Roberto Devereux, el amor secreto de una reina

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Robert Devereux (1565-1601)

Dentro de su producción operística, Gaetano Donizetti (1797-1848) escribió varios títulos sobre diversos personajes de la historia de Inglaterra; pero, como veremos en Roberto Devereux, el compositor se toma muchas libertades en relación con los hechos históricos, por dos razones principales: primero, los hechos reales, tal como los conocemos hoy, no eran necesariamente conocidos hace 200 años. Y segundo: algunas libertades son necesarias para que la ópera sea exitosa.

Como se puede ver en este cuadro, las cuatro óperas indicadas tienen que ver con la reina Elizabeth I (Tudor): Elisabetta al castello di Kenilworth (la historia del amor entre Elisabetta y Roberto Dudley), Anna Bolena (la historia trágica de la madre de Elisabetta); Maria Stuarda (la pretendiente al trono de Elisabetta, condenada a muerte); y finalmente Roberto Devereux (el último amante de Elisabetta).

Roberto Devereux, ópera en tres actos, está basada sobre todo en un par de textos franceses: Le comte de Essex de Thomas Corneille (hermano del muy conocido escritor francés Pierre Corneille), escrito alrededor de 1675, e Histoire secrète des amours d’Elizabeth et du comte d’Essex (de 1787). El libreto fue escrito en italiano por Salvadore Cammarano y la ópera se estrenó en 1837, en el Teatro San Carlo de Nápoles.

La historia se ubica en Inglaterra, en el año 1600. Essex (Roberto Devereux) ha tenido un terrible desempeño como jefe del ejército inglés en Irlanda, prefiriendo firmar un compromiso con su enemigo Tyrone en vez de enfrentarle con el ejército de 16,000 hombres que había traído desde Londres. Ese mismo año, en un primer proceso, es declarado culpable y condenado a muerte, pero la reina prefirió ponerlo en arresto domiciliario (en la Essex House), en Londres. Elisabetta también le quitó la fuente principal de su ingreso, un impuesto sobre la importación de vinos dulces, lo que provocó en Essex un fuerte resentimiento, a tal punto que al inicio de 1601 decide levantarse en armas. Esto fue inmediatamente considerado como traición y, en su segundo proceso, el 19 de febrero de 1601, fue declarado culpable de traición y ejecutadoseis días después.

La ópera relata el conflicto interior de Elisabetta en aceptar las decisiones de los tribunales. Pero, al contrario de la verdad histórica, la ópera se concentra en los celos de Elisabetta hacia otra mujer, por lo que el libreto nos hace creer que la decisión final de la reina en aceptar la ejecución de Essex tiene más que ver con sus celos que con la culpabilidad de Essex.

Elizabeth I Tudor (1533-1603)

Primer acto
Sara, la duquesa de Nottingham, está tratando de esconder sus lágrimas y explica que está leyendo la dramática historia de Rosmonda, la muy infeliz amante del rey Enrique II, en la cual reconoce algo similar a su propia situación. (Hay que saber que Sara iba a casarse con Essex, pero durante la ausencia de este en Irlanda, Elisabetta la casó con el duque de Nottingham. Rosmonda Clifford fue amante del rey Enrique II (1133-1189), el esposo de la famosa Leonor de Aquitania (1122-1204), padres estos dos últimos de Ricardo I, Corazón de León (1157-1199). Enrique II fue indirectamente responsable de la muerte de Tomás Becket en 1170 en la catedral de Canterbury, y Eleanora fue directamente responsable de la muerte de Rosmonda. Sobre ella, el propio Donizetti escribió una ópera más sobre la historia de los reyes y reinas ingleses: Rosmonda d’Inghilterra, estrenada en 1834.

