Die Walküre en Dallas

Die Walküre en concierto con la Dallas Symphony Orchestra

Mayo 5, 2024. Con Die Walküre WWV 86B, continuó el ciclo que la Dallas Symphony Orchestra está llevando a cabo durante este año de la tetralogía conocida como El anillo del nibelungo, ciclo que será interrumpido y se retomará de nueva cuenta en el mes de octubre de este mismo año. 

Richard Wagner compuso la música de Die Walküre (La valquiria) entre 1854 y 1856, y es el título del Anillo se suele montar en escena con mayor frecuencia y, gracias a él, se puede entender el intenso e inmersivo universo musical del compositor, con la adrenalina que provoca, por ejemplo, escuchar el conocido preludio del tercer acto, “La cabalgata de las valquirias”, entre otros.

Al final, la música de Wagner es conocida aún por quienes no saben quién fue él. Un personaje venerado por muchos, como también despreciado; pero no se puede negar que se trata de una figura importante de la segunda mitad del siglo XIX, cuya influencia dio forma a diversos aspectos de la cultura occidental, que han ido más allá de la parte estrictamente musical, como podría ser la política, la literatura, la filosofía, y cuyo legado perdura años después de su muerte. 

La ejecución de Das Rheingold (El oro del Rin) había dejado buenas sensaciones, pero esta versión del segundo drama musical épico del Anillo superó las expectativas y dejó muchas satisfacciones en la parte vocal y en la orquestal entre el público que abarrotó las butacas de esta sala de conciertos. Si bien las óperas se presentan en formato de concierto, una vez más se vio el toque del director de escena Alberto Triola, quien colocó algunas sillas sobre el escenario, además del uso brillantes de colores, con la iluminación de Krista Billings. 

Algunas ideas como la de Wotan fingiendo levantar con el brazo una espada, o Siegmund y Siegliende caminando por los pasillos entre el público, o personajes de espalda al público, si bien no inciden en la trama, serían innecesarias, considerando el valor musical y vocal que emana de esta partitura, y parecerían de cierta forma ir contra la idea de la orquesta, de enfocarse en la música y el canto, que se complementa con una descripción de la trama en la pantalla donde se proyectaba también el supertitulaje.

El aspecto vocal conmovió e inquietó a muchos, por la descarga de emotividad que regaló el primer acto con la sólida y penetrante voz del tenor Christopher Ventris, quien como Siegmund exhibió una voz robusta, de notables cualidades como la claridad y la coloración de su timbre que supo compenetrar y compaginar con la sensibilidad, la ternura y el sentimentalismo que le aportó a Sieglinde, por voz y presencia, la soprano estadounidense Sara Jakubiak, cuyo final del primer acto provocó una expresiva y tumultuosa ovación, que ocasionó que ambos cantantes salieran a agradecer varias veces los intensos aplausos. 

Hasta ahora, esta interpretación será recordada como uno de los puntos memorables de este Anillo. Por su parte, el bajo danés Stephen Milling personificó un malévolo y fornido Hunding, cuya voz resaltó más por desmedida potencia, que no fue siempre refinada o aplicada con sentido. El bajo-barítono Mark Delavan exhibió notables medios vocales y experiencia como Wotan, con una voz bien administrada y matizada, y la mezzosoprano turca-alemana Deniz Uzun, quien especialmente como Fricka, aunque cantó también el papel de Waltraute, agradó por su luminoso y explosivo despliegue vocal, con una voz de cualidad oscura, sedosa, y enérgica pero bien encaminada hacia el carácter de su papel.

Gustó el desempeño vocal de la soprano Lise Lindstrom, quien convenció por la manera como se envolvió en la piel del personaje de Brünnhilde, mostrando desenvoltura, dramatismo y fragilidad cuando la escena se lo requería. No se puede dejar de mencionar el aporte del resto de las valquirias cantadas por las sopranos Alexandra Loutsion (Gerhilde), Miriam Clark (Ortlinde), Kathryn Henry (Helmwige), Sun-Ly Pierce (Siegrune), así como las mezzosopranos Jennifer Johnson-Cano (Schwertleite), Melody Wilson (Rossweisse) y Renée Tatum, quien cantó el papel de Grimgerde. 

La conducción de Fabio Luisi estuvo más enfocada y detallada que en Das Rheingold, más atento a la proyección de las voces y al balance con la masa orquestal, y los músicos de la orquesta respondieron con una buena ejecución, uniforme en todas sus líneas, sobre todo brillante en los metales, que en su balance general regaló momentos emocionantes, inquietantes y sugestivos como solo esta música puede transmitir. 

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