Leandro Marziotte: “El registro del contratenor te encasilla en el repertorio barroco”

Leandro Marziotte © Michal Novak

El joven contratenor Leandro Marziotte (Uruguay, 1984) interpretará el rol del mitológico cantor tracio en el montaje de la ópera Orfeo ed Euridice del compositor alemán Christoph W. Gluck (1714-1787) el próximo mes de marzo en el escenario del Teatro de Bellas Artes. Serán cuatro funciones con la participación de la orquesta titular del citado teatro bajo la dirección de Iván López Reynoso con la participación de las sopranos Anabel de la Mora (Euridice) y Mariana Ruvalcaba (Amore). 

Este cantante posee una voz de singular colorido, hermosa sonoridad y segura musicalidad. Su preparación profesional en la dirección coral inició en Salto, su ciudad natal, bajo la guía de la maestra Ana Laura Rey, mientras que su enseñanza vocal se desarrolló inicialmente en la Escuela Universitaria de Música de Montevideo, formación que continuaría en Argentina, Francia y los Países Bajos, bajo la ilustre orientación de diversas personalidades, entre las que destacan Martin Gester, Nicole Fallien, Peter Kooij, Michael Chance y Barthold Kuijken.

Luego de una destacada trayectoria en importantes escenarios del mundo y diversos registros discográficos para sellos como ACCENT, CPO y Harmonia Mundi, entre otros, es muy grato tenerlo en nuestro país y conversar con este gran cantante al respecto de su carrera, experiencias e inquietudes artísticas, en una entrevista exclusiva para Pro Ópera:

Orfeo & Euridice © Andreas Tamme

¿Cómo nace su pasión por la música antigua y la ópera barroca?
Yo vengo de Salto, una ciudad al norte del Uruguay donde en mi época no había muchas posibilidades de estudiar música clásica y menos canto lírico. Por lo tanto, fui descubriendo este repertorio más adelante. Luego me mudé a Montevideo a estudiar en la Universidad y ahí realmente descubrí la música antigua y se me abrió un mundo nuevo. El propio registro vocal del contratenor te encasilla en el repertorio barroco. Quizás un tenor o una soprano tenga más de dónde elegir; en cambio el contratenor, si bien puede interpretar música de otros períodos, la gran mayoría de las obras para él están en el período barroco.

En breve usted cantará en L’Orfeo y las Vísperas de la Santísima del compositor cremonés Claudio Monteverdi. ¿Cómo se siente al cantar estas obras y qué opina del “Divino Claudio”?
Bueno, hablar de Monteverdi es hablar de uno de los más grandes maestros no solo del barroco sino de la historia de la música. Para mí es siempre un placer cantar y escuchar este repertorio tan rico no solo en armonías sino también en la declamación del texto. Su música es de una inteligencia poco común y logra transmitir intensamente de una manera simple y cercana. Monteverdi es uno de los compositores que abre camino a la música escénica y a la ópera que conocemos hoy. Creo que es muy difícil interpretar bien las obras de Monteverdi, ya que está más alejado de lo que generalmente nos enseñan en las escuelas de canto. Particularmente, en estas obras no estoy muy expuesto, pero se necesitan todos los personajes y los roles para armar el todo de una obra. A veces nos toca interpretar papeles más importantes y otros secundarios, pero hay que tomarlos todos con el respeto y la seriedad que se merecen. En este caso tengo la dicha de poder hacer este repertorio con excelentes colegas de distintos puntos de Europa con el ensamble Cappella Mediterránea dirigido por Leonardo García Alarcón.

Su voz posee un amplio registro, así como matices dulces e infantiles muy particulares. ¿Podría platicarnos acerca de su propia voz?
Es la primera vez que me dicen que mi voz tiene matices infantiles, pero me lo tomo como un hermoso halago, porque mi voz de niño era evidentemente aguda, pero al pasar a la adolescencia, si bien la voz hablada cambió, mi voz cantada seguía siendo aguda. Siempre me he sentido cómodo cantando de esta forma. Y no era que yo quisiera ser contratenor porque ni siquiera sabía que existía ese registro, pero me salía así naturalmente.

