Aida—Verdi

Elena Stikhina (Aida), Francesco Meli (Radamès), Agnieszka Rehlis (Amneris), Ludovic Tézier (Amonasro), Soloman Howard (Ramfis), Insung Sim (King), Francesca Chiejina (High Priestess), Andrés Presno (Messenger)
Orchestra & Chorus of the Royal Opera House Covent Garden; Antonio Pappano
OPUS ARTE DVD y Bluray 

La Royal Opera House de Londres estrenó en 2023 una nueva puesta en escena de Aida de Giuseppe Verdi a cargo del director de escena Robert Carsen y bajo la experimentada batuta de Antonio Pappano. En esta nueva producción, Carsen sitúa el drama a gran escala de Verdi dentro de un mundo contemporáneo, enmarcando sus luchas de poder y celos tóxicos en el aparato de un estado totalitario moderno. 

Para el director canadiense, lo importante de esta ópera no es dónde se lleva a cabo sino qué historia es la que se cuenta. Al respecto, Carsen comentó en una entrevista que la universalidad de Aida está en los tres ejes principales de la trama: el amor, la destrucción y la guerra. El problema para sus protagonistas es no poder tener una relación amorosa en este ambiente conflictivo; es también un drama político. Es una ópera con escenas contrastantes que van desde las épicas escenas en conjunto con los coros majestuosos y concertantes imponentes para luego pasar a momentos íntimos, privados.

En vez de que la acción se lleve a cabo en Egipto, Carsen la sitúa en una nación ficticia que muestra un gobierno tiránico en donde todos sus pobladores pierden su identidad y los militares son quienes mandan, junto con el presidente (en lugar del Rey). Todo sucede dentro de un bunker en donde los soldados, entre los que se encuentra Radamès, están bajo una disciplina castrante pero todos dedicados en cuerpo y alma a defender a su patria. Curiosamente, la bandera creada para esta nación ficticia es una mezcla de las banderas rusa, norcoreana y china.

Para todos aquellos melómanos que tanto claman por una puesta en donde no haya espectáculo visual tipo producción de Franco Zeffirelli y que se sitúe la acción de manera más cercana al público actual, esta puesta de Carsen es ideal. Todo está perfectamente bien cuidado para “trasladar” la trama a época moderna. Visualmente llega a ser algo oscura, deprimente y gris, pero todo es parte de la atmósfera que el regista quiere crear. Olvidémonos de un desfile de soldados egipcios con trofeos, a caballo y lleno de lujo como en puestas pasadas. En lugar del ballet que está entre la primera y segunda parte de la “Marcha triunfal”, en donde generalmente ponen a bailarines personificando a egipcios celebrando el triunfo sobre los etíopes. Ahora vemos un ballet de soldados con vestimenta tipo G.I. primero haciendo los honores a los soldados caídos para luego retirar sus ataúdes del lugar y hacer una especie de exhibición militar de técnicas de defensa ante las miradas de los otros militares, del presidente y de Amneris. Muy buena labor de la coreógrafa Rebecca Howell al montar esta escena y darle una coreografía ad hoc a la visión militarista de Carsen.

Aida – Coro ‘Gloria all’ Egitto’ (Verdi; The Royal Opera) 

El otro número dancístico que sucede en los aposentos de Amneris es sustituido por un grupo de sirvientas que, durante la música del ballet, ponen los cubiertos y adornos en una larga mesa donde se dará un festín. Para una audiencia purista, estas escenas pueden resultar ilógicas o burdas. Carsen, a final de cuentas, logra contar la historia y, sobre todo, crea personajes creíbles que trascienden tiempo y espacio. No importa que no estemos en el Egipto antiguo: Aida, Radamès, Amneris y Amonasro son seres humanos con pasiones, sentimientos y conflictos que siempre serán universales. Sí, desconcierta un poco oír a los soldados cantar cargando unas metralletas en vez de espadas o lanzas que son, creemos, visualmente más poéticas al pensar en cánticos de guerra. Carsen también mantiene la idea de que esta no es solo una guerra territorial sino también de carácter religioso.

