Mari Eriksmoen: “Con Mozart no se puede hacer trampa”

Mari Eriksmoen © Sveinung Bjelland

En pocos años —desde su inesperado debut profesional en Viena— la soprano noruega Mari Eriksmoen ha sido reconocida como una de las cantantes líricas más importantes de su país, y una reconocida intérprete, sobre todo en la ejecución de papeles de soprano coloratura. Su versatilidad le permite cantar con facilidad papeles de Mozart, y óperas que abarcan desde el barroco hasta la música contemporánea, así como música vocal de conciertos y del repertorio francés. 

Se ha presentado en importantes escenarios de Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Holanda, Italia, Luxemburgo, Noruega y Suiza, así como en los festivales de Aix-en-Provence, Baden Baden, Glyndebourne, Salzburgo y Savonlinna; y salas de concierto como el Concertgebouw de Ámsterdam y la Philarmonie de París, donde ha sido solista de importantes orquestas bajo la dirección de concertadores como Daniel Barenboim, Ivor Bolton, Daniel Harding, Nikolaus Harnoncourt, Pablo Heras Casado, René Jacobs, Fabio Luisi, Jeremie Rhorer y Robin Ticciati, entre otros. 

Con desbordante simpatía, inteligencia y sencillez, pero con gran pasión por su carrera, concedió amablemente la siguiente entrevista que contiene interesantes puntos de vista. 

¿Cuándo descubriste el canto y qué fue lo que te inspiró a seguir adelante?
Descubrí a muy temprana edad que podía cantar, ya que grabé música para niños y canté mucho a nivel local en mi comunidad. Después me dediqué a cantar música pop y quise dedicarme a eso, pero cuando cumplí 17 años, la gran cantante de ópera noruega Solveig Kringelborn me escuchó cantar mis agudos, y fue ella quien me sugirió que debería probar con piezas de música clásica y de ópera. Cuando descubrí esta parte de mi voz, ya no hubo marcha atrás, y para mí escuchar y explorar el mundo de la música clásica y la ópera hizo que me enamorara.

Antes de dedicarte al canto profesional estudiaste y tocaste el violín. ¿Consideras que eso influyó y te facilitó las cosas cuando decidiste ser cantante?
Mi hermana tocaba el violín y yo la tenía como modelo, así que en algún momento quise también ser violinista, solo que sentía una conexión muy cercana con mi voz. Indudablemente que haber tocado el violín me ha ayudado mucho como cantante, en la musicalidad, pues frecuentemente pienso cómo parafrasear la música que estoy cantando con el violín, y me ha ayudado a aprenderme las obras más rápido, además de que es una enorme ventaja como cantante el haber tocado con una orquesta porque me ayuda a entender la partitura y la complejidad de la música. 

Pamina en Die Zauberflöte

¿Cuáles son los papeles y compositores con los que actualmente te sientes más a gusto cuando los interpretas?
Mi compositor favorito siempre ha sido Mozart, porque creo que se adapta muy bien a mi voz, además de que siempre me ha gustado su música. Creo que la manera que entiende la voz es sobresaliente, así como la manera en que supone un reto para cada tesitura de voz y registro de la voz humana. Me encanta también el hecho de que con Mozart no se puede hacer trampa, ya que es imposible cantar sus obras sin una buena técnica. ¡Es por eso que su música mantiene la voz saludable! Comencé a cantar notas muy agudas inmediatamente después de terminar mis estudios, de papeles como Blondchen en Die Enftführung aus dem Serail; y otros papeles de mucha coloratura como Olympia en Les contes d’Hoffmann, Zerbinetta en Ariadne auf Naxos, la Fiakermilli en Arabella y Lakmé. 

Ahora que mi voz ha madurado me siento muy a gusto con Pamina (Die Zauberflöte), Donna Anna (Don Giovanni), Susanna (Le nozze di Figaro), Sophie (Der Rosenkavalier), Zdenka en Arabella y uno de mis papeles favoritos: Mélisande en Pelléas et Mélisande de Debussy. Este papel es verdaderamente fascinante y su música es conmovedora y hermosa, por eso me encanta interpretar a esta misteriosa mujer. 