Quizás esos matices más dulces son los que me permito hacer en ciertos momentos específicos donde me nace cantar pianissimi al interpretar pasajes íntimos o dolorosos, dependiendo de lo que me despierte la partitura en ese momento. Muchas veces en la ópera, sobre todo, se le da mucha importancia al volumen, pero creo que los matices son tan importantes como el caudal vocal. Creo que cada momento amerita un color diferente y de eso se trata interpretar.

En el caso de mi último disco Las musas de América, al ser música creada por mí y al tener dejos del folklore mezclado con sonoridades más barrocas, el tipo de emisión vocal es completamente diferente. Pero me gusta adaptarme al repertorio que estoy cantando y no interpretar todo de la misma forma.

Usted ha registrado su voz en numerosas grabaciones, recientemente el disco compacto que acaba de mencionar. ¿Podría platicarnos de este álbum?
Sí, he tenido la suerte de grabar diferentes discos a lo largo de estos años. He grabado en Alemania para la SONY Music y Harmonia Mundi un disco de cantatas de Bach con el ensemble Musicus Köln dirigido por Christoph Spering. He realizado una grabación inédita de cantatas barrocas napolitanas para el sello discográfico italiano Arcana. También participé en la grabación de la ópera Rodrigo de Händel para el Festival Internacional Händel de Göttingen, dirigido por Laurence Cummings. 

Y tuve la suerte de participar increíblemente en el estreno y grabación mundial de una ópera barroca en el siglo XXI. La ópera Flavio Crispo de Johann David Heinichen había sido prohibida en su época por su contenido y luego estuvo perdida durante muchos años. Fue entonces el ensemble Il Gusto Barroco de Stuttgart, dirigido por Jörg Halubek, el que descubrió y reeditó esta partitura donde tuve el honor de cantar el rol principal de Flavio Crispo. Con este mismo ensemble realizamos recientemente la grabación de la ópera Cleofida donde Georg Philipp Telemann escribe nuevos recitativos en alemán de la ópera italiana Poro de Georg Friedrich Händel, dejándole las arias en italiano. Este disco saldrá dentro de pocos meses.

Y bueno, como lo comentaba anteriormente, aparte de todo este repertorio más barroco, me he lanzado por un nuevo camino que me llena de satisfacción. Justamente durante el período de la pandemia, con muchas óperas y proyectos cancelados, he tenido el tiempo necesario para dejar brotar mi lado más creativo y componer mi propia música.

Comencé buscando poemas de una de las escritoras más importantes del Uruguay que se llama Juana de Ibarbourou. Luego, al ir investigando, vi que estaba relacionada con Alfonsina Storni de Argentina y con Gabriela Mistral de Chile. Justamente en enero de 1938 se juntaron las tres escritoras en Montevdieo para realizar una conferencia internacional. Esta conferencia se llamó “Las musas de América” y de ahí es donde salió el nombre de mi disco. Por lo tanto, me puse a buscar poemas de estas tres mujeres maravillosas e hice una selección de los diez poemas que más me inspiraban. Estas mujeres eran super fuertes y se animaron a hablar de muchos temas que en aquella época eran muy conflictivos pero que increíblemente muchos todavía siguen vigentes.

Por lo tanto, tomé mi guitarra y compuse esta música a la cual luego se agregó un clavecín, interpretado por el argentino Ariel Rychter, y una viola da gamba interpretada por la venezolana María Elena Medina. El estilo es una fusión difícil de encasillar ya que es una mezcla de todas mis vivencias musicales. Los invito a descubrir esta música que se encuentra en todas las plataformas digitales.

¿Le gusta cantar música sacra? ¿Cuáles son sus obras de carácter religioso favoritas? ¿Le agrada cuando estas obras se representan escénicamente?
Me gusta cantar todo tipo de repertorio. Hay una riqueza enorme dentro de la música sacra ya que en muchos períodos era el repertorio que más se creaba. Siempre recuerdo una de las primeras obras que canté con orquesta, el Stabat Mater de Vivaldi. Y más allá de la creencia de cada uno, es una obra de una fuerza que conmueve mucho. Creo que Vivaldi supo describir perfectamente el dolor de una madre sufriendo la agonía de un hijo. Siempre me conmueve esta obra.

