Tosca en Los Ángeles

Angel Blue (Tosca) y Ryan McKinny (Scarpia) en Los Ángeles © Cory Weaver

Diciembre 4, 2022. La Ópera de Los Ángeles cerró el primer semestre de su temporada 2022-2023 programando la muy representada ópera de Giacomo Puccini, Tosca. La obra fue vista en este escenario por última vez en las temporadas 2013 y 2017. En ambas ocasiones se recurrió a la producción del director inglés John Caird (más conocido por su exitoso montaje del musical Les Misérables).

Como ocurrió en su estreno, se reiteró la convicción de que es una escenificación poco atractiva o convincente. Si bien Baird situó la acción en un tiempo cercano a la Primera Guerra Mundial, en el montaje no hay ninguna referencia que haga pensar que el lugar donde se desarrolla la acción sea Roma. Quizás eso se pueda inferir del texto cantado por los personajes, pero lo que desvirtuó la propuesta fue la excesiva y superflua violencia presenciada, con gráficas ejecuciones, torturas y sangre derramada en escena. 

El primer acto ocurrió en una iglesia semi-destruida y una enorme pintura con andamios en tres niveles que ocuparon la mitad del escenario; en el segundo acto nos encontramos en una bodega abandonada atiborrada de obras de arte sacro robado (suponemos que por Scarpia); y en el tercer acto, el más cruento, por la manera como es ejecutado Cavaradossi o muere Tosca, apuñalándose en el estómago, que es lo que la hace caer desde lo más alto, se desarrolló en un campo de concentración con cuerpos ahorcados colgando del techo. 

Además, la sobreactuación de la mayoría de los personajes dejó una imagen errónea de cómo es la ópera en el libreto. Hoy en día todas las ideas escénicas son válidas y bienvenidas, pero no cuando se altera la historia y se crean situaciones inexistentes. Los vestuarios lucieron adecuados, y junto a las escenografías, fueron ideados por Bunny Chrstie. La iluminación de Duane Schuler, con una trayectoria de más de 36 montajes en este teatro, dio un toque sombrío y lúgubre a la escena. 

Afortunadamente, la parte musical y vocal compensaron las falencias presenciadas, con la soprano Angel Blue, quien confirió a Tosca de una convincente interpretación, con lucida presencia y mesura, desplegando una voz amplia, matizada y homogénea con la que emitió conmovedores pianos y agudos. Blue es una cantante hecha en casa, por haber nacido en esta ciudad y por haber egresado del ensamble del teatro, y por tales motivos fue recibida con inmenso entusiasmo por el público. 

A su lado destacó el tenor Michael Fabiano, quien aportó temperamento al papel de Cavaradossi y se mostró muy sólido y seguro con sus notables cualidades vocales de tenor lírico-spinto. El bajo-barítono Ryan McKinny caracterizó un perverso y violento Scarpia, en línea con lo ya descrito, aunque fue innecesario que sobrecargara su desarrollo actoral y su canto con fuerza desmesurada para enfatizar el carácter siniestro de su personaje. 

El resto de los interpretes cumplió de manera satisfactoria en cada uno de sus intervenciones, especialmente Philip Cokorinos como el Sacristán, y el tenor Anthony León como Spoletta, miembro del ensamble del teatro y por el que se apuesta por una exitosa carrera después de haber ganado este año el primer lugar del concurso Operalia. Bien estuvieron Wei Wu como Angelotti, Zachary James como Sciarrone, Ryan Wolfe como el carcelero y Deepa Johny en el papel del pastor, estos últimos tres cantantes miembros del ensamble. 

Una mención para el buen desempeño del coro, y para la conducción de la orquesta del director estadounidense Louis Lohraseb, quien tuvo su debut local asumiendo el lugar que dejara la originalmente anunciada Oksana Lyniv, mostrando oficio y encontrando cohesión entre las fuerzas musicales, sobre el escenario y en en el foso. 

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