Vocalmente, el elenco es muy bueno, aunque hay algunos cantantes que destacan más que otros. El rol protagónico lo interpretó la soprano rusa Elena Stikhina con un timbre lírico de gran belleza; canta con estilo, soltura, línea de canto, aunque tiende, a veces, a no hacer los pianissimi con delicadeza. Hace matices y colorea muy bien cada frase, dándole la intención que le pide el compositor. En sus dos arias ‘Ritorna vincitor’ y ‘O patria mia’, hay un trabajo muy pulido de introspección y de proyección del remordimiento de Aida que lucha entre el amor de Radamès y la fidelidad que le debe a su patria. La Aida de Stikhina es un poco más discreta que las de otras sopranos que tienden a mostrar más el lado fuerte del personaje. Uno de sus mejores momentos es el dueto con Amneris en el acto II, en donde Stikhina se permite arriesgar un poco más en cuanto al dramatismo de su canto. 

La decepción del elenco es el tenor Francesco Meli, que muestra cada vez más un deterioro vocal en su registro agudo, además de notas sostenidas en donde el vibrato que se le escucha es verdaderamente preocupante. Su ‘Celeste Aida’ está muy cuidado y no se siente libre; le ayuda que tiene a Pappano en el pódium y que lo va ayudando con el volumen de la orquesta y un tempo bastante cómodo. Cuando trata de matizar o hacer dinámicas, se siente el quiebre de registro o de color en la voz. El tenor italiano tiene algunos momentos interesantes, sobre todo en donde la vocalidad es más lírica, menos dramática. Se nota que abordar papeles pesados ha afectado su emisión.

La gran sorpresa de este video es la magnífica Amneris de la mezzosoprano polaca Agnieszka Rehlis. La voz es oscura, aterciopelada, con un muy buen registro agudo y sobreagudo, seguridad al cantar y una elegante y bella presencia escénica. Desde el momento en que entra en escena, Rehlis capta la atención personificando a la perfección a la altiva y caprichosa princesa egipcia (en este caso, la hija del presidente de la nación). Es también una excelente actriz y sus dos momentos claves son el dueto ‘Fu la sorte dell’armi’ con Aida en el acto II y el dueto con Radamès, ‘Già i sacerdoti adunansi’ en el acto IV. 

En el corto, pero muy importante, papel de Amonasro, padre de Aida, está uno de los mejores barítonos de la actualidad: Ludovic Tézier. Entiende perfectamente el estilo verdiano y canta con una imponente voz, mostrando un lado oscuro y hasta tétrico del rey etíope. Su dueto con Aida en el acto III es una de las mejores escenas de la función, tanto vocal como histriónica. 

El bajo estadounidense Soloman Howard es un fantástico Ramfis, que canta con una voz de timbre oscuro y cavernoso, proyectando su instrumento con facilidad. Excelente su interpretación tanto vocal como actoral, haciendo que este personaje cobre aún más importancia dentro de la trama. Muy bien también el bajo Insung Sim como el Rey (presidente), con una voz muy interesante y redonda. 

La dirección orquestal de Pappano es de una enorme calidad en cuanto a las texturas, los matices y los colores que va pintando a través de su orquesta. La manera tan delicada y cuidada con la que el director británico va delineando cada frase y como acompaña a sus cantantes, muestran y resaltan todas las hermosas melodías que Verdi compuso en esta ópera. El preludio es exquisito, delicado y Pappano nos va introduciendo auditivamente al Nilo hasta llegar a ese final doloroso, pero con una cierta sensación de paz que nos dan las cuerdas al ir ilustrando los últimos suspiros de vida de Aida y Radamès en la tumba (que aquí es una bodega de bombas). Controla perfectamente las escenas de conjunto y hace dinámicas y matices con el coro muy bien balanceadas. 

Muy recomendable esta nueva versión de Aida con una puesta innovadora —que podrá gustar o no a muchos—, pero que mantiene la esencia de la ópera y que, sobre todo, tiene un elenco que, en general, se adapta muy bien a esta puesta, con frescura y nueva vida en cada uno de los icónicos personajes. No vemos Egipto pero sí escuchamos a Verdi. 

An introduction to The Royal Opera’s Aida 

Compartir: