Guido Maria Guida: “Parsifal es la ópera mística por excelencia”

El maestro Guido Maria Guida cumple 30 años desde su debut en México, en 1994, y regresa para dirigir el estreno nacional de Parsifal de Richard Wagner en el Teatro del Bicentenario de León

Siempre es un verdadero deleite conversar con el gran director italiano Guido Maria Guida (Turín, 1956), quien por 30 años ha consolidado una feliz relación musical con nuestro país, desde su debut en el Festival Cervantino al frente de la Orquesta de Guanajuato (1994) hasta la actualidad, en que se encuentra a cargo del estreno en México de Parsifal, postrera obra maestra de Richard Wagner.

Este compositor alemán ha estado asociado frecuentemente al maestro Guida, quien dirigió en Bellas Artes las representaciones del ciclo Der Ring des Nibelungen y Tristan und Isolde, además de una Gala con la soprano británica Jane Eaglen en el Teatro Degollado de Guadalajara.

Las funciones de Parsifal serán en la sala principal del Teatro del Bicentenario Roberto Plascencia Saldaña en la ciudad de León, con la participación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, el Coro del Teatro del Bicentenario, el Coro Juvenil del Conservatorio de Celaya y los Coros del Valle de Señora, mientras que la puesta en escena, escenografía e iluminación corren a cargo del maestro Sergio Vela.

Aquí nuestra conversación en exclusiva para Pro Ópera.

¿Cómo se siente al regresar a México para dirigir Parsifal de Richard Wagner?
Volver a México siempre es un placer para mí, venir a dirigir en este teatro que me encanta es un gozo del alma, es un teatro con una acústica preciosa. Mi relación con este país es muy larga. Y dirigir nuevamente a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato es muy grato, pues fue la primera orquesta que dirigí cuando vine por primera vez al Festival Cervantino en 1994. 

La orquesta ha cambiado mucho, con pocos músicos de aquella primera ocasión. La agrupación ha estado trabajando muy bien y me siento feliz al dirigirla después de tanto tiempo. Los músicos se han mostrado muy entusiastas y contentos de tocar una obra tan importante en su estreno en México. Hemos hecho muchos ensayos, recuerdo que la primera lectura orquestal fue el 4 de marzo, con varios días de descanso durante la semana de Pascua, un periodo muy triste para mí pues tuve que regresar a Italia para atender el funeral por la muerte de mi mamá, un momento muy dramático de mi vida pues ella falleció mientras yo estaba acá. Por lo demás, no hemos perdido ningún otro ensayo. Una obra de este tipo requiere muchos ensayos, precisamente por su tamaño y exigencias técnicas. Exige mucho control.

¿Podría platicarnos sobre las dificultades que entraña el festival escénico sacro?
Hay muchos detalles en esta ópera. Técnicamente es una obra muy difícil desde el punto de vista orquestal. Aunque no es la más complicada de Wagner, es una obra muy delicada, pues tiene muchos detalles finos que deben lucir, que deben mostrarse. Por fortuna, la orquesta los ha desarrollado muy bien, como por ejemplo las maderas y los metales, que requieren una atención sólida. Hay pasajes también en las cuerdas de gran dificultad, como por ejemplo los pasajes relacionados con los motivos de Kundry, que desde el punto de vista armónico, técnico y melódico son muy difíciles. 

Hay pasajes de Götterdämmerung o de Tristan ciertamente más arduos, pero en Parsifal no es sencillo lograr la coherencia, el equilibrio con los coros y los solistas. Está, por ejemplo, la escena de Las doncellas flores, que es una de las partes más complejas de toda la creación wagneriana, con seis solistas que deben cantar un contrapunto muy intrincado, una forma de vals para la seducción de Parsifal, con una música muy delicada. Las doncellas flores están divididas en dos coros femeninos de extrema dificultad. 

También para la orquesta es muy difícil por el aspecto más ligero de la música: no es el Wagner majestuoso de la escena del grial en el primer acto. Wagner se inspiró en el jardín de la villa Rufolo en Ravello, cerca de Nápoles, para el bosque encantado de Klingsor, entonces la música es más ligera, articulada, pero también profunda. 