Aria de Pamina: ‘Ach, ich fühl’s’, Die Zauberflöte, Mozart: https://www.youtube.com/watch?v=7Or7kiFZOeA

¿Qué papeles te ves cantando en el futuro?
En el futuro cantaré más papeles de Händel como Cleopatra y Rodelinda. Me gustaría también cantar Eurydice y espero que pueda desenvolverme entre los grandes papeles de Strauss como Daphne, y de Mozart como Fiordiligi y la Contessa pronto. Me interesaría cantar algunos papeles belcantistas como Aminta o Adina, que son divertidos; solo que al negocio de la ópera de la actualidad le gusta encajonar a los cantantes dentro de categorías, lo cual entiendo, pero trato de dar siempre lo mejor de mí para que no me encasillen en una sola de ellas. Recordemos que, en el pasado, los cantantes hacían de todo: desde el barroco hasta el bel canto.

Existe una amplia variedad de papeles disponibles para tu voz. ¿Cómo decides cuáles son los que quieres aprenderte en el momento y cuáles debes posponer para más adelante?
Siempre escucho mi voz, pero claro, es difícil algunas veces saber hacia dónde se dirige. Lo peligroso es cantar demasiado pronto papeles pesados, pero a la vez existe la necesidad de crecer. Esta es la razón por la que dejé de cantar Blondchen, Olympia y todos esos papeles con notas muy agudas, porque no se puede crecer hacia Donna Anna y al mismo tiempo cantar Blondchen en todas partes. Todo depende entonces de la planeación y de hacer las mejores elecciones para la voz y el desarrollo artístico individual.

Aria de Blondchen: ‘Durch Zärtlichkeit’, Die Entführung aus dem Serail, Mozart: https://www.youtube.com/watch?v=3hWHNeOEpjA

El mundo de la ópera trabaja lentamente en comparación con uno mismo. Es por eso que se debe ir un paso adelante y dejar de cantar en el momento justo los papeles que uno quiere dejar a un lado. Te doy como ejemplo la Reina de la Noche, porque conozco a muchas cantantes que dicen que es una bendición y otras que es una maldición, ya que puede llevar a una soprano a los escenarios más importantes, pero a la vez no se quiere ser vista o reconocida solo como la Reina de la noche. 

A uno lo pueden contratar para cantar papeles específicos con años de antelación, pero la voz puede tomar un camino diferente, y esa es una parte complicada o engañosa de esta profesión. Hoy mismo tengo muy claro hacia dónde voy, que es hacia papeles más liricos, pero obviamente no tan pesados para mi voz.

Fiordiligi en Così fan tutte, con Harnoncourt

Te diste a conocer —y recibiste mucha atención y elogios— por tu interpretación de papeles como Susanna, Zerlina y Fiordiligi en el ciclo de óperas de Mozart, bajo la dirección del célebre Nikolaus Harnoncourt. ¿Qué nos puedes contar sobre esta experiencia y qué ha representado para ti?
¡Este fue un periodo de mi vida que jamás olvidaré! Todavía me pellizco el brazo cuando pienso lo afortunada que fui de haber trabajado con Harnoncourt en sus últimos años. Desde mis 18 años, siempre pensé que me gustaría trabajar con él, porque escuchaba sus interpretaciones con los más grandes cantantes. Hice una audición con él en Viena y recuerdo que temblaba. Toda esa experiencia fue alucinante, por la forma que te hacía escuchar de una manera diferente la música, y la manera que hacía que cantaras las frases como si las estuvieras cantando por primera vez. 

Yo quería cantar Despina en Così fan tutte , pero él me convenció que podía cantar Fiordiligi. Yo tenía miedo de que mi voz fuera demasiado pequeña, pero él buscaba una Fiordiligi ligera. Debo decirte que aprendí mucho de él, y dedicamos muchas horas explorando la música juntos. Escucharlo hablar de Mozart me hizo sentir como nunca, muy inspirada. Había un fuego en la intensidad de sus ojos cuando hablaba de música, a pesar de que físicamente ya estaba muy débil. Cuando entró a mi camerino y dijo “Estas serán las ultimas óperas de Mozart que dirigiré”, comencé a llorar. Todavía conservo las partituras con las anotaciones que él mismo escribió a mano. 

De esta experiencia que nos cuentas y de tus propias interpretaciones de papeles mozartianos en escena y en concierto, ¿cuál dirías que es el secreto para cantar Mozart?
El secreto de cantar Mozart es en realidad el de mucha dedicación sin tomar atajos. Uno debe cantar con buena técnica, apoyo en la respiración, además de que uno debe ser muy preciso y estricto con uno mismo. Hay que dedicarle el tiempo necesario para aprenderse todas las corridas y coloraturas, para que todo sea muy preciso. Como te decía antes, con Mozart no se puede hacer trampa. 

