Norma en Monterrey
Diciembre 11, 2022. Norma, de Vincenzo Bellini, la última ópera del año realizada bajo el auspicio del proyecto vocal independiente “Canto en Escena” en colaboración con el Gobierno del Municipio de Monterrey, fue vista en única función este domingo en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad, con entrada libre. El espectáculo, que inició diez minutos después de las cinco de la tarde, fue un éxito musical y vocal gracias a la estupenda mancuerna conformada por experimentados cantantes y talentosos músicos, que sortearon las dificultades de la partitura para sumergir a la audiencia en el trágico universo belliniano, en dos actos con libreto de Felice Romani.
La novedad que ofreció la puesta en escena de esta obra que se presentó en Monterrey, por primera vez desde su estreno en 1831, fue el formato que optó por mostrar una versión semi-escenificada (con el discreto uso de atriles para los solistas), recortada y en la época actual, con parlamentos en español en sitios determinados a manera de alegatos en un juicio hipotético en el que se busca a los responsables de la muerte de los protagónicos femenino y masculino. El título con el que se promocionó la obra fue Norma, el juicio.
En el estelar, Yvonne Garza ofreció una Norma absolutamente convincente en lo vocal, pues la suya fue una mujer noble a cargo de los ritos neodruidas que asume su trágico destino de morir víctima del amor por Pollione, el enemigo de su comuna y padre de sus hijos. Sorteó con gran desenvoltura los demandantes pasajes que Bellini compone para perfilar su complejo temperamento, no solo en el aria ‘Casta diva’ del primer acto, sino en los extraordinarios duetos con Adalgisa y Pollione, y en el ensamble del final del acto segundo, que interpretó con gran intensidad dramática.
El tenor Rodrigo Garciarroyo, en su primera colaboración con “Canto en Escena” y con una amplia carrera en México y el extranjero, presentó un Pollione cuya ejecución fue in crescendo pues, aunque mostró un bello timbre, en su cavatina ‘Meco all’altar di Venere’ del primer acto, se le escuchó un sonido de proyección limitada. En el resto de la función su canto se robusteció y estuvo en sincronía con la complejidad del hombre que realiza un viaje de sentimientos contrastantes, pues en un inicio estuvo enamorado de Norma, luego de Adalgisa, para al final recapacitar y disponerse a morir al lado de su primer amor. Vocalmente su ejecución fue heroica.
Como Adalgisa, la joven miembro de la comuna y actual interés amoroso de Pollione, la soprano Linda Gutiérrez logró una ejecución sobresaliente. Su voz ligeramente cobriza y de bellos agudos resultó ideal para expresar el dilema moral que Bellini plasmó para este personaje. En los duetos con Norma, principalmente en ‘Mira, o Norma’ del acto segundo, se escuchó ligeramente fuera de sincronía, mayormente en los pasajes melismáticos y la dimensión que le aportó a su personaje en general pudo haber sido más creíble.
Rafael Blásquez en el rol de Oroveso, defensor de los neodruidas y padre de Norma, lució una voz sólida y de gran alcance. En el ensamble final del segundo acto, al cantar con el coro, primero con sorpresa y luego en aceptación de la terrible verdad sobre la inminente muerte en la hoguera de su hija, su canto fue convincentemente trágico.
El director belga Mikhail Hallak hizo que el sonido del ensamble orquestal, de 28 músicos de probada calidad, fuera auténticamente belcantista a lo largo de la ópera, con la libertad de contrastes en el tempo característico del bel canto y con gran intensidad dramática, particularmente en el final del segundo acto. El coro Ensamble de voces solistas de Monterrey, dirigido por Jorge Martínez y conformado por 12 voces, probó su valía en este repertorio. Como miembro del mismo, la soprano Damallanty Marta Castillo Santizo, en el rol de Clotilde, se escuchó nerviosa en su participación de confidente de Norma, lo que restó volumen a su canto.
Como detalle mencionaré que, además, el coro fue parte del jurado a lo largo de los dos actos, permaneciendo en escena todo el tiempo. En la parte actoral, Ricardo Garza como el fiscal, Yesenia López como la defensa y Marcelo Guerra como el juez, tuvieron un desenvolvimiento digno con los parlamentos que en ocasiones no se escucharon, quizás debido a la ausencia de amplificación.
La producción de Blásquez, quien además fue responsable de la multimedia y el videoarte, utilizó bellas imágenes que realzaron el dramatismo de la obra, entre las que cabe destacar los diseños escultóricos del maestro Sergio Galán. Como líder del proyecto independiente “Canto en Escena”, Ivet Pérez en la dirección de escena, el diseño escenográfico y la interesante adaptación, logró de los protagonistas un claro uso del espacio en lo que de otra forma habría sido una puesta estática; su diseño del juzgado en tonos madera cumplió dignamente sus funciones.
La iluminación de Diego Vorrath apoyó en todo momento el desarrollo del drama. El vestuario de Nelly Ortíz y Humberto Jiménez, aunque sin pretensiones, estuvo de acuerdo a las características de cada personaje. El maquillaje y peinado de Sandra Landois y Gerardo Tamayo, los elementos corpóreos de Juan Medina en colaboración con los impresos digitales de Stand Digital y la utilería a cargo de Carlos Bocanegra, lograron que la puesta resultara en armonía con los requerimientos de la adaptación. El supertitulaje a cargo del staff de “Canto en Escena” estuvo por momentos fuera de sincronía.
Puedo decir que esta ópera trágica de Bellini, en su versión Norma, el juicio, presentada por “Canto en Escena”, fue una buena oportunidad para disfrutar de las voces de gran calidad de los solistas y del esfuerzo conjunto del equipo musical y creativo que logró una noche memorable.