Elizabeth DeShong: ¡No tengo intención de dejar a Rossini o a Händel a un lado!

Elizabeth DeSHong © Kristin Hoebermann

La mezzosoprano estadounidense Elizabeth DeShong ha llevado a cabo una interesante y balanceada carrera, que la sitúa en la actualidad como una de las artistas más destacadas en su cuerda vocal. Una virtuosa en Rossini y Händel, a quien no le gusta ser encasillada en un repertorio, amablemente nos concedió esta entrevista donde ofrece interesantes y profundos puntos de vista con relación a su trayectoria y su actual y futuro repertorio. 

Dentro de la larga lista de teatros donde se ha presentado vale la pena señalar algunos como: el Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House y el English National Opera de Londres, Lyric Opera de Chicago, Los Ángeles Opera, Washington National Opera, Frankfurt Opera, Glyndebourne Festival de Inglaterra, la Bayerische Staatsoper, la Wiener Staatsoper, la Opéra de Bordeaux y el Festival de Aix-en-Provence en Francia. 

¿Qué fue lo que te inspiró para empezar a cantar y luego dedicarte al canto?
Desde que tengo memoria, cantar siempre ha sido una parte de mi vida. Mis padres, aunque no se dedicaron como profesionales, son cantantes muy capaces, además de que ambos tocan el piano. 

Canté mi primer solo vocal el mismo año que comencé a estudiar piano. Hubo momentos en los que pensé que sería pianista profesional, pero en los recitales de piano siempre me ponía nerviosa. Cantar me hacía sentir mariposas, pero en vez de sentirlo como un alivio, me hacía que me pusiera muy feliz. Por eso siempre supe que haría algo relacionado con la música. Mi profesora de canto de la secundaria, Kathleen Osborn, hizo que presentara audición para el Instituto Tanglewood de la Universidad de Boston. Mi tiempo allí me hizo convencerme de que era lo suficientemente buena y que podía ser competitiva a otro nivel, por lo que decidí que —para ser la mejor, en el canto o en el piano— debía elegir una disciplina y dedicarme por completo a ella. Cantar es lo que me hacía feliz, así que opté por estudiar voz.

Angelina en La Cenerentola, con Taylor Stayton, en Glyndebourne © Clive Barda

¿Cuáles son los compositores que te hacen sentir a tus anchas?
Esta es una pregunta difícil de responder, pero Benjamin Britten siempre ha sido uno de mis favoritos porque he cantado muchas veces el rol de Hermia en A Midsummer Night’s Dream y siempre me he sentido muy a gusto. Dicho esto, creo que mi voz siempre se ha sentido muy a gusto cantando obras de Gioachino Rossini, especialmente el Rossini dramático. 

Mi conocimiento del piano me sirve para crear ornamentaciones, por lo que cada papel lo siento muy mío; puedo crear lo que hace que mi voz se sienta bien y lo que le conviene a mi interpretación y a mi intención. Si algo cambiara mientras se está montando una escena, puedo ir a casa y ajustar mis ornamentaciones para satisfacer las necesidades musicales y teatrales de ese particular momento.

¿Existe alguna obra o papel en particular que te haga sentir que tu manera de concebirlo cambiará con el paso del tiempo, ya sea desde un punto de vista positivo o negativo?
Por extraño que parezca, he desarrollado una especie de reconocimiento cantando el papel de Suzuki en Madama Butterfly de Giacomo Puccini, porque siento algo profundamente gratificante al cantarlo, y yo tomo muy en serio la responsabilidad de interpretarla. La música es muy fácil de entender y te dice exactamente cuál es y cómo debe ser su trasfondo emocional. 

Ahora que soy madre, sé que tendré una comprensión más profunda sobre una pérdida inesperada y un renovado fervor por los sentimientos protectores que Suzuki tiene por Butterfly y por su hijo. Suzuki también es una madre en la ópera, porque es la madre de todos en esa casa. Su amor es, en mi opinión, el más incondicional y puro en la ópera. 

Suzuki en Madama Butterfly con Ermonela Jaho en la Royal Opera House de Londres © Bill Cooper

Además, como nueva madre durante la pandemia, sé ahora lo que es sentir la sensación de profundo aislamiento, debido a tener que proteger a niño del peligro. Tres cuartas partes de mi embarazo las pasé en cuarentena, y hasta ahora la que ha sido toda la vida de mi hijo la he pasado en casa recibiendo a pocos visitantes externos. Por ello, tengo muchas ganas de volver a cantar este papel, lo que ocurrirá en el Met en marzo de 2022.

¿Cuál sería una ópera que hoy le recomendarías a la gente que escuchara?
En este momento especialmente, y porque lo tengo fresco en mi memoria, diría a la gente que escuche Maometto II de Rossini, ya que, en mi opinión, es una de las mejores de Rossini. La gente suele tener como su carta de presentación a Rossini su ópera bufa Il barbiere di Siviglia, o alguna otra de sus comedias, pero Rossini era mucho más que eso. Me han llegado a cansar sus comedias. En cambio, Maometto II es amplio y sucinto. Requiere cuatro voces grandes y flexibles con amplio rango, y por estas exigencias vocales es difícil encontrar cantantes que puedan interpretarla. 

‘Non temer d’un basso affetto’, Maometto secondo, Rossini – 2016:
https://www.youtube.com/watch?v=0A19xFO5iRk&t=23s

Te diré que Calbo, el papel que canté en la ópera, es uno de mis favoritos, simplemente porque es muy desafiante. Calbo, como personaje, está compuesto más como para feminista que otros roles de pantalón o en travesti con los que me he encontrado, así que me gusta aún más. [Elizabeth interpretó el papel de Calbo en Maometto II el pasado mes de noviembre de 2021 con la compañía Washington Concert Opera en Washington D.C.]

A propósito, ¿Hay algún cantante que sea tu modelo a seguir?
No puedo decir que tenga un modelo a seguir como cantante. Lo que hay son pedacitos por aquí y por allá de muchos y diversos artistas que yo admiro. La emoción al descubierto que una artista como Ermonela Jaho aporta a sus personajes es algo que respeto y valoro y procuro llevar eso a mis propias actuaciones. Te diría, que Lorraine Hunt Lieberson tenía una modesta honestidad terrenal en su canto que encuentro muy atractivo. El perfeccionismo dentro de mí encuentra alivio en ciertas grabaciones de Edita Gruberova y de Fritz Wunderlich. La pasión y el coraje que Janis Joplin imprimía a su música me motiva. El humor y el ingenio que artistas como Bette Midler y Bernadette Peters llevan a un escenario también son inspiradores, y el virtuosismo y la alegría simultánea que Chris Thile aporta a su música es tremendamente motivador y admirable.

En Estados Unidos, donde llevas a cabo la mayoría de tus presentaciones actualmente, los teatros y las salas de concierto suelen ser de dimensiones grandes. En tu caso, ¿tienes que ajustar tu técnica para cada teatro?
¡Una buena técnica es una buena técnica! Si la voz está bien apoyada y enfocada, el tamaño de la sala por sí solo no importa tanto. Dicho lo anterior, es verdad que uno debe cantar en el espacio en el que uno se encuentra en el momento, y dependiendo de la acústica de la sala y el deseo de la orquesta y del director por alcanzar una dinámica compatible, mi habilidad de «pintar» la música con cada color que deseo puede verse obstaculizada, especialmente en una sala grande. Para llegar a tocar emocionalmente a una audiencia, ante todo, uno debe poder ser escuchado, pero eso ya no es solo el trabajo individual del cantante. 

Recientemente cantaste de manera brillante el papel de Bradamante en Alcina con la Ópera de Los Ángeles y The English Concert. Mostraste afinidad y maestría para cantar este tipo de óperas del barroco. ¿En tu carrera has cantado mucha música antigua?¡Gracias! En el pasado, siempre canté el papel de Ruggiero en Alcina, así que esta fue una experiencia nueva para mí, pero yo disfruto mucho cantar música barroca. La directora de orquesta Jane Glover es una buena amiga y con ella he cantado bastante música de Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel. 

Estoy contenta con el balance del repertorio que estoy cantando actualmente y me gusta mantener mi repertorio variado, tanto para mi voz como para mi mente. Aunque lo que más me gusta de la música barroca es la individualidad que puede aportar al repertorio. Puedo agregarle a una pieza una nota por aquí y otra por allá, y tomar la decisión de hacer algo sencillo para mantener el enfoque emocional, o añadir algo que refleje el dramatismo de lo que está sucediendo en el escenario. La música barroca es muy intencional y específica, pero nunca, eso espero, es estéril o fría. Aquí, uno puede utilizar la musicalidad con gran efecto y de una manera muy personal.

Sesto, de La clemenza di Tito, en la Ópera de Los Ángeles © Darrin Noble

¿Cómo sientes que han cambiado los papeles que has interpretado a medida que tu carrera se ha ido desarrollando?
Diría que en términos generales mi repertorio no ha cambiado mucho, pero con el reconocimiento positivo de la prensa y el paso del tiempo, me han dado más responsabilidad; es decir, papeles más importantes frente a audiencias más grandes. En un par de años la respuesta a esta pregunta será un poco diferente, ya que estoy lista para agregar papeles como Amneris en Aida y Eboli en Don Carlo, ambas de Giuseppe Verdi, a mi repertorio. 