Cuando interpretas un personaje ¿cuánto de ti mismo le aportas y cuánto es la idea del director escena?
Creo que es verdaderamente importante dotar un personaje de las emociones y personalidad de uno mismo. También debe uno aportarle algo al director de escena, inspirarlo y darle algo con qué trabajar en la obra, claro, sin olvidar que el director ya tiene sus propias ideas, pero ambos —artista y director— son los que le deben dar forma a un personaje. ¡Debe existir un equilibrio!

Olympia en Les contes d’Hoffmann, con Calixto Bieito

Has trabajado escénicamente con importantes directores de escena como Calixto Bieito y Carlos Padrissa, que además de modernos son algo controvertidas en sus puestas y conceptos. ¿Cuál es tu opinión respecto a las puestas en escena modernas? ¿Te gustan, o prefieres las tradicionales?
¡Me encanta trabajar con puestas de escenas modernas! Porque pienso que son importantes para la supervivencia de esta forma de arte. Claro que hay ocasiones en las que los directores fallan, y tenemos que aceptar que las ideas no siempre son exitosas. Me gustó que un director como Calixto Bieito haya confiado en mí y me haya hecho sentir libre, ya que allí es donde personalmente siento que se da la magia y no tuve miedo de hacer tonterías o cometer errores. 

Uno debe estar en la misma sintonía, aunque no se comparta la misma opinión sobre un personaje. Créeme que he visto a muchos cantantes discutir con los directores de escena.  Yo, por mi parte, trato de mantener una mentalidad abierta y pienso que mientras uno trabaje mucho y muestre compromiso, juntos director y cantante encontraran una solución. Sé que algunos montajes pueden ser por momentos muy provocadores, pero no se debe olvidar que aun los grandes compositores y las óperas más populares en la actualidad fueron provocativas en su época. 

El arte está siempre en movimiento, y debe existir la curiosidad para asumir riesgos y encenderse. Si no, la llama se apagará. Para mí, el montaje de una ópera es un aspecto más del arte, de la misma manera que me encantan Van Gogh, Monet, Rembrandt, Munch y Miguel Ángel. También me gustan los artistas contemporáneos que provocan, que inspiran y sorprenden, y que siempre buscan lo auténtico y original para mantener vivo el arte. Necesitamos de la variedad. 

También me gustan las producciones clásicas, con hermosas y estéticas escenografías, y me gustan los directores que se atreven a hacer cosas nuevas y que hacen que la ópera sea vista y escuchada con una luz diferente, con nuevos ojos y oídos. Los seres humanos también sufrimos cambios constantes, y el arte es un reflejo de lo que somos y de lo que fuimos: un espejo de la sociedad, así que sería extraño si nosotros como artistas no siguiéramos esa evolución. 

Respecto de las obras musicales contemporáneas, ¿cuál es tu visión?
Me gusta mucho cantar música contemporánea y me encantaría poder cantar aún más. Por alguna razón, lo hacen a uno sentir más libre, como si se pudieran hacer de una manera muy personal. Comparándolo con otros papeles como Pamina, al que uno ha escuchado a muchas sopranos interpretar, se percibe que la gente tiene ciertas expectativas cuando se canta el repertorio estándar. Con la música contemporánea, el público no sabe qué esperar, y es allí donde está la mayor libertad. Por ejemplo, el próximo mes de mayo cantaré The Snow Queen de Hans Abrahamsen en el Concertgebouw de Ámsterdam, una pieza maravillosa que tengo muchas granas de interpretar, así como otras más en el futuro. 

La protagonista en Pelléas et Mélisande

Se te considera una de las mejores intérpretes del papel de Mélisande, y has interpretado otros personajes del repertorio francés como Blanche en Dialogues de Carmélites, Lakmé, has cantado obras de Canteloube, etcétera. Y la severa crítica francesa te han reconocido como una óptima cantante en su lengua. ¿Cómo nació en ti este gusto y afinidad por la ópera francesa?
Estudié un año en París y me enamoré de la lengua francesa. El francés es también una lengua hermosa para cantar, por los colores que tiene y que, creo, se adecuan muy bien a mi voz. Siempre me siento como en casa cantando en francés, y quiero cantar más obras de ese repertorio. También me encantaría intentar obras del barroco francés, como de Jean-Philippe Rameau. 

En este momento estoy estudiando Micaëla en Carmen y Leïla en Les pêcheurs de perles.  Y esta temporada cantaré nuevamente el papel de Mélisande en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. 