 

 

 

 

 

 

‘All afflitto e dolce il pianto’

Entra en escena Elisabetta, quien informa a Sara que ha aceptado recibir en la corte a Essex, a pesar de haber sido condenado por los eventos de Irlanda:

‘Duchessa alle fervide preci… L’amor suo mi fè beata’

Elisabetta está dispuesta a dejar libre a Devereux si puede asegurarle su total fidelidad (‘Dios conceda que no sea la última vez que lo vea, que no perciba en su corazón ni un atisbo de traición’); se abre más a la pobre Sara (‘Si descubriese una rival, entonces mi venganza sería terrible’) y expresa sus celos (‘¡Robarme el corazón de Roberto! ¡Menos delito sería robarme la corona!’).

Entra Lord Cecil, enemigo de Essex, informando que este ha sido condenado por traición (‘Que tu excesiva clemencia no detenga el juicio’). Elisabetta no firma el documento presentado por Cecil. Llega Roberto y, en presencia de Sara, Elisabetta le declara nuevamente su amor (‘Si el amor te guía a mis pies, para mí eres inocente…’), lo que denota una singular falta de juicio de Elisabetta —pero así era cuando estaba enamorada—… La reina recuerda a Roberto que el anillo que tiene en uno de los dedos es su seguro de vida, ya que le salvará si un día la justicia inglesa le condena a muerte, y continua con sus excesos verbales sobre el amor hacia Roberto, y este, respondiendo mal a una de las preguntas de Elisabetta, provoca sus celos, quien ahora exige conocer el nombre de la “otra” mujer. Roberto responde que no existe otra mujer, y Elisabetta sale, sin una última advertencia (‘La pérfida no podrá escapar a mi furia vengadora…’).

El duque de Nottingham, amigo de Roberto y esposo de Sara, entra para discutir la situación de Roberto, quien informa de la última reunión con Elisabetta (‘En su terrible mirada vi brillar el deseo de ver mi sangre derramada…’). Se complica todavía más la situación cuando Nottingham revela que vio a su esposa en lágrimas tejer una bufanda azul, hablando de muerte. Se interrumpe la conversación cuando Cecil invita a Nottingham a participar en la reunión de los nobles sobre el caso de Roberto Devereux. Nottingham se despide y asegura que defenderá a Roberto.

‘Forse in quel cor sensibile’

Charles Howard, Duke of Nottingham (1536-1624)

En la última escena del primer acto, Roberto está en la casa de Sara. Los primeros intercambios de palabras no son los más positivos, ya que Roberto la acusa de infidelidad. Pero Sara responde que fue la reina quien la obligó a casarse con Nottingham. A su vez, Sara, quien había oído las declaraciones de amor de Elisabetta hacia Roberto, piensa que el anillo de la reina en el dedo de Roberto es un signo de amor. Roberto defiende su amor por Sara, pero los dos saben que tienen que separarse para siempre para evitar la ira de Elisabetta y así también la muerte de Roberto. Antes de separarse, Sara ofrece a Roberto, como último signo de amor, la bufanda azul.

Segundo acto
Los nobles están reunidos, llega Elisabetta y recibe de Cecil la confirmación de la sentencia de muerte de Roberto. La reina pregunta por qué tardó tanto el arrestar de Roberto y sir Gualterio Raleigh dice que fue porque se resistió, especialmente cuando le querían arrebatar una bufanda azul, que Roberto quería guardar a todo precio

 

‘Non venni mai si mesto’

Uno podría aquí preguntarse por qué, al arrestar a Roberto, se preocupan sus guardias por una bufanda. Pero ya sabemos que este detalle va generar conflictos con su exdueña y con el esposo, hasta ahora el mejor amigo de Roberto (el duque). Raleigh entrega la bufanda a Elisabetta, quien de inmediato se da cuenta de la infidelidad de Roberto. El propio Nottingham aparece otra vez, tratando de defender por última vez a su amigo Roberto. 

Dejan entrar a Roberto y, en frente de todos, Elisabetta enseña la bufanda, lo que inmediatamente cambia el ambiente: Roberto sabe que ha sido descubierto, y Nottingham enfurece por el engaño de su esposa y de su mejor amigo.

