Der fliegende Holländer en Venecia

Escena de Der fliegende Holländer en Venecia © Michele Crosera

Junio 28, 2023. El Teatro La Fenice de Venecia ofreció una nueva edición de esta ópera de Richard Wagner, la primera obra verdaderamente madura del músico que sienta las bases de su lenguaje innovador, compuesta con libreto propio y representada en Dresde el 2 de enero de 1843. 

El espectáculo estuvo a cargo del director de escena polaco Marcin Łakomicki, la escenografía de Leonie Wolf, el diseño de vestuario de Cristina Aceti y el diseño de iluminación de Irene Selka. El resultado fue una propuesta que contrastó el mundo masculino, ampliamente representado en esta obra, con el femenino: las dos partes son incapaces de tener una interacción humana constructiva y más bien están decididas a lograr sus objetivos. 

Por un lado, está el misterioso protagonista que lucha sin cesar contra la maldición que le obliga a vagar ininterrumpidamente por los mares en busca de una mujer fiel. Por el otro, la joven que aspira a escapar de la cotidianidad de un mundo hecho de vínculos y superestructuras angustiosas. Casarse con el Holandés permitiría a Senta descubrir algo desconocido y finalmente nuevo y estimulante. Esta visión de la obra se combina con una escasa realización escénica que favorece los colores oscuros y los elementos apenas perfilados. 

En el espacio escénico, primero gestionado con mayor volumen y progresivamente con una reducción constante de los elementos de utilería, los artistas no siempre actúan con naturalidad y sobre todo están flanqueados, más o menos constantemente, por algunos «dobles» que corren el riesgo de causar confusión en el escenario, pues los espectadore se distraen con las idas y venidas de los extras. 

Samuel Youn (Holländer), Toby Spence (Erik), Franz-Josef Selig (Daland) y Anja Kampfe (Senta) © Michele Crosera

El elenco vocal está bien adaptado, a pesar de que no siempre está equilibrado. El bajo alemán Franz-Josef Selig desvinculó honorablemente y perfiló eficazmente a Daland, gracias a su experiencia técnica, variedad de fraseo y musicalidad innata. Igualmente interesante, en términos de temperamento e intenciones interpretativas, estuvo la soprano alemana-italiana Anja Kampe, quien aseguró para Senta una lectura rica en matices que se volvió más funcional gracias al fuerte temperamento, a pesar de cierta aspereza en el registro agudo, y a su válida interpretación escénica. 

Ambos tenores se mostraron eficaces sobre el terreno de juego: el británico Toby Spence convenció en el papel de Erik, mientras que el italiano Leonardo Cortellazzi esbozó un timonel válido. Al contrario, quien suscitó algunas perplejidades fue el protagonista: el bajo-barítono coreano Samuel Youn ciertamente hizo alarde de un instrumento importante que, sin embargo, pareció irse de sus manos, en un incómodo intento de hacer una entrega demasiado audaz a expensas del fraseo y la entonación. Completó el reparto la mezzosoprano estonia Annely Peebo como Mary. 

En lo que respecta a la concertación del alemán Markus Stenz, tuvo tendencia de mostrar una cierta excitación general que, en algunos pasajes, encontró a la Orquesta del Teatro La Fenice no siempre compacta, a pesar de la generosidad de sus intenciones. El resultado fue una dirección vibrante, pero a veces no en armonía con la fuerza expresiva de la partitura. El Coro del Teatro La Fenice, dirigido por Alfonso Caiani, al que para la ocasión se unieron compañeros del Coro del Teatro Académico Nacional de Ópera y Ballet de Ucrania Taras Shevchenko, preparado por Bogdan Plish, tuvo una eficaz actuación. 

El Coro de La Fenice y el de Ucrania se unieron en esta producción de Der fliegenge Holländer © Michele Crosera

Compartir: