The Pirates of Penzance en Atlanta
Enero 30, 2022. La Ópera de Atlanta presentó la opereta satírica Los piratas de Penzance de Gilbert & Sullivan en una encantadora producción, haciendo una parodia de la época de la reina Victoria y sus costumbres imperiales, burlándose de los aristócratas reinantes.
Generalmente las óperas en cualquier fase se atribuyen principalmente al compositor, pero en este caso es el libretista William S. Gilbert quien se lleva los honores, quien introdujo palabras inventadas en la gramática inglesa, y cuya prosa aparenta ser “académica”. Por su lado, el compositor Arthur Sullivan evoca a los grandes compositores de la época, donde se perfilan dejos de ciertas óperas. Todo es una burla.
Es la historia de Frederic, quien hace un contrato con los piratas para servir de aprendiz hasta que cumpliera los 21 años y pudiera retirarse en su mayoría de edad, pero que no contaba con el hecho de que, al haber nacido en un año bisiesto, no sería liberado sino hasta cumplir los 84 años.
La música es alegre, con una larga obertura, magistralmente conducida por Francesco Milioto, con intensos pianissimi y crescendi, muy a la Rossini. La figura principal, sin embargo es el Mayor General Stanley, que requiere de un experimentado bufo para hacer reír al público. En esta ocasión se contó con Curt Olds que, al contrario del usual Stanley de bigote blanco y aspecto de león marino, nos muestra un estilizado y ágil militar, capaz de interpretar pasos de ballet con gran elasticidad y temperamento cómico. Se notó que este barítono disfrutó su rol, además de que aportó su vasta experiencia histriónica.
Laudable, la coreografía de Sean Curran, Se notó la alegría en el elenco, aún cuando la partitura no requiere de voces espectaculares, fuera del papel de Mabel y quien interpreta la conocida aria ‘Poor, wandering heart’. Susanne Burgess demostró su potente voz de soprano, y fue capaz de afrontar la coloratura y brindar agudos que sobrepasaban la orquesta y los coros. De bonito aspecto, su físico no insinúa el poderío de su voz, al mismo tiempo que demuestra una personalidad sencilla, sin aires de prima donna.
Santiago Ballerini interpretó acertadamente al joven Frederic, nacido un 29 de febrero. Mostró una inocencia y candor pertinente al personaje, y fue capaz de sobrepasar el trabalenguas constante en inglés, teniendo cuidado de no mostrar un acento foráneo. Este tenor argentino, que podríamos definir como tenore di grazia, cuenta con una carrera ascendente.
Excelentes actuaciones por parte de Craig Irvin, en el papel del rey de los piratas, con un oscuro sonido baritonal. La mezzo Katharine Goeldner mostró dotes histriónicas al posesionarse de la mujer que muere de amor por Frederic, la no tan joven Ruth. El bajo-barítono Daniel Sumegi fue un sargento de policía divertido y simpático. Corinne Scott logró una simpática imitación de la reina Victoria.
Rolando Salazar se lució con la agrupación coral que no solo contó con buenas voces, sino que este grupo juvenil no escatimó esfuerzos para dar lo mejor de sí. En general, esta vez la Ópera de Atlanta se lució con una presentación a teatro lleno, recibiendo una muy merecida ovación. Es interesante observar que tanto los cantantes, en su mayoría, al igual que todo el público, tuvieron que llevar mascarillas en todo momento al estar dentro del teatro.