Ein deutsches Requiem en Houston

Ein deutsches Requiem de Brahms en Houston © Melissa Taylor

Enero 20, 2024. Ein deutsches Requiem, nach Worten der heiligen Schrift, Op 45 (Réquiem Alemán, según las palabras de la sagrada escritura), compuesta por Johannes Brahms (1897-1897), tuvo su estreno absoluto en Leipzig, Alemania, el 18 de febrero de 1869 en su versión final de siete movimientos, que es la que se conoce y se interpreta en la actualidad. 

Considerada una obra pilar del repertorio sinfónico, esta obra coral sagrada a gran escala contiene algunas particularidades que la diferencian de otros réquiems tan conocidos, como los de Verdi, Mozart, Fauré y Berlioz. Su texto, tomado principalmente de la Biblia luterana, se canta precisamente en lengua alemana —mientras que la mayoría de los otros utilizan texto en latín—, y su énfasis está en el bienestar y el consuelo para los vivos, por lo que se considera una obra de carácter humanista, en vez de centrarse en el día del juicio y la salvación. 

Esta fue la obra que ejecutó de manera ampliamente satisfactoria la Houston Symphony como parte de su actual temporada, que incluye diversas obras sinfónico-corales, oratorios y la ópera Salome, en versión de concierto, bajo la mano de su director musical, Juraj Valčuha, quien apenas en la segunda temporada de haber asumido el puesto recibió hace algunas semanas una extensión a su contrato, una acertada decisión de la  dirección de la orquesta, que asegura los servicios del joven director eslovaco durante varias temporadas futuras.

A pesar de contar con un destacado curriculum, que incluye la dirección musical del Teatro San Carlo de Nápoles en Italia, que explica su afinidad por el repertorio lírico y vocal, y de no tener un nombre mediático o muy conocido, está logrando plasmar su sello en esta ciudad, atrayendo nuevamente al público que se había alejado de la renovada sala de conciertos Jones Hall, además de que es un placer escuchar a la orquesta cuando él la dirige. 

El concierto inicio con la ejecución del Réquiem para cuerdas (1957) del compositor japonés Tōru Takemitsu (1930-1996), una breve pero sentida obra de tintes orientales. A continuación, se escuchó una emocionante y esplendida ejecución de la obra de Brahms. La elegancia y los sutiles movimientos de la conducción de Valčuha hizo resaltar el desempeño de una orquesta, nunca estática, con sensibilidad y energía, particularmente en su sección de metales y percusiones. 

Por su parte, el coro Houston Symphony Chorus, que dirige Allen Hightower, tuvo su aporte buscando encontrar balance, y más allá de cantar con plenitud, precisión y vigor, pasó de lo tierno a lo solemne e incluso al impacto visceral cuando era necesario. La claridad del coro ayudó a que la rica textura de la música de Brahms tejiera su hechizo. 

De los solistas, el barítono Andrew Foster-Williams cantó su parte con opulencia, pero tuvo un desempeño discreto debido a una emisión por momentos profunda, pero cavernosa y poco mesurada en su proyección. En su intervención, la soprano texana Lauren Snouffer agradó con su angelical canto y luminoso timbre en ‘Der Tod ist verschlungen in den Sieg’ (‘La muerte es devorada por la victoria’). 

Los próximos conciertos vocales serán Carmina Burana de Carl Orff y la ópera-oratorio El Niño del compositor estadounidense John Adams.

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