Jakub Józef Orliński en São Paulo
Agosto 1, 2022. Del amante que se duerme en la lejana montaña, del amor que no perdona a los que juegan con él, del amor despiadado, del amor que traiciona, del amor que hace llorar, del amor eterno y del amor autoritario. La ópera barroca desde la Venecia de Francesco Cavalli hasta el Londres de Georg Friedrich Händel fue lo que presentó seductoramente al público paulista el excelente contratenor polaco Jakub Józef Orliński junto a la también excelente agrupación Il Pomo d’Oro.
El memorable concierto, que tuvo lugar en la Sala São Paulo, este inicio de mes de agosto, celebró 110 años de la asociación Cultura Artística. El concierto estuvo originalmente programado para agosto del año pasado, pero tuvo que cancelarse debido a la pandemia. Ahora, por suerte, Orliński e Il Pomo d’Oro llegaron a Brasil.
Es increíble lo rápido que despegó la carrera de Orliński. En 2017 se graduaba en la Juilliard School de Nueva York y, ese mismo año, debutó profesionalmente como Orimeno, en el Festival d’Aix-en-Provence, en la bella producción de Erismena (1655) de Cavalli, con el director Leonardo García Alarcón y su Capella Mediterranea (que también han estado aquí gracias a Cultura Artística). A sus 32 años, el cantante se ha presentado en los teatros más importantes del mundo. La asociación entre Orliński e Il Pomo d’Oro ha dado sus frutos desde el 2018 y como resultado han salido tres álbumes: Anima Sacra (2018), con arias barrocas de compositores de la escuela napolitana, Facce D’Amore (2019) y Anima Aeterna (2021), todos en Erato, sello con el que el artista tiene contrato en exclusiva.
En 2020, Orliński e Il Pomo d’Oro iniciaron una gira mundial con el concierto que finalmente llegó a la Sala São Paulo, basado en el programa de Facce D’Amore. Como en “El Banquete” de Platón, el contratenor aceptó la invitación de Sócrates y se propuso definir el amor en la ópera barroca. Lo hizo exponiendo sus diferentes rostros, sus diferentes fases, a través del discurso de diversas composiciones de los siglos XVII y XVIII. Como no podía ser de otra manera, inició su presentación con el amor de Endimione por la diosa Diana en La Calisto (1651) de Cavalli, icono de la ópera en Venecia. La ópera nació en Florencia con la Camerata y creció en Mantua con Monteverdi, pero fue en Venecia donde se consolidó. Endimione, en lo alto de la montaña, sintiéndose cercano a Diana, está a punto de dormirse: su amor es sereno, y Orliński lo tradujo con extrema poesía y delicadeza.
A este amor sereno y profundo se añade el extremo opuesto: Eliogábalo, el emperador que no tenía buena reputación, una especie de antecesor operístico del duque de Mantua de Rigoletto. Con música más ligera, se advierte en L’Eliogábalo (1668), la ópera de Giovanni Antonio Boretti, que quien juega con amor, juega con fuego. El artista aquí supo dar, en la justa medida, el contraste entre las dos situaciones. Su voz precisa y bien controlada, y sus agudos son delicados. Su transición de registro de agudo a grave es sorprendentemente homogénea, y sus graves tienen buen peso. Además, su dicción es clara, por lo que el texto es perfectamente comprensible. En resumen: posee una técnica impecable. Por si la calidad vocal fuera poco, tiene una presencia escénica no sólo amable y cautivadora, sino teatral, sin perder su naturalidad. Su aspecto es de un modernismo repleto de clase y estilo.
De principio a fin se pudo comprobar el dominio técnico del contratenor, pero ‘Infelice mia costanza’, de la cantata La Costanza non gradita nel doppio amore d’Aminta de Giovanni Battista Bononcini, fue un momento de especial refinamiento, con un hermoso y controlado crescendo al cantar: “Infelice mia costanza, / sventurata fedeltà”, en escala ascendente, y una generosa messa di voce. Tampoco podían faltar momentos de virtuosismo, de improvisación barroca: estos llegaron en ‘Che m’ami ti prega’, de la ópera Nerone (1721), de Giuseppe Maria Orlandini. Con buenas coloraturas, creatividad y buen humor, Orliński encarnó al emperador Nerón, quien ordena a Popea amarlo y reinar con él, en los términos: “¡El emperador Nerón te pide que lo ames, te ordena reinar!”
No todas las pistas del CD formaron parte del concierto. En el disco, ‘Che m’ami ti prega’ está precedida por ‘Otton, qual portentoso fulmine… Voi che udite’, recitativo y aria de la ópera Agrippina (1709), de Händel, dando dos visiones de una misma historia de dos compositores diferentes. De Händel, como en la parte de Agrippina, también se suprimió la gran escena de ‘Orlando e pena tiranna’, cuya melodía es bastante familiar. El CD está compuesto, en gran parte, por arias poco conocidas y nunca antes grabadas, y en la selección para el concierto se eliminaron las pocas que eran más familiares.
Claro que a los amantes del barroco nos hubiera gustado escucharlas enteras, una hora y cuarto de música, pero como era necesaria una selección, más en un concierto que empezó a las nueve de la noche, fue muy interesante elección. Más que eso, fue una elección hecha por quienes confían en la música que hacen, y saben que su música despierta interés por su calidad y refinamiento, no por el apelo a la memoria.
En los bises, Orliński e Il Pomo d’Oro mantuvieron el patrón y no presentaron arias para que el público las tarareara, sino dos piezas que crearon un contraste intrigante. Primero, el delicado legato de ‘Alla gente a Dio diletta’, de la ópera Il faraone sommerso (1709) de Francesco Nicola Fago, de su disco Anima Sacra, y luego las coloraturas de ‘Agitato da fiere tempeste’, de la ópera Riccardo I, ré d’Ingilterra (1719) de Händel.
Il Pomo d’Oro, además de ser uno de los grupos más importantes de su género, es un viejo conocido del público paulista: ya que ha sido asiduo visitante del escenario de la Sala São Paulo. El grupo estuvo encabezado por otro joven prodigio: Maxim Emelyanychev, su director y clavecinista. Con tan solo 34 años, Emelyanychev forma parte del grupo desde 2011, y con 28 años, en el 2016, se convirtió en su director. En Ballo dei Bagatellieri de Nicola Matteis, Emelyanychev dirigió, tocó el clavicémbalo e interpretó el hermoso solo inicial de flauta dulce. Fue un momento en el que Il Pomo d’Oro supo demostrar su musicalidad en el terreno puramente instrumental.
Orliński e Il Pomo d’Oro mostraron a una audiencia joven y totalmente comprometida que la música barroca hecha de manera competente es una música viva y atractiva que fluye libremente. Siempre fieles al estilo barroco, mostraron lo que es dinámico, lo que es ritmo, lo que es interpretación. A través de este discurso sobre el amor, mostraron la ligereza y el encanto del barroco.