Tosca en Peralada
Julio 25, 2021. Este año la función de ópera fue solo una, en forma de concierto, e “importada” de Madrid, con orquesta y coro del Teatro Real y uno de los tantos repartos que allí se ofrecieron (para dieciséis funciones hubo tres con estrellas como Netrebko y consorte, Calleja, Salsi, Agresta). Este fue el más equilibrado, en principio, y reunió tres nombres de frecuente presencia y con muchos admiradores en el festival y en Cataluña: Sondra Radvanovsky, Jonas Kaufmann y Carlos Álvarez, dirigidos por Nicola Luisotti.
Pero, claro, las dimensiones de un teatro al aire libre y con micrófonos pueden jugar alguna treta, y la orquesta y el coro sonaron muy fuerte al tiempo que las voces se dispersaron como no lo hacen en un recinto cerrado. La única sin problemas fue la soprano, cuyo volumen es su mayor baza (en las notas filadas resultó algo avara, el grave fue exagerado y solo el agudo se manifestó en todo su esplendor, aunque eso la llevó a terminar su aria con dos calderones infinitos, lo que valió el bis que hizo en todas las funciones de Madrid, pero no sé si fue prueba de bondad). Expresivamente pareció algo exagerada y, en algún momento, cursi; recurriendo al grito en algunos momentos clave del primero y segundo actos.
Kaufmann estuvo un punto más exagerado que ella, pero tal vez con otras miras, aunque también concluyó sus dos arias alargando interminablemente la nota en un esfuerzo por hacer olvidar que, al menos mientras esté cantando al mismo tiempo Tristán en Múnich, Cavaradossi no parece ya ser para él: la voz dura, sin brillo, abierta o atrás alternativamente; en cuanto a sus famosos “piani” (siempre bordeando el falsete o cayendo en él), estuvieron más deslucidos que nunca. Él también bisó su aria, como en Madrid, pero todo me pareció poco espontáneo y preparado, y tanto bis hace que el hecho mismo pierda sus connotaciones.
En todos los aspectos, aunque algunos manifestaron reservas sobre su interpretación, al parecer no suficientemente verista (cosa que no me parece que sea necesaria), el mejor y más equilibrado fue el Scarpia de Carlos Álvarez.
Luisotti dirigió con mano experta y algunos tiempos extraños se pueden deber a las necesidades de los cantantes, Kaufmann sobre todo. Bien, los secundarios, en especial Gerardo Bullon (Angelotti), Mikeldi Atxalandabaso (Spoletta) y Valeriano Lanchas (Sacristán). Actuó también el coro de los pequeños cantores de la comunidad de Madrid.