Como señalé anteriormente, siempre he buscado mantener mi repertorio variado y todos los elementos de mi voz con buena salud y flexibilidad. ¡No tengo intención de dejar a Rossini o a Händel a un lado!

‘But who may abide the day of his coming!’ (Mezzo-soprano), Messiah, Händel
https://www.youtube.com/watch?v=hKOsyJ8Z4Fc

Mirando hacia el futuro, ¿hacia dónde te gustaría enfocar tu carrera, concretamente qué papeles te gustaría poder cantar?
Definitivamente, mi voz ha crecido, sobre todo en los últimos años. También he esperado a acercarme a cierto repertorio, aunque ya hubiera sido posible para mí antes de lo que debería. Sucede que cuando entra a un territorio más dramático, algunas personas piensan que eso implica que estás renunciando al repertorio que has cantado en el pasado, y yo considero que eso no aplica para mí.

Al contrario, estoy lista y emocionada de agregar nuevos papeles como Dalila y Erda a mi repertorio. Dependiendo en lo que el público me escuche cantar, sobre todo cuando me escuchan por primera vez, en ocasiones sacan diferentes conclusiones sobre cuál es o cual debería ser mi repertorio. Por el color y el tamaño de mi voz, si me escuchan cantar Puccini, les hace pensar que debo cantar sobre todo Verdi o Wagner, pero si me escuchan cantar música más florida, como Rosina en Il barbiere di Siviglia o Angelina en La Cenerentola, asumen que soy una cantante rossiniana, porque mi voz se mueve con mucha facilidad. Al final, a la gente le gusta encasillar a los artistas, pero a mí es algo que nunca me ha gustado.

Hablando un poco del repertorio sinfónico-vocal que tanto has cantado en tu trayectoria, ¿cuál ha sido el mayor desafío con el que te has encontrado?
En el espíritu de los grandes desafíos que me han dejado las mayores recompensas, las obras para concierto de John Adams siempre me han hecho trabajar de más en el piano con relación a las obras de otros compositores. Las obras de Bach, Händel, Rossini, Mozart, Verdi, suelen encajar y adecuarse con facilidad y rapidez. Los cambios de compás, de tonalidad en la música de John Adams son desafiantes la primera vez que uno se enfrenta a ella, pero termina siendo música muy poderosa y conmovedora. 

Con el tiempo, se va filtrando profundamente dentro de uno hasta convertirse en algo tan natural y funcional como los latidos del corazón. Se siente un pulso, como la sangre corriendo por las venas y que alimenta la emoción. El resultado final es un sentimiento de libertad y un poco de peligro. Algo que supongo debe ser como andar en una motocicleta.

‘Mira, o Norma’ (Adalgisa, Norma), Norma, Bellini – 2021
https://www.youtube.com/watch?v=5FLCWCC_ZEU

¿Cuál es el momento que más atesoras a lo largo de tu carrera o sobre un escenario?
En el verano de 2012 tuve el gran placer de interpretar el papel principal de La Cenerentola de Rossini en Glyndebourne. Fue en una brillante producción de Peter Hall, un montaje que verdaderamente entendió la historia y que resonó profundamente con mis propios sentimientos sobre la obra. Nuestro elenco fue excepcional, no solo como cantantes y artistas, sino como seres humanos. La pasamos tan bien juntos que llevamos nuestra alegría como amigos al escenario. Además, teníamos a James Gaffigan en el foso, quien hizo que cantar este papel tan difícil fuera una alegría enorme. Conservo esta experiencia en mi corazón, porque son esos momentos los que hacen que valga la pena esta loca y exigente carrera.

Hänsel und Gretel con Maria Kanyova en la Lyric Opera of Chicago © Dan Rest

¿Consideras que, en el mundo que estamos viviendo en la actualidad, la ópera y la música son necesarias?
¿Necesarias como los alimentos, las medicinas, el agua potable y el aire? No yo no pondría a la ópera y a otra música en una categoría como esa. Alimentar a los niños, curar a los enfermos, proteger el planeta es algo que definitivamente es más importante. 

Dicho esto, el amor es muy importante, la amabilidad realmente importa, los atardeceres hacen mucho por el alma, los libros alimentan nuestra imaginación, viajar nos abre la mente, o una copa mirando un atardecer hace que uno se sienta bien, pero lo que es «necesario» para vivir y lo que hace que la vida valga la pena ser vivida son dos cosas muy distintas. 

La ópera y la música, en general, pertenecen definitivamente a la segunda categoría. Yo podría vivir sin música, pero ¡no querría hacerlo!

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