Il paria — Donizetti

Albina Shagimuratova, René Barbera, Misha Kiria,
Marko Mimica, Thomas Atkins, Kathryn Rudge
Britten Sinfonia; Sir Mark Elder
OPERA RARA

Il paria es una ópera en dos actos, con libreto de Domenico Gilardoni, basada en la novela Le paria del poeta y novelista francés Jean-François Casimir Delavigne. Se estrenó en el Teatro San Carlo di Napoli el 12 de enero de 1829 con un éxito moderado y solo se hicieron seis funciones. Entre los cantantes que estrenaron esta ópera estaban la soprano Adelaida Tosi en el rol de Neala, el famoso tenor Giovanni Battista Rubini en el papel de Idamore y el bajo Luigi Lablache cantó el papel de Zarete. Donizetti estaba muy orgulloso de esta partitura y usó de nuevo varios fragmentos musicales de esta partitura en óperas como Anna Bolena, Torquato Tasso y Le duc d’Alba.

Existe una grabación en vivo de Il paria en la marca Bongiovanni pero esta versión que nos presenta Opera rara es la primera vez que se hace un registro sonoro, en estudio, de esta ópera. La edición fue curada por Roger Parker e Ian Schofield. La acción de la trama se lleva a cabo en la India en el siglo XVI y trata temas de intolerancia religiosa y un amor imposible. El Templo de Brahma en Benarés es el lugar más importante alrededor del cual giran todos los acontecimientos de esta ópera. 

Según Parker, el paria al que se refiere el título es el personaje de Zarete, pero también puede aplicarse el término a su hijo, Idamore, que está enamorado de Neala, hija de Akebare, gran sacerdote de Brahma y líder de los brahmanes. El conflicto amoroso entre el guerrero Idamore y Neala recuerda mucho al de Aida y Radamès en Aida de Verdi. Ambos son parte de dos castas hindúes rivales, en este caso Neala pertenece a los brahmanes e Idamore a los parias. 

Akebare es enemigo de Zarete y, sin saber que Idamore es hijo de éste, decide casar a Neala con él. Idamore oculta que es hijo de Zarete e incluso lucha con los brahmanes en contra de su propia gente. Por cuestiones un poco confusas en el libreto, Neala no sabe que su padre la quiere casar con Idamore y le dice al joven que la quieren casar con alguien que no conoce. Ya cuando ambos se enteran de que están comprometidos y que piensan que van a ser felices juntos, llega Zarete a reclamarle a su hijo su traición a los suyos y le pide huya con él. Idamore se encuentra entre su amor por Neala y su lealtad a su padre. Gana su amor por Neala y, el día en que están a punto de casarse, con la bendición de Akebare, entran unos guardias que acaban de apresar a Zarete y éste lanza sus maldiciones a los brahmanes. Akebare lo manda matar e Idamore se lanza a proteger a su padre, confesando que el también es un paria. Akebare los condena a ambos a morir. Neala ansía morir también mientras que Akebare se regocija de su poder.

En cuanto a lo musical, tres de los cuatro personajes principales de Il paria son extremadamente difíciles de cantar. En el papel de Neala, la soprano rusa Albina Shagimuratova tiene la encomienda de cantar un rol que le exige un registro muy extenso, coloraturas y agilidades precisas, claras y un gran dominio del fiato. Tienen momentos de un canto lírico puro, con una línea de canto que debe flotar y de pronto pasa a momentos de gran dramatismo e intensidad que requiere la partitura de Donizetti. Uno de estos casos es la cabaletta ‘Ah, che un raggio di speranza’, donde Shagimuratova hace gala de impecables fioriture y sobreagudos bien timbrados. Maneja muy bien los contrastes emocionales del personaje; prueba de ello es la manera en que interpreta la narración de su pesadilla en ‘Parea che mentre l’aloe’, donde usa al máximo su expresividad. Hay ciertos pasajes musicales de esta escena que presagian lo que serán algunos momentos de Lucrezia Borgia de Donizetti.