Luego, absolutamente todo el trabajo de oratorio de Bach es sublime, donde cada armonía y cada palabra parece estar exactamente en el lugar preciso. Y si hablamos de representación escénica de los oratorios, yo creo que son completamente válidos al estar describiendo una historia como cualquier otra. Si se lo toma con respeto y dedicación, cualquier tipo de expresión artística es válida y siempre habrá un público que le guste más y otro un poco menos.

Serse © Nilz Bohme

¿Es de su agrado participar en montajes operísticos o prefiere los recitales y conciertos?
Cada proyecto tiene sus cosas buenas, pero me gusta mucho la escena. Creo que en la ópera se juntan todas las artes: el canto, la música instrumental, la danza, el teatro, el vestuario, la escenografía y un sinfín de trabajos que no se ven a simple vista cuando el público ve las producciones. Aparte, uno ensaya muchas semanas y puede trabajar hasta el más mínimo detalle. Realmente me fascina este mundo operístico. De todas formas, también es muy agradable armar recitales porque uno puede elegir el repertorio que a uno le gusta. También me encanta participar en conciertos y conocer diferentes colegas y salas del mundo. Lo importante es disfrutar cada momento y brindar lo mejor de uno en cada situación.

¿Cuáles son sus roles operísticos predilectos?
Bueno, yo tengo un enamoramiento por las óperas händelianas, pero es que hay tantas que no sabría cuál elegir. Hay roles maravillosos como Bertarido en Rodelinda, Arsamene en Serse, Ottone en Agrippina o roles protagónicos como Orlando o Giulio Cesare… todas óperas maravillosas.

He tenido la suerte de interpretar muchas de estas obras en el Festival Internacional Händel en Halle, la ciudad natal de Händel. Este año tendré el placer de cantar en la producción de Serse y en el oratorio escenificado Brockes Passion.

Pero bueno, aparte de estas óperas, indudablemente el Orfeo de Gluck es uno de mis roles preferidos. Lo disfruto desde el principio hasta el fin y me siento muy dichoso de estar interpretándolo aquí en México.

Brockes Passion © Andreas Tamme

¿Considera que haya competencia entre los contratenores que actualmente dominan el panorama operístico barroco?
Yo creo que la competencia es para el automovilismo o para el deporte en general. En el arte no tendría que haber competencia. Cada uno aporta algo diferente y nos enriquecemos todos. Pienso que los concursos de música son muchas veces muy subjetivos y no tienen mucha razón de ser en el arte.

Creo que hay lugar para todos, que cada uno tiene que luchar por superarse y no por superar al de al lado. Si uno hace bien su trabajo, con dedicación, amor y seriedad las cosas llegan solas tarde o temprano.

¿Quiénes son sus cantantes favoritos?
Siempre recuerdo el primer disco que escuché de un contratenor: era de Andreas Scholl. Mi profesora de canto en Uruguay me lo había regalado y en aquel momento descubrí un mundo nuevo. Evidentemente, eran otras épocas y la voz de contratenor ha ido evolucionando en estos años, pero su calidez vocal siempre me fue muy inspiradora. Luego siempre me ha gustado la sonoridad de la mezzosoprano Janet Baker o de la soprano Jessye Norman, en este caso no solo por su canto sino por su forma de ver el mundo artístico. De todos modos, me gusta escuchar a todos los cantantes y creo que de absolutamente todos uno aprende, de lo bueno y de lo no tan bueno de cada artista.

