?? «Beethoven y la ópera» en Monterrey
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Noviembre 12, 2020. Después de un año de ausencia, la ópera volvió a Monterrey con una gala titulada “Beethoven y la ópera”, presentada por Ópera de Nuevo León de Conarte en dos funciones: el viernes 6 a las 19:00 horas y el domingo 8 de noviembre de 2020 a las 18:00 horas, como parte del Festival Internacional de Santa Lucía, ambas en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad.
El programa, que presencié en la primera función, estuvo dedicado al genio alemán, cuyo 250 aniversario de nacimiento es celebrado este año y, además de fragmentos de Fidelio, su única ópera, se interpretaron obras de compositores con los que tuvo contacto, como Mozart, Rossini y Cherubini.
El elenco estuvo conformado por talento conocido en la ciudad como las sopranos Yvonne Garza y Bárbara de la Garza, la mezzosoprano Rocío Tamez, el tenor Enrique Guzmán y los barítonos Óscar Martínez y Oziel Garza-Ornelas, acompañados todos al piano por Rodrigo Ilizaliturri. La velada dio la oportunidad al elenco de realizar interpretaciones vocales decorosas en la selección de las arias y ensambles.
En el aria ‘Donne mie la fate a tanti’ de Così fan tutte de Mozart, en la que Guglielmo trata de consolar a Ferrando respecto de la inconstancia de las mujeres, Óscar Martínez ofreció una versión cumplidora de la partitura en la que afirma que es admirador de las damas y defiende su honor, pero que su pequeño hábito de engañar a los hombres es reprensible. Interpretó también ‘Largo al factotum’ de Il barbiere di Siviglia de Rossini, en buena condición vocal, con clara dicción y talento para la comedia, resolviendo con bravura los pasajes de velocidad. Lo anterior lo confirmó la audiencia presente, pues le brindó un efusivo aplauso. Su intervención en el último ensamble de la noche, ‘Ti presento di mia man’, de Rossini, con casi todo el elenco, fue chispeante.
La soprano Bárbara de la Garza, colaboradora frecuente de Ópera de Nuevo León, ofreció ejecuciones vocales en las que tendió a exagerar ligeramente las dinámicas en los ensambles, pues su volumen estuvo por encima de los demás en el trío ‘Soave sia il vento’ de Così fan tutte, que cantó en compañía de Rocío Tamez y Oziel Garza-Ornelas, además de su tendencia a desafinar en el registro agudo, mayormente. Participó con el tenor Enrique Guzmán en el dúo raramente interpretado de Cherubini, ‘Mich trennen soll ich von dem Gatten’ de la ópera Der Wasserträger (Las dos jornadas), en el que no tuvo una clara dicción en alemán. Detalles similares a los anteriores se observaron en el dueto ‘Jetzt, Schätzchen, jetzt sind wir allein’ de Fidelio, que interpretó también con Guzmán, y en el último ensamble de la noche, “Ti presento di mia man” de Rossini, con el resto del elenco.
Enrique Guzmán, quien tiene una clara dicción en italiano y alemán así como un excelente desempeño escénico, mostró un sonido que en la sala se percibió falto de proyección en los dúos con Bárbara y en el ensamble final.
Cuando una artista combina su talento y el rigor de una buena escuela de canto en lo que al fraseo, manejo de dinámicas y dicción se refiere, entre otros elementos, confirma que se ha convertido en una gran intérprete del repertorio operístico. Tal es el caso de la bella soprano Yvonne Garza quien, en sus dos participaciones con arias de compleja ejecución, fue lo mejor de la velada. Ataviada elegantemente, en el aria de concierto ‘Ah, pérfido’, op. 65 de Beethoven, que inició con un timbre ligeramente acerado que luego desapareció, brindó una interpretación llena de expresividad vocal y actoral que conjugó con naturalidad. ‘Abscheulicher!’, de Fidelio, para la que cambió de vestuario, le permitió mostrar su consolidada técnica con un sonido de gran proyección y una lectura rigurosa de la dificilísima partitura.
En el trío ‘Soave sia il vento’ de Così fan tutte, Oziel Garza-Ornelas mostró su experiencia y dominio escénico, con un sonido de bello color, salvo que su volumen tendió a sobresalir del ensamble. Al presentarse como solista, mostró un volumen menor al usual en el aria ‘Ho un gran peso sulla testa’ de L’italiana in Algeri de Rossini, que sin embargo le permitió lucir su dominio del canto silábico en esta joya del repertorio rossiniano. En ella, las dos cosas que se le imponen a su personaje, el convertirse en “Kaimakan”, protector de los musulmanes, y el verse obligado a usar un elaborado vestuario, le parecen difíciles de soportar. Su participación en el quinteto de L’italiana in Algeri, ‘Ti presento di mia man’, de Rossini, fue muy solvente.
Esta gala operística nos brindó la oportunidad de escuchar otro fragmento de L’italiana in Algeri de Rossini, que puede ser considerada como su primera obra maestra en el género bufo. Rocío Tamez interpretó la cavatina ‘Cruda sorte, amor tiranno!’, que es un viaje de emociones dado que al inicio el personaje se lamenta por su mala fortuna, pero luego —a partir del texto ‘Già so per pratica’— muestra su naturaleza felina, pues está decidida a encontrar a su amado Lindoro; Rocío logró llevarnos a experimentar cada uno de esos sentimientos en la melismática escritura rosiniana. Como único detalle diré que su sonido pudo tener una mayor proyección, ya que se escuchó como si estuviera cantando a distancia. Sus intervenciones en el trío ‘Soave sia il vento’ y en el último ensamble de la noche, ‘Ti presento di mia man’, de Rossini, con casi todo el elenco, fueron realizadas con solidez y musicalidad.
La pertinente dirección escénica de Ivet Pérez logró viñetas claras mayormente simétricas que —en conjunto con el coherente diseño escénico (que incluyó un atractivo piso a cuadros) y video mapping de Rafael Blásquez, con la iluminación de Diego Vorrath— dieron como resultado composiciones de cálida belleza que complementaron a la perfección cada momento musical. Leyendo las partituras desde una tablet, la buena escuela como acompañante del joven pianista Rodrigo Ilizaliturri se hizo patente con un espléndido trabajo siempre en apoyo de los cantantes, pasando a un primer plano solo en los fragmentos musicales en los que le correspondía actuar como solista.
“Beethoven y la Ópera” fue el primer espectáculo operístico tras la reapertura de los espacios culturales que permanecieron cerrados durante casi siete meses por la pandemia de covid-19. El uso de cubrebocas fue obligatorio para todos los asistentes, quienes ocupamos las butacas asignadas de acuerdo a la distancia recomendada, sumando un total de 51 de los menos de 200 lugares disponibles en esta primera función, que se efectuó sin intermedio. La gala del domingo 8 de noviembre a las 18 horas fue transmitida por el Canal 28 de la televisión local y las cuentas de Facebook del Festival Santa Lucía y de Conarte.
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