La Resurrección de Mahler en Houston

Andrés Orozco-Estrada se despidió de la Houston Symphony Orchestra © Werner Kmetitsch

Abril 29, 2022. La Sinfonía No. 2 en Do menor, conocida como Auferstehung (Resurrección), compuesta en 1894 y considerada como la obra más exitosa de la carrera del compositor austriaco Gustav Mahler, fue el título elegido por la Houston Symphony Orchestra para el concierto de despedida de su director titular, el maestro colombiano Andrés Orozco-Estrada, quien después de ocho años cederá su lugar a Juraj Valčuha, director eslovaco que oficialmente asumirá el puesto a inicios de la próxima temporada.

Orozco-Estrada tuvo una gestión positiva, al haber dirigido 224 conciertos desde 2012 (que pudieron haber sido más de no ser por la cancelación de las dos temporadas precedentes por la pandemia y las restricciones a los viajes que no le permitieron estar presente durante casi dos años en Houston). Realizó además seis grabaciones discográficas y 10 estrenos absolutos con la orquesta, 17 conciertos con la participación del Houston Symphony Chorus. 

Durante su gestión debutaron 87 artistas invitados, y personalmente se ocupó de renovar la plantilla, incorporando 25 nuevos músicos, incluido el actual primer violín, sin olvidar la exitosa gira que realizó por Europa, y presentaciones en Sudamérica con la orquesta; además de las memorables ejecuciones de óperas, algunas en versión escénica, como: Fidelio de Beethoven, Die Entführung aus dem Serail de Mozart, Oedipus Rex de Stravinsky, El castillo de Barbazul de Béla Bartók, entre muchos otros logros. 

La presencia de Orozco-Estrada se echará de menos en Houston, ya que con él se confirma que no es necesario que una orquesta esté bajo el cargo de un nombre mediático, sino la de un director con personalidad que se involucre en aspectos operativos de la orquesta, en conformar programas balanceados para la creación de nuevos públicos, y especialmente en sorprender e interesar a los espectadores que asisten regularmente a la sala de conciertos Jones Hall. 

La sinfonía coral Resurrección de Mahler tiene además una historia significativa con esta orquesta, ya que fue la obra ejecutada en 2013 para despedir a su director emérito, el austriaco Hans Graf; y nuevamente en el 2018 para conmemorar el quinto aniversario de Orozco-Estrada al frente de la agrupación. En el concierto que nos ocupa, Orozco-Estrada dirigió con una notable carga de inspiración, vitalidad y emoción, sin dejar a un lado la precisión y minuciosa atención que lo caracteriza en cada detalle de lo que sucedía en escena. 

El concertador fue esculpiendo y matizando cada movimiento del concierto, llevando a los músicos, y al público mismo, en una especie de viaje espiritual e hipnótico a través de la muerte y el apocalipsis, hasta alcanzar la eterna tranquilidad con un glorioso y resplandeciente final. La sección de cuerdas y cornos sonó homogénea, y las percusiones, arpas y metales (fuera del escenario) fueron notorias.

La mezzosoprano Sasha Cooke ofreció una conmovedora interpretación de ‘O Röschen rot!’, con un exuberante y penetrante color oscuro. Por su parte, la soprano Ana María Martínez aportó un canto nítido y brillante en su intervención. Al final, Orozco-Estrada pareció estar en sintonía con la naturaleza espiritual de la obra, dirigiendo un final de sublimes proporciones con campanas repicando, timbales resonantes, así como exuberantes intervenciones corales de parte del extenso y alegre Houston Symphony Chorus, que exhorta a la humanidad a «florecer de nuevo”. 

Al final se cumplió el cometido, de despedir a un notable director con un concierto que dejó una impronta que será muy recordada por todos los allí presentes. 

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