Rigoletto en Tarragona
Julio 9, 2021. La ciudad portuaria de Tarragona, en la región de Cataluña, recuperó su Festival d’Estiu; la cita veraniega en la que se ofrecen diversos espectáculos y eventos culturales, y que en esta ocasión, por iniciativa de su Ayuntamiento y aprovechando la diversidad de artistas locales vinculados al arte lirico, se decidió inaugurar esta edición 2021 con la ópera Rigoletto de Verdi, con la peculiaridad de que se trató de la primera producción operística completamente concebida y realizada en este histórico enclave medieval y romano que aún conserva muchas ruinas antiguas cargadas de historia y en una ubicación ideal frente al mar Mediterráneo.
La función se realizó en el Auditori del Camp de Mart, un auditorio al aire libre, funcional, pero sobre todo con buena acústica para la proyección de las voces y de la orquesta. Teniendo como fondo la antigua muralla romana que rodea el casco antiguo de la ciudad, se pudo presenciar un espectáculo visualmente atractivo. La dirección escénica de Montse Colomé situó la trama en una época moderna, pero con apego a lo que describe la trama, y algunas ocurrencias dignas de mencionar, como la llegada del Duque de Mantua en automóvil, por un camino situado en la parte superior entre el fondo del escenario abierto que colinda con la muralla.
La escenografía, concebida por el diseñador Llorenç Corbella, que consistió en una estructura rectangular metálica que giraba sobre el escenario, mostrando diversos ambientes en cada escena: como el salón de una mansión en el primer acto, o la casa de Rigoletto en la parte superior, fue ingeniosa y, sobre todo, sirvió para dar fluidez y continuidad a la función. Un buen complemento a este marco fue la brillante iluminación de Josep Pijuan, así como los brillantes vestuarios de Meritxell Muñoz. El coro de la opera de Tarragona, bajo la dirección de Xavier Pastrana, mostró cohesión y fue activo en sus intervenciones actorales.
Por su parte, la orquesta de la ópera de Tarragona dejó una grata impresión, con momentos de brillantez musicales, uniformidad en sus cuerdas y emocionante musicalidad en sus metales, todo ello gracias a la presencia del maestro Oliver Díaz, quien supo conducir con mano segura, control y sapiencia que lo han posicionado como uno de los directores españoles mas interesantes de la actualidad. El elenco vocal fue sin duda una de las fortalezas de la velada, comenzando con la presencia en el papel Rigoletto del barítono tarraconense Àngel Òdena, un cantante de una larga trayectoria y experiencia, que supo plasmar a su caracterización del jorobado y acomplejado personaje, dotándolo de credibilidad escénica y un grato color baritonal adecuado para este tipo de papeles por su cuerpo, grato timbre y fraseo.
Por su parte, la soprano Sabina Puértolas, otra cantante de largo recorrido internacional, personificó una delicada y fina Gilda, que se regodeó en los pasajes vocalmente más virtuosos de su partitura, haciendo gala de su radiante voz, que es dúctil, colorida y consistente en los agudos. El tenor Antonio Gandía dio vida a un malévolo y malicioso Duque con un canto seguro, y la mezzosoprano Laura Vila desplegó una voz profunda y oscura, personificando una seductora y sensual Maddalena.
El resto del elenco cumplió de manera satisfactoria en cada una de sus intervenciones, con una mención especial para el bajo-barítono Manuel Fuentes como Sparafucile, para el Monterone del barítono Carles Daza. Debido al éxito que generó este espectáculo lirico, por los pasillos de este recinto se habló extraoficialmente de la realización de futuros títulos operísticos, uno de los cuales podría ser Tosca.