Der Rosenkavalier en el Met
Marzo 31, 2023. Desde que Lise Davidsen se alzara con los primeros premios de los concursos Reine Sonja y Operalia en 2015, la soprano noruega no ha parado de cosechar éxitos, afirmándose como una de las cantantes más importantes de su generación y de la lírica actualidad. Su debut en la parte de la Mariscala previsto en esta temporada en la escena del Metropolitan Opera de Nueva York, fue uno de los eventos muy esperados tanto por el público como la crítica internacional.
En esta nueva incursión en territorio straussiano, Davidsen volvió a hacerse de un nuevo triunfo gracias a una voz ricamente dotada, de impecable línea de canto y enorme caudal, que supo dosificar sabiamente apoyada en una técnica sin mácula. No obstante, su Mariscala, aunque de altísima calidad general, deberá crecer en detalles vocales, en variedad de colores y en profundidad psicológica. Cualidades que en esta ocasión se suministraron a cuentagotas. Ahora bien, teniendo en cuenta que se trata de un debut de rol, el futuro se vislumbra muy prometedor.
El resto del elenco también brillo del primero al último. Una muy grata impresión dejó la debutante mezzosoprano americana Samantha Hankey quien, poseedora de una voz de notable belleza, flexibilidad y calidez, se reveló como una intérprete delicada y expresiva de la parte del joven noble Octavian. Tanto Erin Morley como Günther Gröissböck retomaron sus personajes de Sophie y del Barón Ochs que interpretaran sobre este mismo escenario en el 2017. Como en aquella ocasión, la soprano americana volvió a deleitar por la calidad de unos medios vocales de rico lirismo, brillante color y de agudos fáciles que le fueron a la perfección a la parte de la jovencita von Faninal.
Al bajo austriaco, tanto las marcaciones del director de escena, como su enorme variedad de recursos histriónicos, lo colocaron en el centro de atención en cada una de sus intervenciones. Su hilarante caracterización del mujeriego, vulgar y malogrado predador sexual primo de la Mariscala divirtió a más no poder y arrancó infinidad de sonrisas al público. Muy competente en lo vocal, Gröissböck lució una voz de bello esmalte y gran nobleza de acentos.
Por su parte, el barítono americano Brian Mulligan puso al servicio de la parte del rico comerciante Herr von Faninal una voz consistente, de grato color y sonora. Muy celebrado, el tenor americano René Barbera aprovechó al máximo su aria ‘Di rigori armato’ para exhibir una voz de gran calidad, emisión franca y agudos fáciles y potentes como el Cantante italiano. Excelentes, la dupla de intrigantes italianos compuesta por el tenor austriaco Thomas Ebenstein (Valzacchi) y la mezzo-soprano americana Katharine Goeldner (Annina), quienes aportaron buen canto, comicidad y desenvoltura escénica.
Los numerosos cantantes comprimarios fueron cubiertos con profesionalismo por elementos locales, de entre los que destacaron particularmente la vocalmente exuberante Marianne de Alexandra LoBianco, el bien plantado y viril Comisario del oficioso Scott Conner y la patrona del prostíbulo del omnipresente Tony Stevenson.
Desde el podio, la directora australiana Simone Young ofreció una inspirada lectura de tiempo lentos y exquisitos matices, aunque por momentos algo excedida de volumen. A cargo de la vertiente visual, el director de escena canadiense Robert Carsen firmó un muy sólido espectáculo de corte clásico donde nada estuvo servido al azar y en el que, si bien se priorizó la comicidad, hubo también lugar para la melancolía y la emoción.