Il Tenore-Freddie De Tommaso

Il Tenore
Freddie De Tommaso (tenor), con Lise Davidsen (soprano), Natalya Romaniw (soprano), Aigul Akhmetshina (mezzosoprano)
Philharmonia Orchestra
Paolo Arrivabeni
DECCA CD

El tenor británico-italiano Freddie De Tommaso presenta su segundo disco como solista con arias y duetos de óperas de Puccini y Bizet. Desde su llegada al mundo operístico, este joven cantante ha ido ganándose aprobación y admiración, tanto de la crítica como la del público. Pese, o gracias, a su juventud (tiene 29 años), De Tommaso tiene un timbre de tenor lírico con miras a ser spinto puro en algunos años, y es de admirar la madurez vocal e interpretativa con la que canta. Ha sabido llevar bien su carrera cantando roles que le van bien a su voz y que resaltan sus más distintivas características: un color oscuro, emisión potente pero con la capacidad de hacer matices, agudos con brillo, además de cantar con pasión y entrega. 

Recientemente ha cantado en teatros europeos importantes como The Royal Opera House de Londres, Bayerische Staatsoper de Munich, Dutch National Opera, Wiener Staatsoper de Viena e incluso su reciente debut en el Teatro alla Scala de Milán en el rol de Maurizio de Sassonia en Adriana Lecouvreur de Francesco Cilea.

En esta selección de arias y duetos, De Tommaso eligió óperas que ya ha cantado en escena, tales como Tosca, Madama Butterfly y Carmen, además de incluir dos arias de Turandot de Puccini. Lo acompañan tres excelentes cantantes en cada uno de los tres duetos: la soprano noruega Lise Davidsen en el dueto del acto I de Tosca; la soprano galesa Natalya Romaniw en el dueto del acto I de Madama Butterfly; y la joven mezzosoprano rusa (de 21 años de edad) Aigul Akhmetshina, en el dueto final de la ópera Carmen.

Desde que abre el disco con el aria de Mario Cavaradossi ‘Recondita armonía’ de Tosca, escuchamos la voz plena y redonda del tenor. Hay una cualidad casi evocativa en su canto de la manera en que se interpretaban estas arias en el pasado; no por nada el tenor anglo-italiano se ha declarado admirador de Franco Corelli. Su registro agudo es brillante y se expande al llegar al agudo, sin perder jamás el squillo.

Uno de los momentos estelares del disco es el dueto ‘Mario! Mario!… Non la sospiri… Quegli occhi!’ de Tosca, en donde escuchamos la luminosa voz de Lise Davidsen en el rol de la diva romana. Su voz y la de De Tommaso se acoplan perfectamente, matizando las emociones que se plasman en este dueto entre Tosca y Cavaradossi. Davidsen adapta muy bien su voz al estilo pucciniano y su dicción en italiano es clara. De Tommaso es muy seguro en sus entradas, sobre todo en las más difíciles como la frase ‘Ah, m’avvinci ne’ tuoi laci…’; es un Cavaradossi que suena muy varonil.

De la misma ópera de Puccini, De Tommaso interpreta el aria ‘E lucevan le stelle”; la emisión en ningún momento se escucha forzada y sus dinámicas vocales son de buen gusto. Tiene esa llamada italianitá en su forma de interpretar, sabiendo llevar al crescendo de las emociones, como en esta aria en particular. 

‘E lucevan le stelle’, aria de Mario Cavaradossi en Tosca de Puccini

Le sigue el aria de Caláf “Non piangere, Liú” de Turandot, donde De Tommaso se centra más en la expresividad y menos en mostrar el poderío de su voz. Imprime la ternura necesaria en el momento en que le está pidiendo a Liù que lo entienda, para luego desbordar su angustia en la frase ‘che non sorride piú’. Incluye también la famosa aria ‘Nessun Dorma’, donde De Tommaso hace lucir el carácter heroico del personaje y su voz se siente cómoda en ella. Su timbre oscuro y expansivo cubre bien el agudo final en ‘Vinceró!’. 

‘Nessun dorma’, aria de Calaf de Turandot de Puccini

Otro rol que De Tommaso ha cantado en varios teatros importantes es Pinkerton en Madama Butterfly. Aquí podemos escuchar la segunda parte del dueto del acto I ‘Vogliatemi bene’ con la soprano Natalya Romaniw. La voz de esta cantante galesa es de timbre oscuro, no muy común para una Cio-Cio-San, pero la interpreta con gran musicalidad y potencia. Dado el color de la voz de De Tommaso, la selección de una soprano de voz más robusta para este dueto es correcta. Hay momentos en los que se siente que ella está llegando al límite y él se oye más libre; se agradece que ambos matizan y no convierten el dueto en una competencia para ver quién proyecta más sonido. De Tommaso canta la breve pero muy emotiva aria ‘Addio fiorito asil’ de manera tan sentida que uno piensa por un momento en perdonar a Pinkerton por lo que le hizo a Butterfly. 

‘Addio fiorto asil’, aria de Pinkerton en Madama Butterfly de Puccini

Resulta interesante escuchar después los dos fragmentos seleccionados de la Carmen de Bizet, en los que De Tommaso moldea su voz, tanto para el estilo francés como para cantar en el idioma que requiere un poco más de máscara. Interpreta el aria de Don José ‘La fleur que tu m’avais jetée’. Su voz sigue siendo sonora y su fraseo elegante, pero los adecua para no desbordar su instrumento, como se puede permitir en las óperas puccinianas. Su dicción en francés es buena y el rol de Don José le queda como mandado a hacer. 

Cierra el disco con el dueto ‘C’est toi!… c’est moi!’, de esta misma ópera, con la impresionante interpretación de la joven mezzosoprano rusa Aigul Akhmetshina como Carmen. Esta cantante, que proviene del Jette Parker Young Artists Programme de la Royal Opera House, es una intérprete que, al igual que De Tommaso, posee una gran madurez vocal e interpretativa para su corta edad. Su timbre es hermoso, aterciopelado y brillante en el registro agudo; su registro grave es redondo, con la misma sonoridad que el central. Ella y De Tommaso cantan con intensidad y buen gusto este desgarrador dueto final de Carmen. Los acompaña el Apollo Voices en la breve intervención que tiene el coro en esta escena, al igual que en el aria ‘Nessun Dorma’. 

Paolo Arrivabeni dirige a la Philharmonia Orchestra con tempi correctos. Da expansión al sonido y a las frases para que De Tommaso pueda lucir su voz. Cada aria y dueto está bien lograda en cuanto al arco dramático de la orquesta y no se sienten las dinámicas orquestales forzadas; todo fluye con musicalidad y estilo. Arrivabeni hace bien en pedir de sus músicos un tejido orquestal delicado en algunos momentos y un sonido efervescente en las partes más intensas.

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