Il barbiere di Siviglia en Montecarlo 

Escena de la producción de Rolando Villazón de Il barbiere di Siviglia de Rossini en Montecarlo © Marco Borrelli

Abril 16, 2023. En la ópera de Rossini todo está energizado, exagerado y cargado de vivacidad dramática. Así, la comedia de la ópera de Rossini se acerca más a la commedia dell’arte que del drama francés en el que se basa. La versión del Festival de Salzburgo de 2022, presentada en la Ópera de Montecarlo en el primer año de dirección de este teatro de ópera a cargo de Cecilia Bartoli, tuvo mucho éxito y una ovación del público que llenó la opulenta Salle Garnier de este principado. 

Se trató de un exuberante viaje a la imaginación lo que caracterizó la puesta en escena de Rolando Villazón, y estuvo repleta de divertidas escenas acompañadas de las referencias cinematográficas y musicales más conocidas —escenas de Harald B. Thor y vídeos de Rocafilm/Roland Horvath— que se transmitían una tras otra durante la función de la comedia. La máquina escénica requiere un ritmo ajustado, tratándose de teatro puro cantado, y los intérpretes lo hicieron de manera excelente.

Adentrándonos en el espectáculo, hubo otro protagonista excepcional, el transformista Arturo Brachetti (el mago italiano del disfraz) a quien se le encomendó el papel mudo del factotum del montaje, elemento aglutinador de todo el espectáculo y soporte de todos los personajes, sacando a relucir sus dotes actorales. 

Bromeando, comentando y apoyando a toda la escena, estuvo la orquesta Musiciens du Prince que destacó por su brillante, elegante, dúctil, vigorosa y enérgica sonoridad, dirigida por Gianluca Capuano, quien una vez más demostró ser un buen director musical por el rigor y la energía infundidos en la orquesta y en el escenario —incluidos los coros de la ópera de Montecarlo—, manteniendo mucha coherencia con la acción. Un elogio al bajo continuo, Andrea Del Bianco, quien de forma creativa y divertida interactuó con los cantantes. 

Edgardo Rocha (Almaviva), Cecilia Bartoli (Rosina) y Alessandro Corbelli (Don Bartolo) © Marco Borrelli

Otra fortaleza de este barbero monegasco fue el notable reparto, lo que no fue una novedad dados los nombres. En el papel del Conde de Almaviva, Edgardo Rocha destelló una línea vocal elegante y valiosa, dotada de todas las características para este tipo de repertorio, como también un gran sentido del humor evidente en la escena de la lección de canto. Cecilia Bartoli iluminó el escenario con su presencia en el papel de Rosina, sacando a relucir una vez más su experiencia como artista; jugó con gracia y virtuosismo, dotando al personaje de mil facetas. Su absoluto dominio vocal del papel estuvo a la par del de Nicola Alaimo, quien interpretó el papel de Figaro con soltura e ironía dominando al personaje: su ‘Largo al factotum’ del primer acto fue fastuoso, acompañado de humor escénico. 

Destacó también el experimentado y fantástico Don Bartolo de Alessandro Corbelli, que sacó a relucir de manera muy cómica la figura del burgués orgulloso y de su estatus adquirido, defendiéndolo por todos los medios para distinguirse de aquellos que no tienen la suerte de ser ‘un dottor della sua sorte’. Ildar Abdrazakov deleitó y conquistó al público en el papel de Don Basilio, tan impresionante vocal como escénicamente. El uniforme reparto también incluyó a la soprano mexicana Rebeca Olvera, que sacó todo su potencial vocal en el papel de Berta, así como al jovial Fiorello de José Coca Loza, y Paolo Marchini (Ambrogio) y finalmente Przemlyslaw Baranek (Un oficial).

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