Insisto, creo que Parsifal no es tan complicada como Siegfried o las otras mencionadas, pero en cierto sentido es más difícil porque se debe lograr un buen conjunto de todos, además de incluir campanas que no existen actualmente, por ejemplo. Además, es una obra con mucho simbolismo, con una ardua narración dramática. 

Otro punto importante a destacar es que se trata de una obra muy larga y tal vez muy lenta. En la narración del caballero Gurnemanz del primer acto, si el concertador relaja el tiempo demasiado, podría resultar difícil para el público. En esta ópera hay muchas variaciones en los tiempos: por ejemplo, en la versión histórica de Hans Knappertsbusch, que me gusta mucho, la obra dura cuatro horas y media. Giuseppe Sinopoli la dirigía en cuatro horas y veinte minutos; Daniel Barenboim en cuatro horas y cinco minutos; la versión de Pierre Boulez es la más rápida, con tres horas y media; el director inglés Reginald Goodall, en cuatro horas y cuarenta minutos… 

Aunque yo soy muy cercano a la tradición alemana, creo que la duración de mi Parsifal es como la de Barenboim, alrededor de cuatro horas. Creo que debe haber una coherencia notable en los tiempos, ser objetivo.

¿Ya había dirigido anteriormente esta ópera?
No, es la primera vez. Sin embargo, como asistente del maestro Giuseppe Sinopoli la hice cuatro veces. La primera vez el maestro me envió a dirigir los ensayos antes de su llegada a la Fenice de Venecia, y luego me quedé como coach con los cantantes allí mismo. Después colaboré con él ante la Orquesta de Santa Cecilia, cuando él era el director titular; la tercera ocasión fue en Bayreuth como su asistente, director de estudio y maestro de ensayos con los solistas y el coro; y finalmente en forma de concierto en Tokio con la orquesta, coros y solistas de Bayreuth. Creo que me fueron de mucha utilidad las indicaciones del maestro Sinopoli para lograr mi propia dirección. Estar en Bayreuth es una gran experiencia. Parsifal es la ópera mística por excelencia y su sonido es eminentemente espiritual, sublime.

Fiona Craig (Kundry) y Martin Iliev (Parsifal) en el Teatro del Bicentenario de León © Sobrescenarios

¿Podría platicarnos sobre su experiencia con el elenco elegido para las funciones en el Teatro del Bicentenario?
Kundry es interpretado por la mezzosoprano australiana Fiona Craig, una cantante muy experimentada que posee una voz muy profunda, intensa, adecuada para el papel, con un amplio registro pues llega a un Si natural en el registro agudo. Durante la narración en que trata de seducir a Parsifal, su emisión es encantadora, con gran musicalidad. 

Parsifal es el tenor búlgaro Martín Iliev, con una voz apropiada para el papel, es un tenor con una notoria diversidad de matices en su voz. El rol exige una voz poderosa, heroica, pero también muy lírica, con momentos de delicadeza y hermoso lirismo. Es un cantante que ha interpretado en Alemania varios personajes wagnerianos como Tristan, Siegfried y Parsifal. 

El bajo que canta el rol de Gurnemanz es Hernán Iturralde. Estoy muy contento con su actuación. De hecho, la ópera debería llamarse Gurnemanz, pues la presencia de este caballero es muy destacada. Hernán posee una musicalidad extrema, increíble. Su voz es preciosa, conoce el rol perfectamente, parece como si lo hubiera cantado ya cien veces. Logré entenderme con él perfectamente en cuanto a tiempos y matices. Aquí debo mencionar que Wagner brinda muchas indicaciones metronómicas, por lo que hay que ser muy cuidadoso al respecto. Es la obra de un Wagner maduro; es decir, teatro total en que es muy importante la recitación, el significado del texto, y hay que tomar en cuenta la simbiosis de texto y música. Esto lo aprendí en Bayreuth: la palabra es esencial, de tal modo que —en el momento en que uno se enfrenta a una narración dramática— esto determina el tiempo metronómico, que también está sujeto a los motivos conductores. Con Hernán tenemos un acuerdo musical perfecto. 

