My Fair Lady en Barcelona

El elenco y la orquesta de My Fair Lady © Antoni Bofill

Julio 22, 2021. Un gran musical se merece un gran teatro de ópera, sobre todo cuando los títulos de repertorio no logran pasar de la medianía. Es lo que ocurrió con la maravillosa obra de Lerner y Loewe sobre el Pigmalion del grandísimo Bernard Shaw (aunque hoy su sarcasmo, ironía y falta de corrección política podrían causarle algún problema…).

El Teatro hizo solo dos funciones en forma de concierto, pero con un concepto escénico de Guy Unsworth muy acertado: con apenas sillas y dos gramófonos se creó un espacio perfecto para la comprensión de la trama y la caracterización de los personajes, claro está, con la complicidad de los intérpretes.

El coro (preparado por Conxita García, al parecer por última vez, ya que pasa a asistente del director musical de la casa, Josep Pons), salvo algunas vacilaciones, cantó bien e intentó comunicar, lo que logró en particular en sus intervenciones junto al padre de la protagonista (Alfred Doolittle) encarnado maravillosamente (voz, canto, baile, actuación) por Peter Polycarpou, a quien se le aplaudió frenéticamente.

La orquesta sonó bien y tocó con esmero, pero pese a los esfuerzos de Alfonso Casado Trigo, especialista en el género, sonó sin el empuje y la soltura suficientes como se advirtió ya en la obertura.

Muy buena, la protagonista, Eliza, de Ellie Laugharne: muy hábil en los cambios lingüísticos y buena cantante en todos los números a su cargo (el más aplaudido, obviamente, fue el famoso ‘I could have danced all night’). Su terrible profesor Higgins estuvo en las manos y cuerdas vocales de Steven Pacey, maduro y ducho en estas lides, como requiere el personaje, con un canto persuasivo, flexible y nunca tenso; consumado artista. Muy sólido estuvo el coronel Pickering de Richard Stuart. Bien, en el poco interesante personaje de Freddy, el rival en amores (aunque tiene la maravillosa ‘The street where you live’) Nadin Naaman. Y mención especial merece Susie Blake, que apenas canta unas líneas, pero quien se encarga de los personajes femeninos secundarios (Mrs. Higgins y Mrs. Spearce, madre y ama de llaves de Higgins, y una mujer de clase baja del barrio de Covent Garden): su voz, sus acentos y sus movimientos fueron de gran nivel.

Buena asistencia de público y gran éxito, si bien parece que los títulos de siempre, aunque estén realizados a medio gas, atraen más espectadores.

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