L’incoronazione di Poppea en Barcelona

David Hansen (Nerone) y Julie Fuchs (Poppea) en L’incoronazione di Poppea de Monteverdi en el Gran Teatre del Liceu  © David Ruano

Julio 12, 2023. Último título de la temporada, la obra de Claudio Monteverdi volvió tras una anterior versión de concierto y el estreno en 2009 en una producción y versión en conjunto más interesante que la presente, pero ya sabemos que hay que cambiar las puestas en escena cueste lo que cueste, en vez de imitar a los teatros razonables que, buenas o malas, las repiten para amortizarlas. 

El libreto fue adaptado (no mucho) por Bernardo Ticci y el propio director de escena Calixto Bieito para este espectáculo presentado por primera vez en la Ópera de Zúrich. Considerando los antecedentes del director y su predilección por el sexo y la sangre, aquí muy justificados —aunque tal vez exagerados y/o reiterativos—, estuvo bien sin deslumbrar. Los artistas aparecieron con vestuarios modernos en una plataforma circular de color azul con paneles a los lados y al fondo, en que se reproducían con fotos y videos momentos o primeros planos de cada escena (supongo que para que los que estaban sentados atrás vieran). Obviamente, como entraban por atrás del escenario, en el Teatre del Liceu —y con voces para el barroco— la audición se resentía. Los detalles discutibles, como la permanencia inmóvil de los pobres cantantes que no debían seguir en escena, tampoco faltaron.

Nahuel di Pierro (Seneca) © David Ruano

Deanna Breiwick (Drusilla) y Xavier Sabata (Ottone) © David Ruano

Dirigió en el foso alzado —faltaba más— Jordi Savall al frente de la agrupación Le Concert des Nations. Lo hizo muy bien, aunque no participe yo del temor reverencial por el director que llevó a algún exaltado a vitorear su nombre al final de la velada. El nutrido reparto insistió en los contratenores (contra los que nada tengo si cantan bien y tienen una voz aceptable: fue el caso de Xavier Sabata como Ottone (sobre todo muy buena dicción), pero no el protagonista de David Hansen, que repitió su precaria interpretación vocal (convincente en lo escénico) de París.

Las mejores fueron la soprano Julie Fuchs en una sensual y oportunista Poppea y la mezzosoprano Magdalena Kožená, una dramática y vengativa Ottavia. Muy cerca estuvieron el Séneca tal vez demasiado juvenil del bajo Nahuel Di Pierro, la Drusilla de la soprano Deanna Breiwick (un tanto ligera para la parte), y las dos nodrizas, los tenores Marc Milhofer (Arnalta) y Marcel Beekman (lástima que quedó poco de su intervención como ama de Ottavia; en cambio tuvo que actuar disparatadamente como personaje mudo y disfrazado). Las tres diosas iniciales aguantaron impertérritas toda la función, haciendo a veces otras partes (Jack Arditti, contratenor y el de mejor calidad vocal de los tres, Irene Mas y Rita Morais, sopranos), y el resto de los comprimarios fue muy correcto (Guillem Batllori, Milan Perisic y Thobela Ntshanyana, un guardia y luego un Lucano muy sensual y sexual asesinado por Nerón). Mención aparte para el Valetto de Natalia Labourdette (la Damigella la cantó Morais). Como queda dicho, público aplaudidor y bastante numeroso.

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