Dedicas gran parte de tu tiempo a cantar como solista de orquestas sinfónicas. ¿Cómo logras equilibrar las producciones de ópera con los conciertos?
Estoy agradecida de que he podido encontrar un buen equilibrio entre mis conciertos y mis funciones de ópera. Hay mucho repertorio sinfónico vocal que me gustaría cantar, como la 4ª Sinfonía de Mahler, el Requiem de Brahms, la Misa en Do menor de Mozart, por mencionar algunas. 

Pero no descarto nunca la parte de la actuación y trabajar en equipo, explorando nuevas puestas en escena, cantar los mismos papeles con diferentes montajes y hacer crecer el papel para encontrar un equilibrio conmigo misma. Con dos hijos pequeños, evidentemente es más fácil hacer conciertos porque los periodos de ensayo son más cortos, pero la ópera es una parte tan importante para mí que no podría dejarla.

Japanischer Frühling, de Ludvig Irgens-Jensen: https://www.youtube.com/watch?v=eNxT-nhvcrc

A propósito, has cantado diversas obras de Mozart con orquestas de instrumentos antiguos bajo la conducción de directores como Pichon, Minkowski, Jacobs o Harnoncourt. ¿Qué le ha aportado a tu carrera y a ti personalmente el haber trabajado en estas condiciones? También, ¿piensas que haber trabajado con directores especialistas en el barroco ha despertado en ti algún interés por ese repertorio?
Cantar con estos directores que mencionas ha sido una gran parte de mi crecimiento musical. Mi voz se adapta muy bien al barroco, y es por eso que me interesé mucho en él en mis inicios, porque la música barroca puede ser tan conmovedora que hace que uno se sienta muy cercano a la audiencia. 

Estos directores son muy diferentes entre sí, pero todos tienen en común una genuina pasión y una manera de hacer que la música se sienta viva. Por ejemplo, Raphaël Pichon y René Jacobs tuvieron diferentes ideas respecto a Pamina, que las dos versiones fueron demasiado diferentes, y esto me ha hecho querer explorar y no quedarme fijada en una sola manera de cantar, aunque he cantado este papel muchas veces. En el futuro voy a cantar mucho Händel, y es una idea que me agrada mucho. 

Además de la música, ¿cuáles son tus otras fuentes de inspiración?
Crecí con un padre al que le gusta mucho la naturaleza, y como niña pasé muchas vacaciones durmiendo al aire libre en una tienda de campaña. Creo que tener una conexión con la naturaleza me ayuda mentalmente en este estresante trabajo. Mi casa en Noruega está en una zona muy tranquila, cerca de un lago y de Troldhaugen, el hogar de Edvard Grieg. Esto me ha hecho darme cuenta de que Grieg encontró inspiración en estos paisajes. Me gusta mucho también la lectura, y me hago siempre tiempo para leer libros de grandes autores y mantener mi cabeza alerta. Es fácil caer en la rutina del Netflix, por lo que creo que las buenas y antiguas obras de literatura me mantienen sana mentalmente. 

Zerbinetta en Ariadne auf Naxos

Para finalizar esta entrevista, podrías contarnos ¿cuál es el recuerdo o la experiencia más grata o memorable o de mayor orgullo que has vivido sobre un escenario?
¡Nunca olvidaré mi primer gran debut escénico! Era todavía una estudiante e hice audición para un pequeño papel en la ópera Ariadne auf Naxos en el Theater an der Wien de Viena. Días después recibí una llamada por teléfono en la que me dijeron que Diana Damrau, quien debía cantar el papel de Zerbinetta, estaba embarazada y había renunciado a cantarlo, y me pidieron que audicionara la parte con el director de orquesta. 

Estaba tan nerviosa que canté y me fui inmediatamente, y cuando estaba por subirme a un taxi, Roland Geyer, el intendente del teatro, salió a la calle para alcanzarme y decirme que querían que yo cantara Zerbinetta en esa producción. Fue un sueño hecho realidad y mi primera gran oportunidad. Esta fue una gran puerta que se abrió para mi carrera internacional y es uno de mis grandes recuerdos.  

Otra experiencia increíble fue el haber conocido a Joan Sutherland, quien idolatraba. La conocí cuando tenía 24 años. Fue cuando canté en la final del concurso The Queen Sonja Competition. No gané ningún premio, sin embargo ella me dijo que yo era su favorita porque cantaba desde el corazón y la mente, lo que me hizo llorar. Tan solo unas pocas palabras de ella cambiaron mi vida en ese momento, y me dieron mucha confianza. ¡Confianza es algo que necesitamos siempre! 

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