Gala Victoria de los Ángeles en Barcelona

Joyce DiDonato y Marina Viotti © Antoni Bofill

Noviembre 7, 2021. El 1 de noviembre se cumplieron los cien años del nacimiento en esta ciudad de una de las grandes sopranos de la historia. No sé si la más grande porque todos tenemos nuestras preferencias, pero sí fue única: Victoria de los Ángeles.

En el Liceu se dieron cita once cantantes, la orquesta y un director, un pianista y un guitarrista, para recorrer de algún modo los puntos principales del repertorio de la artista. Nombres importantes y otros menos conocidos, pero igualmente satisfactorios. Y así tuvimos canción de cámara (castellana, catalana, gallega, alemana) y ópera italiana (Mimì, Desdemona, Rosina, Suor Angelica), francesa (Manon, Charlotte, Carmen), inglesa (la Dido de Purcell), española (La vida breve de Falla) y alemana (Elisabeth de Tannhäuser de Wagner). Esta última debía de haber incluido también Elsa y Ariadne, pero Anne Schwanewilms enfermó poco antes del ensayo y tuvo que quedarse en el hotel.

Maria Agresta © Antoni Bofill

Así desfilaron Dame Sarah Connolly (Schubert, Brahms y la Dido de Purcell), Joyce Di Donato (Obradors, Charlotte y el gato del dúo bufo de Rossini), Marina Viotti (negro spiritual, Rosina, la otra mitad del dúo rossiniano, y Carmen), Louise Alder (Schubert, Mendelssohn, y la Condesa de Mozart), Helena Resurreiçâo (Halffter), Maria Agresta (Mimì y Desdemona), Sabina Puértolas (Mompou y Manon), Fatma Said (Salud, Schumann), Juliana Grigorian (Butterfly y Suor Angelica), Irène Theorin (Elisabeth), y al final, lideradas por Grigorian, todas entonaron la ‘bachiana brasileira’ de Villalobos (y así la América Latina, tan unida al nombre de la cantante estuvo también presente).

No tiene sentido hacer una crítica en este caso, solo consignar el evento y dar gracias porque casi no hubo ensayos (se notó un tanto en la obertura de Tannhäuser, único número no vocal). Todos dieron lo mejor de sí, y es inútil negar diferencias y preferencias, pero nadie sonó fuera de lugar y algunas sobresalieron en su selección (Di Donato, Connolly, Viotti y Agresta). 

El director fue Lucas Macías con la orquesta del Teatro, el pianista Julius Drake (muy exigido) y el guitarrista Bernardo Rambeaud para el ‘Fado’ de Halffter. También hubo una concepción escénica acertada de Vincent Huguet con los vestidos de la soprano (tal vez habría hecho falta una foto), las filmaciones que ella misma supo realizar o que de ella se hicieron, agrupaciones antidivísticas (Di Donato, Grigorian y Connolly sentadas en un diván para las arias más trágicas y contándoselas una a las otras por turno), y variedad dentro de la sobriedad y la aversión al show off que siempre caracterizó a Victoria. Mucho público, mucha emoción, mucho aplauso. Gracias a la Fundación que lleva su nombre y, en la medida en que facilitó las cosas, al Gran Teatre del Liceu.

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