Lorena Flores: “Creo que mi voz se orienta hacia Adriana Lecouvreur”
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Con motivo del segundo recital programado a partir del próximo 28 de agosto y hasta el 27 de septiembre del presente año en la Sala Virtual del Conjunto Santander de Artes Escénicas en Guadalajara, Jalisco, tuvimos la oportunidad de charlar con la soprano Lorena Flores y el pianista Andrés Sarre, artistas jaliscienses que protagonizarán un recital con obras de Giacomo Puccini, Giuseppe Verdi, Vincenzo Bellini y Francesco Cilea, además de la inspiración de Franz Schubert y de los compositores mexicanos Blas Galindo, Ramón Noble y Alfonso Esparza Oteo.
La joven soprano Lorena Flores siempre se ha distinguido por un canto cálido y de matices aterciopelados, un timbre oscuro pero luminoso, y una notable credibilidad teatral en la escena operística mexicana. La conocí en una gala dedicada a Giuseppe Verdi con la Orquesta Filarmónica de Jalisco, cuyo director huésped fue el maestro Anatoly Satín allá por el año 2013, con resultados positivos. Lorena interpretó un escalofriante ‘Ritorna vincitor’ de Aida, así como la difícil aria ‘D’amor sull’ali rosee’ de Il trovatore, que fue un deleite para el público en aquella ocasión.
Tuvimos la suerte de charlar con ella sobre su presentación al lado del pianista Andrés Sarre en la Sala Digital del Conjunto Santander de Artes Escénicas.
¿Cuántos años llevas de carrera musical y qué es lo que más te apasiona del mundo de la ópera?
Comencé a cantar obras sacras en un coro de iglesia cuando tenía cinco años. Desde entonces mi conocimiento de estilos y repertorio del canto lírico fue creciendo. Mi carrera inició varios años después y mi debut profesional fue a los 17 años, cuando canté la parte de la soprano en el Requiem de Mozart en el Teatro Degollado, que fue para mí un gran acontecimiento. Me seguí preparando a la par que estudiaba una carrera administrativa por las mañanas, y por las tardes corría a la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara enfocándome en la ópera. Luego tuve la oportunidad de viajar a diferentes ciudades de México y de Europa, lo cual me ayudó a conocer gente y enriquecer mi preparación.
A veces escucho una obra por enésima vez y le sigo encontrando algo nuevo: nunca dejamos de aprender. He tenido la suerte de conocer a mucha gente que te contagia su pasión por la ópera. Me encanta hablar con los directores, ya sea musicales o de escena, y saber qué esperan de mí y por qué. Gracias a eso logro aprender mucho y ampliar mi visión de la obra encomendada. El mundo de la ópera está lleno de sorpresas y maravillas. Pertenecer a él es un tesoro.
¿Podrías definir tu voz?
En este momento de mi carrera, tal vez podría considerarla una voz de soprano lírico-spinto, pero cada día me da sorpresas. A veces podría ubicarla como de soprano dramático o dramático coloratura, pero no me atrevo a asegurarlo porque, como te digo, cada día mi voz me sorprende. Cuando estuve estudiando en Europa, mis maestros me dijeron que debía esperar a que mi voz tomara su propio cauce y se orientara hacia su correcta tesitura. Incluso mi maestro, el tenor Ramón Vargas, me aconsejó cantar lo que era adecuado en su momento. En mis inicios, recuerdo que yo quería cantar cierto repertorio que, aunque podía cantarlo con facilidad, no era el idóneo en esa etapa por las exigencias técnicas y por mi juventud. Actualmente me siento plena en el repertorio spinto, pero creo que mi voz seguirá madurando y cambiando de colores como un prisma.
¿Qué opinas de los conciertos virtuales como este que protagonizarás en el Conjunto Santander al lado del pianista Andrés Sarre?
La situación de la pandemia ha sido una locura. Entonces este tipo de conciertos virtuales son un oasis en el desierto. La música es mágica: sana, alegra, transforma, transporta y conmueve. Por eso es indispensable en estos tiempos de fragilidad. Estos conciertos dan esperanza a la audiencia. Sabemos que nada será igual que antes, pero dentro de nuestras posibilidades hay que entregar alegría y esperanza, por lo que considero que son un acierto y espero que lleguemos a mucha gente con nuestro arte.
Trabajar con Andrés Sarre es un privilegio. Es un maestro muy preparado con quien disfruto mucho trabajar. Fue un proceso de ensayos muy demandante pero maravilloso. Siempre encontramos algo nuevo, me corrige sabiamente, me sugiere algunas ideas, como por ejemplo dónde respirar en algún pasaje vocal. Exploramos las obras con profundidad.