‘Ecco l’indegno… Alma infida’

Todavía la reina ofrece perdonar a Roberto si revela el nombre de su rival. Ante la negativa de Roberto, Elisabetta firma el decreto de ejecución, con la indicación de que se lleve a cabo al medio día, y de que el cumplimiento sea confirmado por el sonido de un cañón, para que todos sepan que terminó la vida de Roberto. Nottingham, herido por el engaño de su mejor amigo, considera que la decapitación de Roberto no es castigo suficiente.

Tercer acto
En su casa, Sara recibe un mensaje de Roberto, incluyendo el anillo que le había regalado Elisabetta, para que pueda salvar su vida. Sara se prepara para ir a ver Elisabetta cuando llega su esposo (Nottingham). Ella declara su inocencia, pero Nottingham le impide salir. De lejos se oye una marcha fúnebre y se ve a Roberto de lejos escoltado por guardias. 

‘Non sai che un nume vindice’


Walter Raleigh (1552-1618)

Walter Raleigh (1552-1618)

En su celda, Roberto se pregunta por qué Sara tarda tanto y se niega a revelar a Elisabetta el nombre de su amada (Sara). Ahora la escena final, muy alejada de la realidad (tal como la conocemos hoy): Elisabetta sabe que su amante Roberto va ser ejecutado, triste además porque Sara no está para reconfortarla, y guarda todavía la esperanza de que Roberto mande el anillo salvador (‘Quisiera parar el tiempo… ¿Y si prefiriese morir para seguir fiel a mi rival?’)

Entra Cecil para avisar que la ejecución se va a llevar a cabo, cuando se acerca corriendo Sara con el anillo, revelando que ella es su rival. Elisabetta trata todavía de hacer parar la ejecución, pero de lejos se escucha el cañonazo. Todavía acusa a Sara (‘¡Tú, perversa, solo tú lo empujaste a la tumba! ¿Por qué has tardado tanto en entregarme este anillo?’), pero es Nottingham quien revela que él es responsable del retraso, para vengarse de Roberto.

Termina la ópera con el lamento de Elisabetta, una de los momentos más poderosos en toda la obra de Donizetti: ‘¡Traición tan vil, delito tan culpable, no merece clemencia, no merece piedad! En el último momento diríjanse a Dios, quizá Él pueda concederles el perdón’.

 

‘Vivi ingrato… Quel sangue versato’



La ópera termina con una frase que definitivamente no externó Elisabetta en la realidad: “Déjenme sola, les ordeno, que Jaime sea el Rey de Inglaterra”. Efectivamente, estamos en el 25 de febrero de 1601, fecha oficial de la muerte de Roberto, y es hasta el 23 de marzo de 1603 cuando Elisabetta, en el lecho de muerte, nombra a Jaime su sucesor. Jaime es hijo de su prima María Estuardo, que Elisabetta hizo también ejecutar, por razones ligadas a traiciones y a la religión.

En realidad, la condesa de Nottingham existió, y su verdadero nombre era Catalina Carey. Era hija de Enrique Carey, hijo de María Bolena (y probablemente hijo del amante de María Bolena, Enrique VIII), y se casó con Carlos Howard, duque de Nottingham. Catalina (en la ópera, “Sara”) muere en realidad un mes antes de la reina y, en sus últimos minutos de vida, confesó a Elisabetta que Roberto había enviado el anillo a su hermana, simpatizante de Roberto. 

Infelizmente, el mensajero se confundió y entregó el anillo a Catalina. Catalina no estaba a favor de Roberto y no entregó el anillo, lo que nunca reveló hasta unas horas antes de morir. Fue entonces cuando Elisabetta gritó: “Que Dios te perdone, pero yo no puedo”. Habían sido amigas por 40 años.

Al final, lo que nos conmueve más es la impotencia de Elisabetta: un anillo no llega a su destinataria, y un hombre es ejecutado. Esta es también la historia de Elisabetta: al final, ningún poder terrenal nos protege del envejecimiento y de la muerte, ni tampoco puede forzar a alguien a querernos.

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