Otro gran cantante mexicano que adoro es el barítono Jorge Lagunes, con una extraordinaria voz lírico-dramática para el rol de Amfortas, que es un papel muy intenso, muy dramático. Jorge ha asumido su personaje con entusiasmo y concentración. El bajo José Luis Reynoso canta el personaje del Rey Titurel con una voz fantástica, y aunque su canto es breve, este cantante ofrece una musicalidad increíble. Otra voz destacada con la sonoridad ideal es la del bajo-barítono Óscar Velázquez en el rol de Klingsor. 

Las cantantes solistas que interpretan Las doncellas flores también fueron muy bien elegidas. Como mencioné, en la escena del jardín encantado de Klingsor participa el coro femenino y estas solistas en una escena muy difícil por la polifonía y el contrapunto expuestos por Wagner. Hay otros comprimarios, como los escuderos y los caballeros, todos ellos jóvenes mexicanos maravillosos, algunos de ellos de la escuela del maestro Rogelio Riojas Nolasco, que es un gran maestro que adoro y que tenemos la fortuna de tener aquí como pianista y asistente, al igual que Alain del Real, otro maestro admirable. 

«La escena de las doncellas flores es una de las partes más complejas de toda la creación wagneriana», afirma el maestro Guida © Sobrescenarios

¿Qué opina de la participación coral?
Muy bien: son diversos coros los que participan: en primer lugar, el coro estable del Teatro del Bicentenario, cuyo director es Jaime Castro Leal, un maestro muy capaz y de admirable conocimiento de las voces, así como el Coro Juvenil de la Universidad de Celaya, que posee voces de gran calidad, y el Coro de voces blancas del Valle de Señora que han sido una preciosa elección, con voces impresionantes, afinación precisa y potencia ideal. Es uno de los mejores coros de niños que he escuchado en mi vida, dirigido también por Jaime Castro. 

¿Qué opinión tiene usted de la producción escénica a cargo de Sergio Vela, con quien ya ha trabajado numerosas ocasiones?
La puesta escénica, las ideas de Sergio Vela me encantan por su simbolismo, por su abstracción. He sabido de representaciones absurdas teatralmente. Sin embargo, esta propuesta es de gran coherencia, muy hermosa, muy noble. El trazo escénico de Sergio Vela siempre es abstracto, con influencia del teatro japonés, con formas de movimiento simbólicos, maravillosos efectos lumínicos, fundamentales para una ópera de este tipo. La escena es muy esencial, sin elementos distractores o exagerados. Parsifal es una ópera muy esotérica, muy simbólica, como Die Zauberflöte, en que funcionan la sencillez y abstracción de forma idílica y profunda.

Por último, usted ha dirigido una gran variedad de estilos y compositores. ¿En cuáles de ellos se siente más identificado?
De Monteverdi dirigí su Orfeo en la transcripción moderna de Ottorino Respighi en 2007 y la de Bruno Maderna en 2017. No me atrevería a dirigir la versión original en el estilo del Renacimiento, aunque sé que un director de orquesta debe ser versátil. Hace unos años dirigí con éxito Le nozze di Figaro de Mozart y he dirigido mucho repertorio italiano en que también me siento muy cómodo, aunque me siento más cómodo dirigiendo las obras de Wagner y Richard Strauss, así como el repertorio sinfónico de Beethoven, Brahms, Schumann, Mahler, Bruckner y Berg. Es en estos últimos compositores donde me siento muy identificado y feliz.

Le deseamos gran éxito en las funciones de Parsifal. Es un privilegio tenerlo en nuestro país, nuevamente.
Muchas gracias a Pro Ópera por la distinción de esta entrevista. Las funciones de Parsifal serán los días jueves 18, sábado 20 y martes 23 de abril en el horario de las 6:00 de la tarde. Esperamos al público mexicano amante de las óperas de Wagner para que presencien el estreno de esta obra maestra en México, seguro serán funciones inolvidables.

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