Nabucco en Nueva York

Escena de la producción de Nabucco de Giuseppe Verdi, firmada por Elijah Moshinsky para el Metropolitan Opera de Nueva York © Marty Sohl

Octubre 7, 2023. En la inauguración de su serie de funciones de Nabucco previstas para esta temporada, el Metropolitan Opera empezó con el pie derecho y ofreció un espectáculo sin puntos débiles del capolavoro verdiano. Desbordante de “italianità” y energía, la inteligente dirección musical del italiano Daniele Callegari al frente de la magnífica orquesta de la casa, fue un factor determinante en el éxito de esta reposición destacando por su lectura de tiempos precisos, su perfecta concertación, su generosidad de matices y por mantener en todo momento la tensión que demanda la partitura. 

George Gagnidze (Nabucco) © Marty Sohl

Al frente del reparto vocal, el barítono georgiano George Gagnidze fue un intérprete de gran solidez de la parte de Nabucodonosor, con una voz bella, generosa y homogénea a través de la cual dejó entrever la contradictoria psicología del rey de Asiria. Su emotivo ‘Dio di Giuda’, cantado con emoción, nobleza de acentos y un legato exquisito, resultó uno de los momentos más conmovedores de la noche.

Indiscutible referente de la parte de Abigaille en la actualidad, Liudmyla Monastyrska mostró un dominio absoluto de la temible tesitura de la hijastra del protagonista. Auténtica soprano dramático de agilidad, a la ucraniana la parte le fue como anillo al dedo. La voz es inmensa, los agudos impecablemente dispensados con una seguridad y un control apabullante, la coloratura virtuosa, y el canto matizado y expresivo. En la escena se vio muy entregada a la composición de su personaje. Chapeau! 

Con voz profunda, un timbre bien esmaltado, rico lirismo y particularmente efectivo en la zona aguda, el bajo ucraniano Dmitry Belosselskiy retrató un convincente sumo sacerdote Zaccaria, al cual solo pudo reprochársele un canto algo apagado de peso dramático. Un lujo desmedido resultó el general hebreo Ismaele del tenor coreano SeaoJong Back, quien deleitó a más no poder por su voz potente, flexible y de agudos fáciles; y la Fenena de voz robusta y timbre aterciopelado de la mezzosoprano rusa Maria Barakova. 

Los personajes comprimarios de la hebrea Anna, el soldado babilonio Abdallo y el sumo sacerdote de Baal, fueron cubiertos con profesionalismo por Brittany Olivia Logan, Scott Scully y Le Bu, respectivamente. Perfecto el coro, cuyo desempeño puede ser catalogado, sin titubeos, de memorable, dando muestra una vez más del nivel de estratosférica excelencia que ha alcanzado bajo la dirección de Donald Palumbo. Como era de esperar, el celebérrimo coro ‘Va pensiero’ fue festejadísimo por el público, quien intentó, sin resultado, obtener un bis. 

Escena coral de Nabucco en el Met © Marty Sohl

Estrenada en el 2001 y orgullo de la compañía, la clásica producción firmada por el director de escena australiano Elijah Moshinsky aportó un excepcional marco para el desarrollo de la acción, deslumbrando como en su primer día. Concebida por el inglés John Napier, la monumental escenografía dispuesta sobre un disco giratorio permitió pasar del templo de los hebreos al palacio de Nabucco en un abrir y cerrar de ojos, permitiendo la rápida sucesión de escenas sin interrumpir la acción. No deben pasarse por alto las importantes contribuciones de la vestuarista francesa Andreane Neofitou con sus bellísimos y lujosos trajes, mezcla de medievo y oriente; y del iluminador inglés Howard Harrison, quien siempre dio en el clavo ofreciendo la atmósfera adecuada en cada momento.

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