Sondra Radvanovsky—The Three Queens—Donizetti

Sondra Radvanovsky (soprano)
Orchestra and Chorus of the Lyric Opera of Chicago,
dir. Riccardo Frizza
Pentatone CD

La soprano norteamericana Sondra Radvanovsky pertenece ya a ese selecto grupo de intérpretes que ha cantado en su carrera los tres roles protagónicos femeninos de la llamada “Trilogía Tudor” de Gaetano Donizetti. 

Así como lo hicieran Montserrat Caballé, Beverly Sills o Mariella Devia, Radvanovsky hizo la hazaña de cantar las tres óperas (Anna Bolena, Maria Stuarda y Roberto Devereux) en la temporada 2015-2016 de la Metropolitan Opera House de Nueva York. Lo que es aún más impresionante es que ella hizo las tres obras en un espacio de menos de un año en una misma temporada. Solo Beverly Sills hizo lo mismo en la New York City Opera. Caballé y Devia las interpretaron en distintos años en diferentes teatros.

Este disco fue grabado en vivo durante el concierto semi-escenificado que dio Radvanovsky en la Lyric Opera de Chicago en 2019 intitulado The Three Queens. El programa que cantó se enfocó en las tres escenas finales de las tres óperas, acompañada de cantantes del Ryan Opera Center, que interpretaron los otros roles que acompañan a Anna, María y Elisabetta I en sus últimos momentos. Cada una de estas escenas es, de por sí, bastante demandante, no solo en el aspecto vocal, sino también en lo emocional, para la soprano que las interprete. No digamos ya el reto que significó para Radvanovsky interpretarlas una tras otra. 

Tuvo en Riccardo Frizza —director musical del Festival Donizetti de Bérgamo— un excelente concertador que la supo guiar y que, al frente de la Lyric Opera Orchestra, hizo brillar cada una de las escenas. Ryan Opera Center participaron la mezzosoprano Kathleen Felty, la contralto Lauren Decker, los tenores Eric Ferring y Mario Rojas (mexicano), los barítonos Christopher Kenney y Ricardo José Rivera, el bajo-barítono David Weigl y el bajo Anthony Reed. Una muy buena idea en cuanto al programa del concierto fue incluir las oberturas de cada una de las óperas.

Inicia el disco del concierto con la escena 2 del acto II de Anna Bolena (1830), donde escuchamos el aria ‘Al dolci guidami’ para después seguir con el estrujante finale ‘Coppia iniqua’. La acompañan en esta escena Laura Decker como Smeton, Mario Rojas en el papel de Riccardo Percy y Anthony Reed como Lord Rocheford.

El coro de la Lyric Opera de Chicago participa en cada una de las escenas de las tres óperas y aquí cantan ‘Chi può vederla’ con un sonido redondo y bien cubierto. Radvanovsky tiene un registro central rico en armónicos, con peso y timbre lírico, además de buenos graves. Es capaz de moldear su voz a momentos de exquisita dulzura como el aria ‘Al dolci guidami’, hilando esa sutileza interpretativa con ‘Cielo, a’ miei lunghi spasimi’, donde flota las notas con refinamiento. Todas las dinámicas vocales que hace Radvanovsky son impecables. 

Anna Bolena: ‘Al dolce guidami castel natio’

Tanto para el rol de Anna como para el de Elisabetta I de Roberto Devereux, la soprano debe tener el peso vocal para el conferir dramatismo al personaje, pero también requiere de una coloratura y un registro agudo y sobreagudo impecables. Hay en los finales de ambas óperas un requerimiento casi sobrehumano para la soprano: cantar una cabaletta llena de bravura y agilidades que no son nada fáciles. En el caso de Anna Bolena está ‘Coppia iniqua’, donde Anna maldice a Enrico VIII y a Giovanna Seymour, que se acaban de casar mientras a ella la van a decapitar. Radvanovsky afronta la escena con fuerza vocal, sabiendo controlar su instrumento para que no suene estridente y que más bien refleje la rabia de Anna. Las variaciones que hace en el da capo del aria son de buen gusto y no las exagera, aunque a veces se desborda su voz por la emoción.

Anna Bolena: ‘Coppia iniqua’ (Live) 

Sigue la sinfonía (obertura) de Maria Stuarda para luego continuar con la escena 3 del acto II. Escuchamos la obertura en su versión de 1835 escrita para la producción de Milán que estrenó Maria Malibran, muy bien interpretada por la Lyric Opera Orchestra. En esta parte participan Kathleen Felty en el papel de Anna Kennedy, Mario Rojas como Leicester, David Weigl canta a Talbot y Christopher Kenney es Lord Cecil. 

De las tres escenas de estas óperas de las tres reinas Tudor, ésta es la de mayor duración y se va desenvolviendo de manera más gradual. El tono es igual de melancólico que en Anna Bolena, pero aquí se escucha la resignación de Maria Stuarda, desde sus primeras palabras a su amiga Anna Kennedy, hasta llegar a la hora de su ejecución, la cual presencian Leicester, Lord Cecil y Talbot.

