?? Donna di veleni en Novara

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Escena de Donna di veleni en el Teatro Coccia de Novara

Febrero 16, 2020. Uno de los méritos del teatro Coccia en Novara, el único teatro tradicional en Piamonte, es representar una nueva ópera cada año, es decir, un estreno absoluto. A partir de aquí, estas obras viajarán por el mundo para darse a conocer y convertirse en un punto de referencia para las nuevas composiciones.

El libretista de esta Mujer venenosa, Emilio Jona, cuenta que el libreto nació de una comisión de una ópera al compositor Marco Podda que debía centrararse en algunas figuras sicilianas transgresoras del siglo XVII. El resultado es un libreto aparentemente tradicional, de rima rigurosa, que encuentra sus claves lingüísticas en el mundo popular siciliano y calabrés y cuenta una historia de género, fuertemente femenina, en un momento de cacería de brujas, con sus obsesiones sexofóbicas, que tiene en el centro a la figura de una mujer, hechicera y sabia, que será llamada a resolver los problemas de la violencia y el amor de los dos protagonistas.

Los tres personajes se mueven en un lugar intemporal, entre coros emblemáticos: el de los hombres negros que personifican el poder de una religión institucionalizada, feroz y represiva en la defensa de sus dogmas, su sexofobia y su desprecio por las mujeres; el de la inocencia de los niños abandonados por sus madres, la de las adolescentes en el umbral del amor y el de los aldeanos que viven en medio de privaciones y hambrunas. Todos le piden algo a “la mujer venenosa”, pero lo que Maria y Ruggero le piden son dos cosas opuestas. Y la mujer de los venenos se los ofrecerá en una sola taza; dependiendo de quién y por qué la beba, dará amor o muerte. Ruggero tomará una decisión que unirá estos dos caminos dramáticamente; y luego será la mujer de los venenos, con su sabiduría de gran madre, quien tomará la mano de una Maria diferente, probada y dolorosa, para acompañarla hacia su futuro.

En lo que respecta a la música, es contemporánea y, aunque tiene sus raíces en la tradición, destella una modernidad absoluta, de impacto inmediato; es una composición agradable de escuchar. El director de escena Alberto Jona cuenta con un camino profesional que ha pasado por la danza, la musicología y la música. Se acercó al teatro al fundar a mediados de los 90 la compañía Controluce Teatro d’Ombre, que hizo que de la relación entre la música y la sombra su fuerza y su identidad. Desde entonces, junto con Corallina De Maria y Jenaro Meléndrez Chas, ha supervisado la puesta en escena de todos los espectáculos de la compañía.

La dirección musical estuvo a cargo de Vittorio Parisi, quien con una mesura equilibrada penetró en la esencia de la obra tanto desde el punto de vista musical como desde el narrativo. La puesta en escena, entre luces y sombras en movimiento, hizo que el escenario se viera espectacular con: una gran cama con dosel al principio, sin cortinas abrumadoras que desaparecen en la parte superior; y con una coreografía moderna perfectamente descriptiva con los bailarines y bailarines en busto desnudo para componer una escena casi pictórica. El coro de San Gregorio Magno, presente siempre en las producciones de Novara, se unió al espléndido coro de voces blancas del mismo teatro.

Las interesantes voces de Júlia Farrés-Llongueras, soprano ligera, de gran potencial expresivo, en el papel de Maria, y de Paoletta Marrocu, en el papel titular, expresaron el drama vocal e interpretativo con movimientos medidos, lentos, que tendieron a la introspección. Los roles masculinos estuvieron a cargo de Danilo Formaggia, quien interpretó a Ruggero con gran pasión y ductilidad vocal, además de Matteo Mezzaro, el amante, quien con suavidad y elegancia desempeñó su papel en una fuerte adhesión al libreto.

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