Maometto Secondo en Nápoles

Escena de Maometto Secondo en el Teatro San Carlo de Nápoles © Luciano Romano

Octubre 29, 2023. En medio de la confusa situación de la dirección general (dos al mismo tiempo, uno repuesto por la justicia en el cargo y el otro nombrado) e incluso la del coro, la primera representación de esta importante reposición de un título de Gioachino Rossini que se estrenó hace dos siglos en esta misma sala se anuló por una huelga. 

Ésta a la que me refiero se convirtió en la primera: teatro lleno aunque no pueda decirse que se trate ni remotamente de una ópera de repertorio. Nueva puesta en escena obligatoria y piedra del escándalo. Calixto Bieito y su equipo fueron sonoramente pitados al finalizar la función y hasta llovieron insultos. Como los motores de su imaginación suelen ser el sexo y el poder, y aquí hay algo del segundo pero nada del primero, quedaron solo los tics (el coro vestido de modo variopinto y con objetos aún más variopintos, pero poco movimiento salvo en el gran concertante que cierra el primer acto) y un intento fallido de convertir el gran dúo de soprano y bajo (Anna y Maometto, rivales pero enamorados) en una escena sexual solo esbozada y concluida con algo de sadismo muy moderado. Los cantantes tienen bastante que hacer, pero salvo el cruel pero intelectual protagonista con accesos de furor, con muy poco o ningún sentido. 

Por fortuna, la parte musical fue casi sobresaliente. Para empezar la dirección de Michele Mariotti es de las que dejan huella y crea desde las primeras notas un clima dramático, pesimista y de gran tensión; la orquesta suena sensacional, el equilibrio con el escenario es absoluto y el aun joven maestro se confirma como batuta relevante. El coro, pese a las incertidumbres mencionadas, estuvo en muy buena forma (ligeramente superior la sección masculina) y los personajes secundarios de Andrea Calce (el noble musulmán Selimo) y Li Danyang (el noble veneciano Condulmiero) muy correctos. 

Del protagonista de Roberto Tagliavini, este ha sido el mejor trabajo que le he visto hasta el momento porque, además de las dificultades vocales de la parte (muy bien resueltas y con su bello timbre), demostró una reserva menor que la habitual en su comportamiento escénico.

La verdadera protagonista es Anna, hija del líder de los venecianos en Negroponte, y Vasilisa Berzhanskaya, en uno de esos roles escritos para Isabella Colbran, que suelen ser la desesperación de quienes tienen que armar un reparto, estuvo sobrada de voz (solo que con su juventud, con esos graves de mezzo y agudos se soprano, tal vez tenga que decidir con cuidado su repertorio presente y futuro), además de excelente técnica y estilo. 

Esto último, más una voz en evolución (con más cuerpo y menos nasal), distinguió al Paolo Erisso de Dmitry Korchak (un rol tan difícil como ingrato, ya que las exigencias son enormes sin que nunca se le conceda un momento de solista). El noble veneciano Calbo, contralto en travesti, sí que lo tiene, y bien largo y difícil. Varduhi Abrahamyan no sonó con mucho volumen ni, sobre todo, con los graves necesarios para su gran escena del segundo acto, pero no desentonó. Para todos ellos los gritos de protesta se cambiaron en bien ganadas ovaciones.

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