Esta parte comienza con el coro cantando ‘Vedeste?’ para después dar paso a la bellísima plegaria ‘Deh! Tu di un’umile preghiera”, uno de los momentos más emotivos de la ópera. María Stuarda es un rol bastante central en cuanto al registro en donde se canta, no exige bravura de la manera en que se le exige a los otros dos roles (Anna y Elisabetta I). A diferencia de las escenas finales de Bolena y Devereux, aquí tenemos a la protagonista en un estado de calma y de plena tranquilidad. La devoción religiosa de Maria Stuarda la muestra en esta escena como tranquila en el momento próximo de su muerte y eleva una bellísima plegaria al cielo para rogarle que la recoja en su seno: “Deh! Tu di un’umile preghiera”. El coro se une a María en un momento musical muy espiritual e impactante a la vez. Radvanovsky la canta con intensidad y proyecta la fortaleza del personaje. Su voz sobre sale del coro y la orquesta con autoridad, sin sonar gritada. 

Maria Stuarda: ‘Deh! Tu di un’umile preghiera’

Hay un momento donde sí oímos cierta desesperación de Maria, pero el tema principal de la plegaria lo retoma y vuelve su fuerza. Le sigue un emotivo ‘Di un cor che muore’, donde Radvanovsky luce al máximo su registro central y hace unos filati de gran belleza. Buen trabajo del tenor mexicano Mario Rojas cantando las breves líneas de Leicester en esta escena. El finale ‘Ah! se un giorno da queste ritorte’ es estrujante y Radvanovsky nos va llevando poco a poco al clímax de la escena sin desbordar la voz. Sus sobreagudos tienen un squillo que explota de manera luminosa. De nuevo, la dirección de Frizza ayuda y resalta más la magnífica interpretación de la soprano.

Maria Stuarda: ‘Ah! Se un giorno’

Cierra el disco con la obertura de Roberto Devereux, interpretada con vivacidad y una gran gama de colores y matices orquestales por la Lyric Opera of Chicago. Frizza hace que salgan a la luz todos los detalles de la partitura que muestran que la orquesta belcantista no es solo un mero acompañamiento ramplón sino un tejido de melodías y armonías de bellísima calidad.

Comienza la escena 2 del acto III con ‘E Sara in questi orribilli momenti’, el recitativo que da pie al aria ‘Vivi, ingrato’ una de las más difíciles de esta trilogía. En realidad, esta escena de Elisabetta I es casi una escena de la locura; sus emociones desembocarán en su desesperación por la ejecución de Roberto Devereux, y su abdicación y muerte están brillantemente ilustradas en la música de Donizetti. Radvanovsky acaricia con la voz cada frase y luce al por mayor su línea de canto y su manera impecable de matizar.

Roberto Devereux: ‘Vivi, ingrato’

Es la cabaletta final ‘Quel sangue versato’ la que es un verdadero tour-de-force para la soprano y Radvanovsky sale triunfadora del reto. Hace algunas expresiones que hará que los puristas se rasguen las vestiduras, pero que aportan al efecto dramático de la escena. En esta grabación se justifican aún más esas muestras de expresividad, ya que se trata de una función en vivo y semi-escenificada. Digamos que hace el final de manera más teatral que de puro lucimiento vocal, aunque también éste último lo hay a raudales. Sus saltos de registro son limpios y bien timbrados, además de sus modulaciones. Elisabetta I es un papel en el que Radvanovsky ya dejó su huella muy personal, no solo por su interpretación de este rol en el Metropolitan Opera de Nueva York en 2016, sino por cómo la canta en este disco. Cantan con Radvanovsky en esta escena Kathleen Felty como Sara, Eric Ferring en el rol de Cecil y Ricardo José Rivera como Nottingham. 

Roberto Devereux: ‘Quel sangue versato’

Riccardo Frizza es uno de los mejores directores de la actualidad especializados en el repertorio belcantista. Se nota su trabajo depurado y meticuloso con la orquesta en cada una de las sinfonías que inician cada escena de las tres óperas. La articulación de las cuerdas es cristalina, los tempi muy bien balanceados, el sonido es brillante y lleno de colores. Hace matices y dinámicas que resaltan más la belleza melódica de cada una. Destaca mucho la bravura con la que dirige la sinfonía de Roberto Devereux con su referencia a la cabaletta de Roberto, ‘Bagnato in sen di lagrime’. 

La orquesta de la Lyric Opera le responde a Frizza maravillosamente y acompaña a Radvanovsky con estilo y elegancia. Un disco que merece mucho la pena para degustar el talento y la voz de Sondra Radvanovsky en tres roles en los que ha dejado su huella ya en el mundo de la ópera.

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