales en el entorno operístico de nuestro país para que los jóvenes cantantes como tú puedan desarrollarse profesionalmente de la mejor manera?
Ahora más que nunca entiendo que esta carrera no se trata solo de cantar correctamente o de tener una voz prometedora. Hay que ser buen músico, saber de armonía, indagar en lo que el compositor escribió y analizar el texto; al hablarlo se debe encontrar cada portador de sentido, construir por pasos el personaje, construir el arco dramático y habitar sus diferentes atmósferas.

Para todo esto es necesario tener una conciencia corporal; el cuerpo es tu instrumento, por eso hay que explorarlo y conocerlo a la perfección. Así emprendes un viaje hacia el interior que nunca se termina. Y me quedo corta, porque hay muchos aspectos que conlleva el ser un cantante de ópera. Pero muchas veces en los planes de estudio en las universidades no se contempla. Sin embargo, lo más importante es no dejarle la responsabilidad a nadie; hay que buscar lo que nos haga falta y crear nuestras propias condiciones ideales. 

¿Qué viene próximamente para ti, en términos musicales?
Me gustaría mucho continuar mis estudios fuera de México; estoy buscando formar parte de algún estudio de ópera en el extranjero. Quiero continuar estudiando, conocer el circuito fuera de mi país y reforzar todas las áreas de oportunidad como artista para después apostarlo todo.

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