Tosca en Verona

Freddie De Tomasso (Cavaradossi) y Anna Pirozi (Tosca) en la Arena de Verona © EnneviFoto

Septiembre 1, 2023. Con motivo del 100º Festival de la Arena de Verona, entre las diversas producciones vistas, también regresó Tosca en la ya famosa puesta en escena comisionada íntegramente a Hugo De Ana y presentada por primera vez en el anfiteatro hace 17 años. 

El director sudamericano imaginó una escenografía esencial pero no menos eficaz: la gran cabeza del ángel domina todo el espacio, también tomada de la estatua del Castel Sant’Angelo en Roma, mientras los personajes, finamente vestidos e iluminados, actuaron en torno a ella. El espectáculo funciona, aunque con el tiempo se han ido perdiendo algunas de las intenciones originales del director. De Ana supo concebir un espectáculo con una estructura funcional y al mismo tiempo sumamente eficaz desde el punto de vista dramatúrgico. 

La reposición de este año fue confiada al director Francesco Ivan Ciampa, quien demostró que se preocupaba por el éxito del espectáculo en su conjunto: intentó guiar las voces con gusto, ofreciendo a los artistas todas las posibilidades de beneficiarse del tejido sonoro, entrelazado con las habilidades de la Orquesta de la Fundación Arena de Verona. 

También tuvieron una buena actuación el Coro, dirigido por Roberto Gabbiani, y el coro de niños A.d’A.Mus preparado por Elisabetta Zucca. La protagonista, Anna Pirozzi, tiene una larga experiencia en el repertorio de Giacomo Puccini: su Tosca es vehemente y muy humana, capaz de transmitir los sentimientos contrastantes de una mujer tan optimista como frágil. Su soltura escénica y su eficacia vocal, compuesta por acentos adecuados y una cuidada expresividad, la convirtieron en una intérprete capaz de equilibrar cuidadosamente los distintos ingredientes esenciales para la caracterización completa del personaje. 

Incluso Luca Salsi, a menudo un poco tosco en cuanto al fraseo, logró aquí mitigar la tentación del efecto fácil y en cambio capturó las sutilezas de Scarpia, las implicaciones sórdidas que lo hacen a la vez repugnante y fascinante en el desarrollo de la narración. El joven Freddie De Tommaso asumió el papel del pintor Mario Cavaradossi: su carrera promete ser cada vez más interesante y relevante a nivel mundial, gracias al importante potencial de su volumen, timbre y musicalidad. Sus habilidades expresivas e interpretativas se mezclaron armoniosamente con las actuaciones de sus compañeros y, salvo algún forzamiento, su actuación destacó por su emisión bien calibrada, su excelente dicción y su esculpido fraseo. 

La compañía se completó con una serie de artistas muy adaptados a sus respectivos roles: Giorgi Manoshvili fue un eficaz Cesare Angelotti; Giulio Mastrototaro, un diligente y agradable Sacristán; Carlo Bosi, un convincente Spoletta; y también cabe mencionar a Nicolò Ceriani (Sciarrone), Dario Giorgelè (Carceriere) y Jacopo Lunardi (Pastore). Éxito final entusiasta en una Arena abarrotada, como pocas veces ocurre.

 

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