Actualmente, el mercado del disco clásico ha ido gradualmente disminuyendo. ¿Qué opina al respecto?
Yo creo que hay que ir adaptándose a las nuevas realidades. Tener un disco físico es como tener un libro. El hecho de tenerlo entre las manos, poder leer los textos, la introducción, las fotos de los artistas o de la grabación y concentrarse exclusivamente en escuchar un disco es un lujo incomparable. En este mundo loco donde la gente solo escucha unos pocos segundos de cada música a través de las redes sociales, poder sentarse solamente a escuchar música es maravilloso y es encontrarse con uno mismo. Hay demasiada información en internet. Por lo tanto, tener un disco físico nos ayuda a elegir.

A Midsummer Night’s Dream © Federico Pedrotti

¿Cuáles son sus expectativas con respecto al inminente montaje de Orfeo ed Euridice de Glück previsto para el próximo mes de marzo en el Palacio de Bellas Artes de México?
Me siento super afortunado de cantar en el Palacio de Bellas Artes, un lugar tan emblemático e importante para el arte, no solo en México sino en toda Latinoamérica. Pero aparte el ambiente de trabajo es ideal, el que uno quisiera tener siempre, con un excelente nivel musical y humano, que muchas veces es el más importante de todos. Porque la música transmite humanidad y cuando se crea esta magia en el trabajo y en el escenario, el público lo puede apreciar. Así que muy orgulloso de cada uno de mis colegas que aportan lo mejor para crear este espectáculo que se vaticina maravilloso.

¿Es feliz viviendo en el mundo actual?
Hay tanto por mejorar, tantas injusticias en todas partes del mundo que decir que uno está feliz en el mundo que vive sería ser un poco egoísta. Pero también hay que ser agradecido con lo que uno tiene y creo que soy extremadamente afortunado de vivir de lo que amo, que es la música. Justamente creo que nuestra misión como artistas es visibilizar, concientizar y sensibilizar al público a través de las diferentes expresiones artísticas, de las cosas que sí podemos mejorar individualmente y que a la larga podrán generar un cambio más importante globalmente. Creo que el artista tiene el poder de describir y de transmitir lo que mucha gente siente, pero no sabe cómo expresarlo. Es un arma muy poderosa y tenemos que usarla de la mejor manera posible.

Por último, ¿podría contarnos sobre sus proyectos venideros y también qué obras le gustaría cantar por primera vez en el futuro?
Este año está muy cargado de actividades. Comencé cantando el Stabat Mater de Scarlatti en Lyon, Francia, con un grupo de solistas exquisitos. Luego viajé a Uruguay para hacer la presentación de mi disco. Después viajé a Europa por cinco días a cantar un recital de música barroca veneciana en frente al lago de Konstanz, al sur de Alemania, con la Orquesta Filarmónica de Konstanz. Inmediatamente después me vine para México para interpretar el Orfeo de Gluck en Bellas Artes y también para presentar mi disco Las musas de América, organizado por la Embajada de Uruguay en México en el Conservatorio Nacional de Música el día 1 de marzo.

Después viajaré a Francia donde cantaré cantatas de Bach en Nantes. Luego estaré cantando L’Orfeo de Monteverdi en Paris, Nancy y Namur en Bélgica. Al mismo tiempo estaré cantando A Midsummer Night’s Dream de Benjamin Britten en la Opera de Halle en Alemania. Y para el Festival Internacional Händel de Alemania haremos la grabación en DVD de Brockes Passion y estrenaremos Serse de Händel. Luego estaré viajando a Canadá en el mes de julio donde haré cuatro programas diferentes en dos semanas. Dos conciertos con el ensemble Cappella Mediterranea, dirigidos por Leonardo García Alarcón, y dos conciertos con el Ensemble Caprice de Canada, dirigido por Matthias Maute. Más adelante estaré interpretando el rol de hechicera en Dido and Eneas en Alemania y luego cantaré en Acis and Galatea de Händel en el Grand Theatre de Ginebra.

En cuanto a los roles que me gustaría cantar siento que hay muchos de Händel por descubrir, pero sobre todo el repertorio operístico más olvidado o menos interpretado injustificadamente: el de Vivaldi. Sería un sueño poder cantar alguna de sus maravillosas operas como Orlando furioso. Pero bueno, yo siempre creo que las cosas llegan en el momento preciso, simplemente hay que saber esperar.

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