Fedora en Nueva York

Piotr Beczala (Loris Ipanov) y Sonia Yoncheva (Fedora Romazov) en la producción de David McVicar de Fedora para el Metropolitan Opera de Nueva York © Ken Howard

Enero 19, 2023. Veintiséis años han pasado desde que el Metropolitan Opera subiera por última vez a su cartelera la ópera Fedora del compositor verista italiano Umberto Giordano en la bellísima producción de Beppe De Tomasi, creada especialmente para la gran Mirella Freni. El solo hecho de esta nueva reposición, que hace justicia con una partitura cuyos méritos nunca han sido reconocidos en su justo valor, es un acontecimiento en sí mismo que bien merece celebrarse. 

Encomendada al director de escena escocés David McVicar, la nueva producción escénica planteó un espectáculo efectivo de líneas tradicionales, muy respetuoso tanto de la época como del espíritu del drama de Victorien Sardou sobre el que se basa la ópera. El único punto discutible del trabajo de McVicar resultó la licencia creativa que se tomó de hacer deambular por la escena al fantasma del difunto prometido de la protagonista, Vladimir Andrejevich, lo que distrajo más de lo que aportó. Los fastuosos decorados firmados por Charles Edwards y el elegante vestuario diseñado por Brigitte Reiffenstuel dieron un marco de excepcional calidad para el desarrollo de la acción. 

A cargo del personaje protagónico, Sonya Yoncheva convenció con lo justo; y si lo hizo fue en buena medida gracias a una perfecta dicción que le permitió sacar buen partido del texto y lograr los efectos dramáticos que, al menos en este momento de su carrera, es incapaz de obtener a través del canto. Importantes recursos histriónicos y una excelente presencia escénica aportaron mucha agua a su molino. Si bien la soprano búlgara resultó especialmente eficaz en el registro agudo, fue en el registro grave donde se le escuchó más comprometida con una voz que tendió a sonar artificiosa, buscando construir un color de voz que no es el suyo. Escrito en la zona central, fue en el aria ‘Dio di giustizia’ donde se le escuchó más cómoda y donde obtuvo uno de sus mejores momentos vocales. 

Con un canto generoso, espontáneo y fresco, el tenor polaco Piotr Beczała logró arrancarle al publico una gran ovación en la famosa aria ‘Amor ti vieta’, aunque lo mejor de su prestación vendría más tarde cuando su Loris, mucho más implicado vocal y emotivamente, brindó un conmovedor relato ‘Mia madre, la mia vecchia madre’, que puso a más de uno al borde de las lágrimas. 

Muy celebrado en el aria ‘La donna rusa’, el barítono americano Lucas Meachem aprovechó la oportunidad para hacer gala de su bellísima voz, su canto seductor y sus agudos de acero como el diplomático francés Giovanni De Siriex. Completó el cuarteto protagónico la chispeante condesa Olga Sukarev de la soprano italiana Rosa Feola, de timbre seductor, canto matizado y gran desenvoltura escénica. 

Del primero al ultimo de los muchos personajes comprimarios mostraron una perfecta adecuación a sus respectivas partes. De entre ellos, vale destacar particularmente: en primer lugar, al bajo-barítono coreano Jeongcheol Cha, magnífico como el cochero Cirillo, quien dio un relieve poco usual al testimonio del asesinato del conde; en segundo lugar, al inocente y juvenil criado Dimitri de interesantes medios de Laura Krumm; y finalmente al Pequeño saboyano del muy afinado Luka Zylik. 

Asimismo, un comentario al margen mereció la labor del pianista Bryan Wagorn quien, como Boleslao Lazinski, interpretó con mucho oficio una pieza al piano en el segundo acto en medio del dueto entre Fedora y Loris. 

Al frente de los músicos de la orquesta de la casa, el director italiano Marco Armiliato hizo una lectura de gran inspiración y solidez, nunca exenta de precisión ni de brillo, que buscó poner en valor toda la riqueza melódica de la partitura de Giordano.

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