Maria Egiziaca en Venecia

Escena de Maria Egiziaca de Ottorino Respighi en el Teatro Malibran de Venecia © Roberto Moro

Marzo 10, 2024. La fundación Teatro La Fenice de Venecia tiene el gran mérito de haber programado en su temporada de ópera una composición que estuvo ausente de los escenarios italianos durante mucho tiempo. Se trata de Maria Egiziaca de Ottorino Respighi: la partitura fue concebida como un tríptico de concierto, con libreto de Claudio Guastalla, basado en la vida de Santa María Egipcia de las Vite de’ Santi Padri (Vidas de los Santos Padres) de Domenico Cavalca. 

La historia, en definitiva, trata de una joven prostituta alejandrina que, tras convertirse al cristianismo, pasó casi cincuenta años recluida en el desierto para expiar sus pecados. Se trata de la sexta obra operística del compositor, que en esta ocasión introdujo toda una serie de personajes y estilos ligados siempre a la cuidada recuperación de la música del pasado, con especial atención a la época medieval. 

A pesar del texto —que a menudo termina en excesivas redundancias, con la consiguiente carga de la narrativa— este «misterio en tres episodios» se beneficia de su estructura equilibrada entre sinfonismo y teatro y, sobre todo, hace uso del valioso cincel musical. La orquestación de Respighi es de hecho ecléctica, pero al mismo tiempo rigurosa, caracterizada por cualidades intrínsecas de refinamiento y riqueza tímbrica. 

Manlio Benzi, al frente de una diligente y atenta orquesta del Teatro La Fenice, atento ejecutor de la densa partitura de Respighi, examinó atentamente la fascinante escritura del autor y captó tanto sus aspectos modernos como sus necesidades narrativas y dramatúrgicas. 

Un elenco bien variado y combinado también lo respaldó. Francesca Dotto destacó sobre todo y confirió a María una profunda credibilidad, obtenida gracias a su vocalidad intensamente expresiva y a sus inteligentes dotes interpretativas. Las presencias masculinas también fueron muy persuasivas: Vincenzo Costanzo perfiló incisivamente a El marinero y El leproso, Simone Alberghini dio a Pellegrino y al abad Zosimo ese carácter hierático que se adapta bien a dos papeles dedicados al ascetismo. 

El reparto lo completan con eficacia y excelente preparación Michele Galbiati, un acompañante; Luigi Morassi, otro acompañante; Ilaria Vanacore, La ciega y La voz del ángel; y William Corrò, una voz del mar. 

También merece una mención la bien preparada Maria Novella Della Martira, que transmitió bien las complejidades emocionales de la protagonista a través del baile. Destacó la actuación del Coro del Teatro La Fenice preparado por Alfonso Caiani. 

La puesta en escena íntegramente concebida por Pier Luigi Pizzi para el Teatro Malibran de Venecia es magnífica y encuentra, incluso en una partitura en cierto modo difícil de definir, preciosos estímulos para su ferviente imaginación artística. El resultado fue una puesta en escena en la que triunfaron las videoproyecciones, capaces de evocar paisajes seductores, que complementaron tanto la cuidada actuación de los artistas como los pocos objetos presentes en escena. El éxito final premió a toda la compañía de canto y a todos los artistas que contribuyeron a la creación del espectáculo.

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