Juditha Triumphans en Cremona
Octubre 22, 2023. Una amplia variedad de interesantes proyectos, obras, montajes de óperas, conciertos y festivales son presentados anualmente por los teatros italianos que no suelen acaparar la atención y los reflectores, como lo hacen los teatros reconocidos a nivel internacional, que tienen grandes presupuestos y que se ubican en las ciudades más importantes de este país.
En esa categoría se ubica el Teatro Ponchielli de Cremona, situado a menos de cien kilómetros al sur de Milán en la región de Lombardía. El origen de este teatro se remonta a 1747, aunque la edificación existente fue inaugurada en 1808 con el nombre de Teatro della Concordia, para posteriormente, en 1907, cambiárselo por el de teatro Ponchielli, en honor al compositor Amilcare Ponchielli (1834-1886), nativo de esta ciudad.
Cabe señalar la importancia que tiene Cremona: es considerado un centro musical por antonomasia, ya que aquí nació también el compositor Claudio Monterverdi (1567-1643), pionero en el desarrollo de la ópera, en cuyo honor se lleva a cabo aquí mismo un festival anual, además de que cuenta con un importante conservatorio (el Istituto Monteverdi) y ha sido desde el siglo XVI hasta el día de hoy, la ciudad de los violines, ya aquí se han fabricado los violines Stradivari, Amati, Guarneri, Rugeri y Bergonzi; actividad que hoy realizan los más de cien talleres localizados en la ciudad, así como la existencia de un importante museo dedicado al violín.
Como parte de la actual temporada lírica del teatro se ofreció, en versión escénica, Juditha Trimphans devicta Holofernes barbarie, oratorio sacro militar en dos partes RV 644 con libreto de Giacomo Cassetti inspirado en el libro bíblico de Judit con música de Antonio Vivaldi (1678-1741). Juditha Triumphans es de las pocas obras de Vivaldi cuyos manuscritos se encontraron intactos, a excepción de la obertura original que se extravió, y es de los pocos oratorios que hoy se ofrecen en versión escénica, a pesar de las dificultades que ello supone, ya que sus historias son generalmente abstractas, cargadas de alegorías y metáforas, lo que complica establecer un lugar y tiempo preciso donde situarlas, pero en este caso, y gracias al perfil dramatúrgico diferenciado por los registros vocales (contralto, soprano) dan la posibilidad de escenificarla.
Es una obra compuesta para voces femeninas, con una secuencia de veintiocho arias, o perlas como las han descrito los directores de orquesta que la han dirigido, coros cantados por voces femeninas de tesitura grave, y tintes bélicos, porque acompañan momentos de batallas, como el notable coro con el que da inicio la obra. Al final, Juditha es una descripción alegórica de la victoria de los venecianos (cristianos) sobre los turcos en 1716.
La producción, estrenada el pasado mes de marzo en el Teatro de Pisa, coproductor del proyecto, fue ideado por la directora de escena Deda Cristina Colonna, quien concibió el montaje con los elegantes y coloridos vestuarios de Manuela Gasperoni y la iluminación, determinante dentro de este concepto, de Michele Della Mea, en un espectáculo de una idea sencilla, eficaz, conceptual e íntima que no apuntó a temas bélicos, sino a hacer sencilla la parte teatral, en la que los personajes expresaron sentimientos, parecían poseer un carácter humano y se movían sobre el escenario con pausa y precisión, evocando al teatro clásico o quizás griego.
Con pocos elementos en escena, como algunas mesas y tarimas, y algunas cortinas y velos blancos que subían y bajan, cubriendo a los personajes, se creaban diversos ambientes con continuidad en el cambio de escenas. En el foso estuvo la orquesta de instrumentos antiguos, y en escena el coro de voces femeninas del ensamble Auser Music, bajo la conducción de su titular Carlo Ipata, flautista, director y fundador de una de las agrupaciones de referencia de la música antigua en Italia, quien dirigió de manera meticulosa y gran conocimiento de la obra, resaltando el rico y diverso uso de los instrumentos que acompañan las arias, como por ejemplo la viola d’amore (instrumento de seis cuerdas similar al violín) y la tiorba que se escuchan en la escena de preparación del banquete para Juditha y Holofernes; o la mandolina, las flautas dulces, el oboe y las viole da gamba que se escuchan y encuadran el aria de Juditha ‘In somno profundo’ en el acto final del asesinato de Holofernes.
El elenco conformado por cantantes especializadas en el repertorio dejó muchas satisfacciones, comenzando con la contralto Sonia Prina, reconocida intérprete de música antigua, en especial en óperas de Händel y Vivaldi, quien dio vida al papel de Juditha la joven viuda betuliana, desplegando una voz oscura, profunda pero suntuosa en su timbre y sentida en su interpretación. El papel de Holofernes fue encomendado a la también contralto Francesca Ascioti, quien posee una voz oscura, matizada, a la que supo imprimir suavidad y estilo, con un canto conmovedor y consistente y un despliegue de elegancia y delicadeza escénica a la par de la vocal.
La mezzosoprano israelí Shakèd Bar recreó un jovial y vivaz Vagaus, que aportó alegría y júbilo a cada una de sus apariciones. La mezzo Miram Carsana cantó con estilo y sentimiento el papel de Abra, y aunque la contralto Federica Moi cantó con exaltación y buenos medios vocales el papel de Ozias, por momentos no logró calibrar el brío y el impulso en la emisión de su voz, discrepando con las otras voces. Un reiterado reconocimiento al coro femenil, tan importante en la obra, dirigido por Marco Bargagna.