¿Cómo elegiste el programa que cantarás —en mi opinión, un repertorio para soprano spinto y, en el caso de Norma de Bellini, de tintes dramáticos—?
Escogí este programa porque se trata de un repertorio que he estado abordando de lleno en los últimos años y que considero adecuado para mi voz. Actualmente me siento plena y con el color y la preparación técnica adecuada para abordar estas arias. Destaca ‘Casta diva’ de Norma, la cual tuve la oportunidad de abordar por primera vez en mi debut de Bellas Artes en el año 2015, dentro del montaje de la ópera cómica Viva la mamma! de Donizetti, en la que interpreté el papel de Daria, la prima donna. Cada personaje tenía su aria de baúl y a mí se me pidió interpretar el aria de Norma; un gran reto, pues tenía muchos años que no se cantaba en ese escenario.
Decidí interpretarla con la ayuda del director de orquesta Iván López Reynoso, y descubrí muchos aspectos del bel canto. Tuve buenos comentarios, y creo que esa aria me marcó. Quise entonces volver a interpretarla con mi voz actual. Considero que es una de las arias más difíciles para la tesitura de soprano ya que exige fraseo, fuerza, apoyo, línea de canto y afinación precisa. El resto del programa operístico, tal como lo mencionas, es para soprano spinto, en el cual me siento cómoda y con los elementos vocales necesarios.
Norma, Tosca, Adriana, Mimì, Liù, Leonora. ¿Cuáles de estos roles anhelas cantar completos en escena?
Ya tuve la fortuna de interpretar algunos en representaciones completas en escena. De Verdi he cantado las dos Leonoras: la de Il trovatore (que he cantado en cuatro o cinco ocasiones) y la de La forza del destino. De Puccini he cantado Tosca y Liù en Turandot. El rol de Adriana Lecouvreur (Cilea), como el de Norma, aún no lo canto completo, pero me encantaría. Adriana es como mi “top”, ya que me atrae muchísimo por las características dramáticas en el rol de esta cantante-actriz, y creo que mi voz se orienta hacia ella. Si tuviera la posibilidad de producir una ópera, sin duda sería Adriana Lecouvreur. Norma también es un rol fascinante, pero creo que debo trabajarlo más para conseguir la pureza en la línea de canto que exige el personaje.
Platícanos de las canciones mexicanas que cantarás en este recital.
Elegimos tres canciones mexicanas para este recital: ‘Arrullo’ de Blas Galindo, ‘Dime que sí’ del maestro Esparza Oteo y una canción tradicional titulada ‘La Chorreada’. Son canciones muy bellas de la época de oro de nuestro país que aportan un toque diferente al programa, dominado por arias de ópera. ‘Arrullo’ no la conocía. Primero la escuché a piano solo y después con el texto. Me hizo recordar a mi familia: a mi abuelita, a mi mamá, a mis sobrinos. Es una canción encantadora que evoca de manera sencilla y muy hermosa un tierno pasado y que te provoca muchas emociones.
‘La Chorreada’ la cantaba Pedro Infante. Tiene un hermoso arreglo del maestro Ramón Noble, complejo para el pianista, pero posee sencillez y virtuosismo. Y ‘Dime que sí’ es como un aria de ópera mexicana. Disfruto mucho cantándola, a pesar de que exige un amplio registro. Creo que la música mexicana de concierto es rica, bella y única, así que no podía faltar en este recital diseñado especialmente para conmover y disfrutar.
¿Cómo ves el actual panorama operístico en nuestro país?
Tengo esperanza en que todo se va reponer en el futuro cercano. Quizá no será fácil, pero confío en la gente preparada que reactivará la vida cultural de nuestro país en todas sus áreas. El gremio musical —constituido por músicos, cantantes, atrilistas, etcétera— ha sido golpeado muy fuerte durante este periodo de la pandemia, y es difícil porque de esto vivimos. La labor del Conjunto Santander es muy loable, pues están apoyando a los artistas, a los músicos que estamos siendo tan castigados. Me gustaría exhortar a productores y a todo aquel que pueda reactivar lo musical para que propongan ideas para salir adelante.
En la ópera seguro será más difícil, pues cuando se trata de un montaje hay mucha gente involucrada, entre cantantes, bailarines, músicos… y los protocolos no permiten su feliz comunión. Me pregunto cuándo veremos una Aida, una Turandot, un Trovador con sus coros y su movimiento escénico esencial… Algo se podrá lograr, bien pensado, algo digno, con estándares de calidad, como ya está sucediendo en algunos teatros del mundo. Tengo mucha fe en que todo esto se va a recuperar. Solo será cuestión de esperar para hacer música y conectarnos con el público como antes.
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