El gato con botas en la Sala Nezahualcóyotl
Abril 30, 2023. En el marco festivo por el día del niño, y como programa extraordinario de su Segunda Temporada 2023, la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM) ofreció dos funciones de la ópera El gato con botas del compositor catalán Xavier Montsalvatge (1912-2002).
Se trató de una versión cuasiescenificada, que se presentó en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario los pasados 29 y 30 de abril, que incluyó vestuario, maquillaje, algunos elementos de utilería y escenografía que sugerían ambientación, además de un juego de luces y proyecciones de videomapping sobre una de las paredes. No lo ideal de un teatro, pero una propuesta decorosa.
El trazo escénico corrió a cargo de César Piña, con movimientos básicos de actuación como exagerados aleteos, giros sobre el eje de los mismos personajes, saltos y caminados afectados, gestos, entre otros recursos expresivos para apetencia del público infantil. A la puesta se sumó la coreografía de Hugo de Niz y el vestuario de Sheila Bautista, todo a fin no sólo de desarrollar esta historia —que cuenta con libreto del periodista y escritor también catalán Néstor Luján (1922-1995), basada en el cuento conocido a través del escritor francés Charles Perrault (1628-1703)— sino también de captar y retener la inquieta atención de los niños que asistieron por centenas a la sala, acaso como un primer acercamiento a la música clásica y a la ópera.
El reparto estuvo encabezado por la mezzosoprano Frida Portillo en el astuto y juguetón rol del Gato y contó con la participación del tenor Andrés Carillo como el Molinero y de la soprano Tania Solís dando vida a la Princesa, de la misma manera en que el barítono Rodrigo Urrutia y el bajo Charles Oppenheim interpretaron los personajes del Rey y el Ogro, respectivamente.
Si bien todos brindaron un esfuerzo comprometido en la actuación, lo que abonó en el entretenimiento del público y en el canto verosímil de manera individual, el conjunto tuvo que sortear una orquestación densa y un volumen que por momentos cubrió notas o frases, tal vez por las actuales características acústicas de la sala. Aunque es célebre el histórico buen sonido de la sala, lo cierto es que desde que se agregó una extensión a la caja de resonancia (al parecer precisamente para adecuar el escenario para espectáculos escénicos) es posible toparse con algunas zonas sordas que se perciben más en las voces de los cantantes que en la sonoridad instrumental.
En cualquier caso, resultaron rescatables algunos momentos sobre todo de Andrés Carrillo, Frida Portillo y Charles Oppenheim, quien con toda su experiencia pudo configurar un Ogro de canto mesurado, negras intenciones y simpático desenvolvimiento escénico (incluido el beber de un gigantesco tarro), a pesar de reponerse apenas de una laringitis padecida días antes.
El principal reto para el director huésped Christian Gohmer al frente de la OFUNAM, aprobado con capacidad expresiva y técnica, consistió en brindar la unidad sonora necesaria para los cantantes y la continuidad lírica para esta obra de Montsalvatge que en rigor ni en lo temático, y menos aún en el entretejido de blindaje musical podría catalogarse de infantil, sin un gran entrecomillado de por medio. La fauna antropomórfica, el colorido de los escenarios donde se desenvuelve la historia y esos personajes tan de cuento tradicional, pueden ser puntos cardinales engañosos.
Pero la OFUNAM respondió con una buena ejecución, equilibrada y atractiva para los niños, si se considera además que no es una orquesta que suela abordar óperas completas. Gohmer contribuyó, sin duda, para obtener ese buen resultado en esta oportunidad.