Javier Camarena en Barcelona

Ángel Rodríguez, al piano, acompañó al tenor Javier Camarena en Barcelona © Antoni Bofill

Enero 10, 2024. En el ciclo de “Grandes voces”, volvió a presentarse el tan apreciado tenor mexicano, como siempre en estos casos acompañado por el pianista Ángel Rodríguez. Se trataba de la presentación de su último CD Sogno, dedicado a la música de Francesco Paolo Tosti.

Nunca he visto antes (y no creo que vuelva a ver) un programa totalmente dedicado al encantador músico autor de tantas romanzas de salón y más populares que han cantado tantos grandes artistas, en particular (pero no solo) los tenores. Debo decir que el conjunto me resultó un tanto empalagoso y monótono porque, además, los temas y formas son parecidos y el enfoque tal vez demasiado elegante de Camarena y Rodríguez hizo apreciar más el aspecto francés de la música de Tosti y consecuentemente las tres mélodies con que abrió la segunda parte fueron quizá lo más logrado en cuanto a estilo y canto. Maravillosas, como en el resto de las obras, las medias voces, aunque tal vez a medida que se desarrollaba el programa abusara un poco de ellas. 

En la primera parte comenzó con el más conocido ciclo de las cuatro canciones de Amaranta, entre las que se cuenta la archifamosa ‘L’alba separa dalla luce l’ombra’, cantada aquí con menos pasión que lo habitual en las grandes interpretaciones, aunque con un buen agudo que no apareció mucho en el programa, pero cuando lo hizo satisfizo a los espectadores que a veces parecían estar esperando ese momento. Luego prosiguió con otras cuatro canciones: ‘Malia’, las conocidísima ‘Aprile’ (donde de nuevo se notó un entusiasmo medido en el cantante), ‘Sogno’ y la celebérrima ‘L’ultima canzone’.

En la segunda parte cantó también una de las menos conocidas del autor, en inglés, ‘Because of you’, que parece más propia para un musical de los años 40 o 50 del pasado siglo y que fue cantada con mucha prolijidad. Terminó con algunas de las más conocidas, y allí mencionó (dialoga con el público con mucha naturalidad y gentileza) a José Carreras, Ramón Vargas y Luciano Pavarotti (voces bellísimas, y alguna muy grande, pero que no tienen en este repertorio —en especial los primeros— valor de modelo). En cambio, sí mencionó luego a Enrico Caruso (que junto con Tito Schipa, Beniamino Gigli y Giuseppe Di Stefano, para quedarnos en Italia, son las verdaderas referencias). 

Así, siguieron Vorrei morire!’, una lentísima y algo deformada ‘A vucchella’, ‘Luna d’estate’ y en lugar de ‘Marechiare’ cerró con ‘Chitarra abruzzese’, de las escritas para Caruso y que remató con un excelente agudo que hizo rugir a la sala (no del todo llena). Como bises eligió otra en inglés (sobre la que tengo las mismas reservas que sobre la anterior), ‘The first waltz’ y se despidió con un ‘Marechiare’ —esta vez sí— muy poco idiomático.

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