‘Ah, che un raggio di speranza’ (Neala, Akebare, Coro)

El papel de Idamore es también de una gran dificultad vocal, exigiéndole al tenor cantar más de 15 Dos sobreagudos tan solo en su primera aria. Se nota que este rol fue compuesto para el mítico tenor Rubini, famoso por haber cantado también el papel de Arturo en I puritani de Bellini. Su primera aria ‘Lontano, più l’amai… Fin dove sorgono’ es un verdadero tour-de-force para el tenor y el méxico-americano René Barbera la afronta con gran técnica, sorteando la bravura que requiere y lanzando Dos sobreagudos a diestra y siniestra con brillantez y squillo. Hay momentos en que los emite de pecho y otras en que, por cuestiones de pulcritud vocal, los modula en voz de cabeza. Flota las notas bellamente en los pasajes más líricos e imprime emotividad a su aria. Hay que resaltar el solo de violonchelo del principio del aria y cómo el instrumento lo acompaña durante el aria.

‘Fin dove sorgono’ (Idamore)

Barbera se acopla muy bien con la voz de Shagimuratova, sobre todo en sus duetos del primero y segundo acto: ‘La mano tua…’ y ‘Da si caro e dolce instante’. La orquestación del primero es muy ilustrativa y muestra cómo están latentes los miedos de ambos personajes, aún en un momento en el que están felices por estar juntos. Ambos cantantes hacen matices y frasean de manera elegante, con un fiato sutil. En el segundo dueto que mencionamos, acompaña a Neala e Idamore un arpa que presagia aquella introducción que escribirá Donizetti para este instrumento en la introducción de la segunda escena del acto primero de su futura Lucia di Lammermoor. La impecable técnica de Shagimuratova y Barbera se puede escuchar en ‘Sarai, tu sempre, o caro’ donde ambos se lucen en las coloraturas que requiere el dueto. 

El barítono georgiano Misha Kiria interpreta el rol de Zarete con voz imponente, timbre cálido y gran musicalidad. No tiene una gran aria de entrada, pero sí una cabaletta: ‘Ah no, che il core non regge in petto!’ al terminar la quinta escena del primer acto. Le imprime ímpetu y ese carácter aguerrido que el personaje debe proyectar. Sus dos momentos más lucidores son el dueto con Idamore ‘D’un Akebare la figlia!’, donde ambos timbres armonizan muy bien, ya que son líricos y con igual brillo. Es un dúo que muestra todavía una influencia muy rossiniana en Donizetti pero que ya presagia lo que serán los duetos de carácter más heroicos del compositor de Bérgamo (como el de Edgardo y Enrico en Lucia di Lammermoor). 

La escena más fuerte e importante para Zarete es el aria ‘Qui pel figlio una madre gridava’, donde narra la matanza de los parias y cómo él y su esposa escaparon de dicho evento trágico. Es un aria que depende más de la expresividad del cantante y no de lucimiento vocal. La cabaletta ‘Questa adunque, figlio ingrato’ es donde Kiria puede desbordar un poco su voz, y hay momentos en que sacrifica la pureza de emisión por la expresividad, pero luego la controla y hace una interpretación redonda.

‘Questa adunque, o figlio ingrato’ (Zarete)

El bajo-barítono croata Marko Mimica canta a Akebare, el padre de Neala, con una voz de timbre no muy oscuro, con buen fraseo y estilo belcantista. La división entre cada escena no es tan tajante, como estamos acostumbrados en las óperas belcantistas; hay una línea muy delgada entre las arias, los coros, los duetos y los concertantes. Digamos que la acción fluye mejor de esa manera y no están delineados de manera tan obvia dónde terminan musicalmente cada una de las escenas. Se van concatenando los números que crecen en intensidad dramática al irse desenvolviendo los eventos de la trama. 

Donizetti logra esta fluidez a través de su música y lucha un poco con el débil libreto de Domenico Gilardoni. El texto no es tan poético como aquellos de Salvatore Cammarano o Felice Romani; se siente torpeza en la dramaturgia. Son las bellas melodías donizettianas las que “llenan los huecos dramáticos” que el libreto deja. 

Un aspecto curioso de Il paria es que culmina casi de manera abrupta con un cuarteto ‘La sorte di noi miseri’, donde interviene poco el coro, en vez de una gran escena o aria de alguno de los principales. 

Sir Mark Elder hace un excelente trabajo al dirigir con fuerza, brío y estilo belcantista a la Britten Sinfonia. No es una partitura fácil; requiere de saber darle el pulso dramático que necesita y de hacer fluir las escenas. Elder y sus músicos logran resaltar también la belleza de las melodías de Donizetti y ayudan al lucimiento de los cantantes. El Opera Rara Chorus tiene escenas muy hermosas y su sonido es grande y redondo.

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