La rosa del azafrán en Madrid

La rosa del azafrán en el Teatro de la Zarzuela de Madrid © Elena del Real

Enero 25, 2024. Después de una ausencia de poco más de dos décadas, un éxito rotundo obtuvo el Teatro de la Zarzuela madrileño con la reposición de la zarzuela La rosa del azafrán del compositor toledano Jacinto Guerrero y libreto de la dupla compuesta por Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw, basada en la comedia El perro del hortelano del dramaturgo español Lope de Vega. 

La zarzuela, una de las más populares del repertorio lírico español, expone los inconvenientes del amor entre dos personas de diferentes clases sociales en algún rincón de la Mancha a mediados del siglo XIX. Como la joven y rica hacendada Sagrario, un gran desempeño tuvo la soprano canaria Yolanda Auyanet, cantante de importantes medios vocales, refinada y muy implicada en la composición de su parte. De los muchos grandes momentos que le dio a la noche, su canción ‘La rosa del azafrán es una flor arrogante’, que da nombre a la zarzuela, cantada con gran emoción, resultó un golpe al corazón y recibió una merecida celebración del público. 

Como su enamorado, el labrador Juan Pedro, el barítono andaluz Juan Jesús Rodríguez presumió de una voz de superlativa calidad: potente, caudalosa, de emisión segura e impoluta línea. Su famosa canción ‘Cuando siembro voy cantando’ recibió una ensordecedora ovación que casi hizo caer la sala y solo fue el preludio de una actuación que siempre iría de más en mejor. 

Pródiga en recursos, la soprano canaria Carolina Moncada sacó buen partido de la parte de la criada Catalina, dejando entrever un interesante patrimonio vocal. Dio buen contrapunto el tenor malagueño Ángel Ruiz, quien retrató con gran efectividad e hizo querible al simpático personaje del flojo Moniquito. Con gran histrionismo, le sacó toda la comicidad posible al pegadizo pasacalle ‘Dos por dos son cuatro’, divirtiendo al público a más no poder. No le fue zaga el madrileño Juan Carlos Talavera, quien encarnó un campesino Carracuca absolutamente desopilante. 

Indispensable del teatro español y con la sabiduría que dan los años, el oficioso actor Mario Gras dio cátedra delineando un emotivo Don Generoso, noble caído en desgracia y venido a menos, haciéndose con justicia acreedor a una buena parte de los vítores finales. Gran trabajo de la actriz y cantante catalana Vicky Peña como la ama Custodia. 

En los roles comprimarios, Chema León (Julián, el mendigo), Javier Alonso (pastor), Pep Molina (mozo) y Emilio Gavira (mozo) mostraron solvencia en sus cometidos. Mención especial para la cantante de música popular Elena Aranoa. El coro titular de la casa, a quien el compositor otorgó gran protagonismo, supo estar a la altura y descolló calidad de la mano de su director el maestro Antonio Fauro. 

Al frente de la Orquesta de la comunidad de Madrid, tuvo un gran desempeño el director de orquesta mallorquín José María Moreno quien, sin dejar nada librado al azar, condujo con gran energía, pulso firme y precisión a sus músicos, brindando una lectura de alto vuelo de la partitura de Guerrero. 

Con momentos de gran belleza, inspiradas marcaciones y particular atención al libreto, la nueva, inspirada y ultra tradicional producción escénica firmada por el madrileño Ignacio García dio un marco ideal al espectáculo. La escenografía del argentino Nicolás Boni retrató con gran eficacia el ambiente campestre, el cambio de las estaciones y la vida rural manchega, ayudado por la contrastante iluminación del catalán Albert Faura y el cuidadoso vestuario de la diseñadora manchega Rosa García Andújar. Al festín visual también contribuyeron las elaboradas coreografías de la toledana Sara Cano en las jotas manchegas. Al caer el telón, interminables ovaciones coronaron un espectáculo que se disfrutó de cabo a rabo.

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