Madama Butterfly en Buenos Aires

Escena de Madama Butterfly en el Teatro Colón de Buenos Aires © Arnaldo Colombaroli

Noviembre 10, 2023. El Teatro Colón de Buenos Aires cerró su Temporada 2023 con Madama Butterfly de Giacomo Puccini, con muy buena calidad general. Livia Sabag, a cargo del equipo visual, pretendió subrayar la importancia del tema de la caída social y el empobrecimiento en la vida de Cio-Cio San. 

Para ello contó con extraordinario boceto escenográfico de Nicolás Boni quien, con tonos ocres, un lugar yermo sin ninguna cualidad noble, alegre o primaveral y una pequeña casa de campo japonesa de factura humilde y techos de paja (minka) ambientó la escena. La casa se encuentra en el costado derecho del escenario (según ve el espectador), por detrás la colina y un árbol seco y con raíces a la vista y detrás colinas más altas. Por delante se delimitan tres espacios: a nivel del piso, una pasarela para llegar a la casa y una balconada de madera en el entorno de la casa. Casi no se utiliza el interior de la casa —que sería el cuarto espacio— salvo para la noche de la espera y no existe el jardín por lo cual no queda claro de dónde aparecen las flores en el final del segundo acto. En el comienzo del segundo acto la proyección de un alud que destruye parte de la casa y del entorno figurando la caída de la propia Cio-Cio San.

Con todo, los movimientos escénicos fueron tradicionales y sin casi ningún hallazgo y toda la idea fue resuelta más por el marco escénico, la muy buena iluminación de José Luis Fiorruccio, las proyecciones de Matías Otálora (con el alud del inicio del segundo acto y las del inicio del tercero, que marca confusamente la noche de la espera con una yuxtaposición de imágenes poco comprensibles), que con las ideas actorales de Livia Sabag. Las únicas dos ideas medianamente distintas fueron: la madre de Cio-Cio San, que quiere despedirse de su hija luego de la maldición del Bonzo y que es arrancada por la tía y en el segundo cuando Suzuki recoge del suelo un muñeco de trapo que nos preanuncia la presencia del niño en la casa.

El vestuario de Sofía Di Nunzio aportó color en el primer acto, en una puesta que deliberadamente abusó de los ocres, y resaltó en los protagonistas principales un buen trabajo. Jan Latham-Koenig ofreció una razonable versión musical con cuidado de los planos sonoros aunque un poco cerebral y fría.

Daniela Tabernig como Cio-Cio San © Arnaldo Colombaroli

Demostrado, nuevamente, que es una de las sopranos de más valía de la Argentina, Daniela Tabernig encabezó el elenco con una Cio-Cio San de primer nivel. Compenetración, entrega, y credibilidad se sumaron a su calidad musical con notable volumen y proyección, fina línea de canto, adecuado dramatismo cuando la parte lo requería y perfecto lirismo en los momentos adecuados, que se complementó con sutilezas y pianisimos a lo largo de la noche.

El tenor Riccardo Massi tiene la presencia escénica casi perfecta para Pinkerton, posee buen color vocal y adecuada técnica; no defraudó en el rol, pero tampoco brilló. El cónsul Sharpless de Alfonso Mujica fue bien cantado, tiene muy buen volumen, adecuada línea de canto y bello color; solo le faltó un poco más de sutileza en su canto que seguramente desarrollará el joven cantante uruguayo. Actoralmente interesante y creíble.

La Suzuki de Nozomi Kato, fue profesional y solvente, aunque frente a la cantidad de buenas mezzosopranos con que cuenta nuestro medio no se comprende la contratación de la mezzo japonesa. Sergio Spina resultó, nuevamente, un Goro casi ideal tanto por su composición actoral como vocal del personaje; mientras que el Tío Bonzo de Christian Peregrino aportó presencia y calidad vocal.

Tanto Sebastián Sorarrain como Mariana Carnovali, Príncipe Yamadori y Kate Pinkerton, respectivamente, fueron profesionales y sólidos. El resto del elenco, así como el Coro Estable, mostraron buena preparación y adecuada prestación.

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